Agile nos habla de personas, de equipos que aportan valor a sus clientes con la colaboración y la adaptación continua al cambio que exige el nuevo contexto, como premisa. Estamos, como tantas veces se ha explicado ya, en un entorno VUCA (Volatile, Uncertain, Complex, Ambiguous), que se caracteriza por su volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad.
Para desenvolverse en él se necesitan las habilidades adecuadas que proporcionen la confianza necesaria para la consecución de los objetivos.
Y ahí surge la figura del agile coach, cuya responsabilidad es acompañar a esas personas y equipos en el camino de la transformación hacia una cultura y forma de trabajar en la cual puedan promover sus propias ideas para aportar el mayor valor posible.
El papel del agile coach
Decía Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar…”. Así es como yo veo, con permiso de los expertos, el rol del agile coach, porque se trata de ir abriendo un camino, de crearlo sobre la marcha para recorrerlo de manera consciente y teniendo en cuenta nuestras propias limitaciones, sin que tenga por qué haber un final.
En él se debe dejar espacio para que cada persona comience desde el punto en el que se encuentre porque es posible que el punto de partida sea un scrum master con experiencia en diferentes equipos y situaciones, pero no es una condición necesaria.
Lo importante, una vez más, es el camino. Se trata de construirlo y la manera de hacerlo requiere que los protagonistas busquen su punto de partida mediante el autoconocimiento.
Si acudimos a los expertos, una de las referencias sobre el tema es el libro de Lyssa Adkins, “Coaching agile teams”, que nos invita a reflexionar sobre nosotros mismos sacando a la luz nuestras fortalezas y puntos de mejora. Llama la atención sobre tres aspectos:
- Reflexionar sobre la forma en la que nos comportamos ante situaciones de conflicto.
- Sobre la manera en que nos comunicamos y si tenemos en cuenta las necesidades de los demás y sus reacciones.
- Y respecto a si somos conscientes de nuestras reacciones emocionales y si podemos controlarlas.
Relación del agile coach con el equipo
Existen distintos estilos de agile coach y el hecho de conocernos mejor repercutirá en nuestra relación con los equipos y nos permitirá aplicar las herramientas más adecuadas en cada momento y situación.
Si preguntamos a distintos agile coaches, cada uno define su papel de diferente manera. Veamos tres ejemplos:
- Es un “intérprete” que debe observar y traducir lo que le llega de los equipos para introducir acciones de mejora que conduzcan a un cambio de mentalidad y un mayor rendimiento.
- Es un “elemento activo” de una organización, encargado de impulsar a la acción para conseguir un crecimiento continuo.
- Su función fundamental es el “acompañamiento” de los equipos y organizaciones en su proceso de transformación.
En cualquier caso, la mirada del agile coach debe ser tridimensional:
Por un lado, debe asistir a las personas en la adopción de la mentalidad agile; por otro, debe promover la autoorganización de los equipos, su autonomía y responsabilidad hacia el proyecto en curso y, finalmente, debe guiar a las organizaciones hacia una transformación agile a través de una mirada a sus estructuras organizativas, sus procesos y sistemas de trabajo.
En Telefónica estamos construyendo nuestro propio camino: #TheNewTelefónicaWay

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