El 47% de las empresas considera que los datos están entre las partidas que mayor crecimiento experimentarán en los próximos años, lo que incidirá en la dedicación continua de mayores espacios y sistemas para su almacenamiento.
Así lo corrobora un informe realizado por la consultora Gartner en 2010. Pero también lo podemos observar en los datos de almacenamiento, que crecen cada año a un ritmo exponencial.
A mediados de los 80 sólo el 1% de los datos se almacenaba de forma digital. Diez años después, en 2007, la cifra se situaba nada menos que en el 94%, con datos tan aplastantes como 7 exabytes almacenados por las empresas y más de 6 exabytes por los consumidores (ver infografía de Rackspace). Los datos y su salvaguarda serán, por tanto, el talón de Aquiles de muchas compañías en el futuro. Aquellas empresas que sean capaces de custodiarlos de forma segura y fiable, y garantizando su confidencialidad, tendrán un hueco en el mercado.
La vertiginosa rapidez con la que se generan y multiplican los datos, la necesidad de proteger “información sensible” y de asegurar la continuidad del servicio, así como la aparición de aplicaciones y equipos cada vez más exigentes desde el punto de vista de infraestructuras de cableado hacen necesarios Centros de Proceso de Datos (CPD’s) cada vez más grandes y seguros.
Lo ideal sería que estos centros fueran propios. ¿Dónde va a estar mejor nuestra información que en nuestra propia casa? Pero la mayoría de las empresas se topa con un problema: no les es posible albergar sus propios datos. Necesitan espacio para las máquinas y una gran cantidad de recursos materiales y humanos altamente cualificados. Y se llevan las manos a la cabeza cuando oyen hablar del coste de la electricidad que ello supone.
Un centro de proceso de datos se alimenta no sólo de la red eléctrica pública, sino que además requiere generadores propios, para contar con un respaldo en caso de caídas de la red. Si a ello le sumamos la necesidad de una potencia eléctrica cada vez mayor, tanto para satisfacer la elevada concentración de dispositivos por metro cuadrado como para refrigerar los espacios, encontramos razones más que suficientes para recurrir al almacenamiento en instalaciones de terceros. Y a eso vamos, pero no a cualquier precio ni en cualquier lugar.
Lo primero que tenemos que buscar para contratar un servicio de alojamiento es un centro fiable. ¿Cómo podemos saberlo? El boca a boca aquí no es lo más recomendable. Existen entidades internacionales que certifican si un CPD es seguro, como el Uptime Institute que cuenta con un sistema de clasificación para certificar la fiabilidad: son los denominados TIER.
Tienen 4 niveles de certificación: el I es el menos seguro y el IV es la máxima nota que se puede recibir. Si un CPD tiene certificación TIER IV significa que su fiabilidad, seguridad y nivel de redundancia se adaptan a los criterios establecidos mundialmente para garantizar el funcionamiento continuo del centro, con una disponibilidad del 99,995%. En España muy pocas empresas tienen esta máxima calificación. La primera en obtenerla fue el BBVA. Telefónica también la ha logrado en el macro-CPD que construirá en Tecnoalcalá, el parque científico tecnológico de Alcalá de Henares, Madrid, y cuya primera fase estará operativa a finales de 2012.
Una vez que hemos encontrado un CPD fiable, nos interesa que sea sostenible, en primer lugar por una cuestión de concienciación con el medioambiente, y en segundo lugar porque ello puede repercutir en un descenso del precio de alquiler. Si se reduce el consumo de agua y energía, así como de las emisiones de CO2, no sólo estaremos contratando una empresa medioambientalmente responsable, sino que el precio lógicamente descenderá. Esta variable también la certifica un organismo internacional: el Green Building Council, que otorga los denominados LEED (Líder en Eficiencia Energética y Diseño sostenible).
Por último, utilizar tecnología Free Cooling, que aprovecha el aire exterior cuando su temperatura es inferior a la de las salas, también contribuirá al ahorro energético. Este parámetro se mide con otro indicador: el PUE (Power Usage Effectiveness), que se obtiene dividiendo el consumo total del CPD entre el consumo de los equipos TIC.
Pero los CPDs no sólo sirven para alojar datos, sino también para prestar servicios de outsourcing de infraestructuras, externalización completa de sistemas, monitorización, servicios de contingencia de TI, etc. Y de ahí saltamos a los servicios de cloud, un espacio privado en el entorno más seguro para instalar las aplicaciones de negocio que se necesiten: correo electrónico, intranet, portal corporativo, herramientas de gestión, etc.
La pregunta en este punto sería: ¿hacia dónde van las empresas? Lógicamente demandan una mayor agilidad y un precio menor. Por ello no hay que perder de vista que en 2012, según Gartner, el 20% de las empresas no tendrá servidores propios. Por lo que se refiere a España, estas cifras son algo inferiores y así lo indica un estudio efectuado por CA Technology realizado a 141 profesionales de Tecnologías de la Información españoles. El 53% asegura que a finales de 2011 utilizará algún servicio cloud, y un 21% subraya que recurrirá a estos servicios en la nube en los dos próximos años.
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