Es complicado en los tiempos que corren decir que algo, tecnológicamente hablando, lleva cinco años de recorrido, como el Alcalá Data Center de Telefónica. Muchas tecnologías aparecen y desaparecen, así como las compañías que las propician, o quedan relegadas a un uso testimonial (contenedores LXC, Google Wave, móviles modulares…). Un lustro en tecnología es mucho tiempo, y ya no digamos mantenerse en la cresta de la ola durante el mismo, que en el ámbito que nos ocupa podríamos calificar de “movidito”.
Y, sin embargo, “ahí está”, parafraseando al famoso “ma si muove”. El Alcalá Data Center de Telefónica se construyó con vocación de futuro y con idea de ser una referencia en el sector. El triunfo no está, por tanto, en haber descollado en su momento, sino en seguir sobresaliendo porque, como decía, la tecnología no espera a nadie. Los data centers que alojan y dan servicio a los más punteros servicios cloud es preciso que cumplan con una serie de certificaciones y de compromisos “de base” para poder construir sobre ellos. Con la nube se puede tocar el cielo de los negocios, pero sin las comunicaciones y la seguridad adecuadas no vamos a ninguna parte. Es en este último punto, además, en el que Telefónica da el “do de pecho” con una completa y diferencial oferta de servicios.
El Alcalá data center de Telefónica no solo es uno de los pocos (muy pocos) data centers comerciales TIER IV Gold que hay en el mundo, sino que, además de contar con unas infraestructuras excepcionales, ofrece una gran diversidad de servicios virtuales, que son en definitiva los que soportan las aplicaciones y necesidades de cloud. En este sentido el Alcalá Data Center garantiza una continuidad de uso ininterrumpida.
No es un tema menor gestionar un data center como éste; sus características implican que no solo haya que diseñar y construir el sitio con arreglo a unos estándares y formas de construcción específicas, sino que hay que mantenerlo en la cúspide de los centros de datos y no puede haber interrupción alguna para los negocios de los clientes para que el conjunto no pierda su sentido y su valor.
Como alguien escribía, a quien navega por Internet no le importa la refrigeración, las cámaras, los procesos, sistemas de generación y demás cacharrería necesarios para que este data center pueda continuar dando servicios, pero su buen funcionamiento y que pueda seguir proporcionando servicios desde la nube a miles de clientes depende precisamente de la inversión necesaria para garantizar lo anterior.
Esta capilla sixtina de los centros de datos está, como debe ser en el mundo tecnológico, en crecimiento, evolución y consolidación constante, añadiendo nuevas pinceladas, nuevos servicios, expandiendo las fronteras de lo que en 2013 considerábamos apenas posible, y hoy vemos como moneda corriente, como corresponde al referente que es.
Lo único que nos queda por considerar es qué pasará dentro de otros cinco años. ¿Qué nuevas tecnologías habrá?, ¿qué nuevos estándares tendremos en el horizonte? No puedo adivinar el futuro tecnológico, pero sí es posible hacer aproximaciones y me atrevo a afirmar que los centros de datos de Telefónica seguirán prestando un servicio puntero y, en concreto, el Alcalá data center será una instalación para apoyar el presente y sostener el futuro, tal como es hoy, porque evoluciona con los tiempos.

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