Siempre hemos escuchado que en ocasiones deberíamos parecernos más a los animales y, como la sabiduría popular suele acertar, lo cierto es que es así. Tenemos mucho que aprender de ellos: su comportamiento, hábitos y “estilo de vida” nos pueden dar muchas pistas para resolver de forma inteligente problemas a los que nos enfrentamos en la vida cotidiana.
Veamos un ejemplo: Como cada día, Luis sale de su casa al trabajo a las 7:30. Debe llegar a las 8:30 y fichar a tiempo para enfrentarse a una dura jornada laboral. Con tan sólo 12 kilómetros de distancia está acostumbrado a sufrir el atasco matutino, al igual que su vecino, sus familiares y todos los mortales que viven por la zona. Él aún no lo sabe pero, a día de hoy, la solución a su problema está en el aire… concretamente en la conducta de las aves migratorias. Y es que, gracias a los sistemas bioinspirados, con los que se llega a emular electrónicamente la manera de pensar, procesar la información y resolver problemas de sistemas biológicos, se encuentran nuevas soluciones a dilemas frente a los que otras tecnologías han fracasado.
Atascos, suciedad y otras joyas
En el caso de los atascos, desde la Universidad de Málaga, el ingeniero informático Enrique Alba, ha estado estudiando las migraciones de las aves y cómo se comportan en multitud de casos, por ejemplo, al crear pequeños grupos dentro del conjunto capaces de tomar decisiones que, entrelazadas cual efecto mariposa, implican el comportamiento general de la agrupación. Con este concepto, más otras conductas observadas y recreadas en el laboratorio, el profesor ha obtenido un algoritmo que promete resolver en gran parte el problema de los atascos de tráfico.
No sólo se ha analizado el número de coches que circula por una calle concreta a una determinada hora, sino que esta vez se ha estudiado también lo que ocurre en barrios colindantes y avenidas, además del flujo de gente o características estacionarias. Todos estos datos se cruzan y hacen que cada semáforo modifique su “ritmo" y se adecue a la situación en tiempo real. El resultado: una ciudad en la que se circula mejor y donde se ahorra combustible (con lo cual se reduce la emisión de gases a la atmosfera). Se ha calculado que con este sistema se disminuiría la cantidad de atascos en un 15 por ciento aproximadamente. Málaga probablemente será la primera ciudad en adoptar esta bioinspiración, que aún está en proceso de implantarse.
Pero disminuir los atascos no es el único ejemplo que podemos encontrar en el universo tecnológico de bioinspiración. Ya existen telas que repelen la suciedad; la “culpa” es de la flor de loto, símbolo de la pureza en el budismo precisamente por esta característica. Curiosamente se pensaba que cuanto más lisa fuera una superficie, más complicado sería que penetrase la suciedad… pero la flor de loto, cuando se observa a escala atómica muestra lo contrario: una superficie rugosa a la que la suciedad no puede agarrase. También en el mundo de las telas encontramos nuevos materiales bioinspirados, por ejemplo, en la tela de las arañas, con una resistencia fuera de lo común.
Las hormigas, por su parte, nos enseñan a vivir un poco más en armonía. Gracias a su comportamiento colectivo inteligente nos aportan soluciones a la hora de transportar grandes objetos, realizar construcciones para salvar obstáculos o encontrar la ruta óptima entre dos puntos. Igualmente, las termitas, nos muestran cómo construir para mantener un hogar ventilado y a la temperatura óptima gracias a lo que se ha denominado ventilación pasiva. Un ejemplo de edificio bioclimático es el Eastgate Centre.
Otros ejemplos
Si miramos a nuestro alrededor, nos daremos cuenta de que muchos objetos están basados en algún ser vivo:
- Modernos molinos eólicos cuyas aspas se asemejan a la forma de las aletas de cierto tipo de ballena que generan mayor potencia a menos velocidad de giro, con escaso ruido.
- Robots diseñados para imitar los movimientos de los insectos. Utilizados en misiones espaciales donde se precisan vehículos todoterreno o para el rescate de personas en caso de catástrofes (de reducido tamaño y capaces de encontrar cualquier aliento de vida).
- Tuneladoras capaces de atravesar superficies inestables utilizando el mismo sistema que un gusano marino que come la madera de los barcos .
- Emisiones de luz más efectivas en los LED imitando la estructura y comportamiento de las luciérnagas.
- Energía limpia, gracias a Vivace, un dispositivo que funciona como un pez, aprovechando los flujos de las corrientes marinas.
Existen miles de proyectos incipientes y otros que se van asentando en nuestras vidas. Puede que en pocos años Luis, el protagonista de nuestro ejemplo, no recuerde que para ir a trabajar tardaba más de una hora en su vehículo, ni que conducía un coche que ofrecía demasiada resistencia al aire y, por tanto gastaba mucho combustible y contaminaba más, o que, para mantener la temperatura óptima de su casa necesitaba tres veces más.
Vamos hacia un mundo más eficiente, en el que el Internet de las cosas va a propiciar una mayor armonía con nuestro entorno. Esta generación está sembrando las semillas de un ecosistema en el que hombre/máquina/naturaleza se complementan.
¿Conoces más ejemplos de objetos o tecnologías bioinspiradas?
Imagen fruto de modificaciones de simbiosc y ferran pestaña

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