Ya se ha comentado profusamente que la nube representa un gasto operacional (OPEX), en contraposición a la inversión en capital TI como activo permanente (CAPEX). En este artículo presentaré una forma alternativa o complementaria de subir a la nube como inversión. ¿Es posible? Podría parecer una paradoja que distorsiona su propia razón de ser, pero veámoslo:
Imaginemos que nuestra organización ya ha apostado por cloud. Gracias a ello, tal como hemos analizado en posts anteriores, el ahorro de costes (directos, indirectos, ocultos) junto con la aplicación de los costes de oportunidad recuperados, han producido un incremento en la cifra de ventas, y ha generado nuevos cash flows positivos y, en consecuencia, excedentes de tesorería.
¿Qué podemos hacer con este dinero? Desde luego, lo menos aconsejable es dejarlo en la caja o en una cuenta corriente. Lo razonable es invertirlo, bien en el crecimiento del propio negocio, bien en instrumentos financieros que puedan proporcionarnos un rendimiento, o quizá en ambas cosas al mismo tiempo.
En este sentido, si examinamos a través del gráfico 1 el momento del ciclo económico actual y, en particular el del bursátil, que se suele adelantar unos seis meses al económico, veremos que, históricamente, al comienzo de una fase de recuperación económica, las empresas de los sectores tecnológico y de consumo discrecional (cíclicas) suelen liderar el crecimiento.
Efectivamente, tal como se muestra en el gráfico 2, los fondos de inversión cotizados de ambos sectores están mostrando un rendimiento muy positivo en el último semestre.
Concretamente el fondo XLK, una cesta de valores bursátiles tecnológicos cotizados en el NYSE (popularmente Wall Street) y el índice NASDAQ, está proporcionando en este período un rendimiento anual en torno al cinco por ciento, con perspectivas crecientes. Es, pues, un buen momento para invertir en el sector tecnológico.
La buena noticia es que no sólo existen fondos cotizados sectoriales, sino también subsectoriales, y precisamente disponemos de un fondo indexado dedicado exclusivamente al cloud computing: el First Trust ISE Cloud Computing Index Fund, que responde al identificador SKYY (observaremos que, con un sentido del humor muy anglosajón, el organismo codificador denomina el fondo de la nube con un ticker celestial: sky significa “cielo” en inglés). El gestor o fund manager mantiene posiciones en 36 valores del sector tecnológico, que considera representativos de las tecnologías en la nube. Así, podemos encontrar empresas muy solventes y capitalizadas como Amazon (AMZN), Google (GOOGL), Microsoft (MSFT), Cisco (CSCO), Apple (AAPL) o RackSpace (RAX), entre otras.
Puestos a invertir, es recomendable no poner todos los huevos en la misma cesta, de tal manera que si vamos a apostar por la nube, no concentraremos todo el riesgo en una única empresa, sino en el sector de manera global, tras haber analizado el comportamiento del mismo. Para ello, tiraremos del análisis técnico o chartista, y echaremos un vistazo al gráfico del sector SKYY (gráfico 3, elaborado mediante www.stockcharts.com). Hay muchas maneras de representar un gráfico bursátil y, para esta ocasión, hemos escogido un gráfico Heiken-Ashi, basado en candlesticks o velas japonesas, una técnica aparecida en el s. XVIII entre los traders de los mercados de futuros de arroz y popularizada en occidente a partir de los años 90, que hoy día es muy utilizada por inversores de todo el mundo.
Para completar el gráfico, le añadiremos algunos indicadores: un balance de volumen de contratación, que nos informará sobre la liquidez y el grado de interés que los inversores depositan en el fondo; un indicador de fuerza relativa, para comparar el comportamiento del fondo versus el mercado en general, representado por el índice S&P500 (Standard & Poors, 500 empresas); y un indicador japonés de fortaleza de tendencia muy popular, denominado Ichimoku Kumo. Véase que la elección de esta herramienta no es casual: Kumo significa cloud o nube en la lengua nipona, por lo que no encontraremos mejor indicador para la ocasión.
En el gráfico podemos comprobar cómo la cotización del fondo SKYY (Cloud Computing Index) se encuentra en un canal alcista, y que la nube Kumo actúa como soporte a los precios cuando hay presión bajista. El grosor de la nube nos proporciona una pista acerca de la fortaleza de la tendencia actual. Mientras no se cruce la nube a la baja, las perspectivas son alcistas.
El volumen de contratación también es creciente, con tendencia al alza en el corto plazo, lo cual nos indica que los inversores muestran interés en entrar en el fondo. En este sentido, suele resultar conveniente seguir la pista del smart money o dinero inteligente: parece que los grandes inversores están acumulando posiciones en la nube.
Finalmente, el ratio entre la cotización del fondo y el comportamiento del mercado en general, representado en este caso por el índice S&P500, nos proporciona una señal de prudencia: el dinero fluye hacia la nube, pero no lo hace en mayor medida que a otros sectores. Antes de entrar en el fondo, nos gustaría ver mayor fortaleza en este indicador, por lo que deberemos seguir de cerca su comportamiento.
En definitiva, a través de este post he querido mostrar que la nube no sólo constituye una estrategia de racionalización de las necesidades TI y una vía para incrementar el volumen de negocio a través de la eficiencia operativa, sino que además nos proporciona una oportunidad de inversión en una corriente tecnológica imparable. La transformación de CAPEX-TIC en OPEX-TIC nos permite generar recursos para invertir en CAPEX-FIN, es decir para sustituir los activos permanentes TIC por activos financieros rentables para la organización. Porque, ¿qué mejor lugar para invertir los recursos financieros excedentes que la propia nube? Sin duda, ¡apostamos por cloud!
Imagen: Daniel X. O`Neil

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