Hace unos meses participé en una carrera solidaria. Imaginad la animación en Whatsapp cuando una de mis amigas creó el grupo “Muddy Angels run”, seguido de la coletilla, “solo para chicas”… Las risas estaban aseguradas ¡y vaya si lo estuvieron! Aunque eso daría para un post muy diferente en un blog de otra índole… A lo que quiero referirme hoy es a que nuestra motivación inicial era la de participar, pasárnoslo en grande, pero también contribuir con el objetivo de los organizadores, mucho más loable, orientado a la captación de fondos para la lucha contra el cáncer a través de la investigación.
En este momento, más que nunca, la tecnología también se ha convertido en un poderoso aliado para combatir este mal. Hoy quiero centrarme precisamente en cómo big data se pone a disposición de esta lucha. El manejo masivo de información de diversas fuentes en tiempo real puede ser determinante para que los especialistas sepan exactamente a qué tipo de cáncer se están enfrentando y, en consecuencia, puedan aplicar el tratamiento más eficaz y adecuado en el menor tiempo posible.
Además, puede permitir anticiparse a la enfermedad a través del análisis de poblaciones de riesgo.
Pero no solo big data se pone al servicio de la salud; también lo hace la inteligencia artificial, tecnología de moda como marcada tendencia para este 2017. En este caso, según estudios de la Universidad de Stanford, los algoritmos incluso pueden predecir con precisión y objetividad la supervivencia de los pacientes.
En un plano más global, ya hemos visto en este blog que big data tiene aplicación, además de en el ámbito de la salud, en otros muchos sectores como banca, seguros o turismo. El común denominador es que en la explotación de los datos disponibles en cualquiera de estas áreas los algoritmos son clave, aunque el modelado de los mismos pasa por la conjunción de diferentes competencias: personas que sean expertas no solo en el ámbito de las matemáticas (fundamental, por supuesto), sino que también es necesaria la aportación de conocimiento de ingenieros de computación/desarrollo, administración de empresas y consultores de negocio especialistas en el sector. Tal y como afirma Carme Artigas, es un error etiquetar big data como un término tecnológico, cuando el 47 por ciento de los proyectos de este tipo es dirigido por CEO. Esta experta subraya la necesidad de disponer de habilidades no solo para analizar y entender los datos, sino también la importancia de la inteligencia emocional.
Esto me lleva a pensar que existe una paradoja entre la tendencia y potenciación del uso de inteligencia artificial y la exigencia de habilidades de inteligencia emocional… Tal vez, el cuidado de la salud es algo extremadamente complejo y existe un componente personal/humano a la hora de hablar de la vida de los pacientes que claramente va más allá de que una app pueda diagnosticar una enfermedad, y es normal por tanto que surjan voces escépticas ante estas nuevas tecnologías.
Pero la UE no es ajena a esta revolución tecnológica y está desarrollando Blueprint: Digital transformation of health and care for the ageing society. Entre otros muchos aspectos, ellos tienen claro que es obligatorio establecer programas de formación a medida sobre habilidades digitales para los profesionales de la salud en toda Europa.
Es indudable que la digitalización de la salud ya está ocurriendo, tal y como apuntaba el comisario de la UE el mes pasado en una cumbre en la que se premiaban a 74 regiones europeas por invertir en salud y cuidado digital para nuestros mayores (awarded for investing in digital health and care for the elderly), un tema de cada vez mayor actualidad por el incremento de la esperanza de vida de la población.
Por concluir, en mi opinión solo conseguimos vislumbrar la punta del iceberg de lo que está por venir. Nos encontramos en la fase de sinergia de la revolución tecnológica actual, anterior a la de madurez, que magistralmente describe Miguel Angel Morcuende, de Gartner, en su artículo "Algoconomy: el futuro que te espera”. Los algoritmos, además de ser el común denominador de big data en todos los ámbitos de aplicación, son el eje vertebrador de la toma de decisiones, aportan la capacidad de predicción para que éstas sean mejores bien para el diagnóstico temprano de una enfermedad, la predicción de la morosidad de un cliente del sector bancario o el conocimiento de las nuevas tendencias de mercado de consumo. Por ello es necesario adquirir nuevas habilidades que nos ayuden a entender la potencia del análisis masivo de datos. Está claro que es algo imparable. Big data se ha introducido en el ADN de todos los negocios y la fase de sinergia de hoy determinará la de madurez de mañana: digital eveywhere, digital por todos los lados.
Imagen: Jlmaral

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