Si buscamos “productividad” en Google aparecen nada más y nada menos que 50,7 millones de entradas. La cifra es tal porque se trata de un concepto clave para todas las empresas y se buscan todas las herramientas posibles para incrementarla. Hoy explicaré por qué la desconexión digital, aunque a priori parezca contradictorio, es una de ellas.
Ser capaces de “mejorar la relación entre lo producido y los medios empleados, como mano de obra, materiales o energía”, que es como define la RAE “productividad”, constituye una ventaja competitiva fundamental. De ahí que cuando gran parte de los empleados tuvimos que trabajar forzosamente desde casa tras el inicio de la pandemia muchas empresas temiesen que la productividad descendiera.
A cualquiera se le ocurriría una receta sencilla para incrementar la productividad: trabajar más horas por el mismo coste. Así haríamos más cosas con los mismos medios, ¿no? Pero la realidad es más bien al revés: cuando uno trabaja más tiempo del debido se bloquea y deja de pensar con claridad. Decía el compositor Claude Debussy que “la música es el silencio entre las notas” o, lo que es lo mismo, si no hay una variación entre conexión y desconexión no hay música. Sin periodos de recarga de energía, no hay sinfonía.
La salud de los trabajadores preocupa a las empresas
Por otra parte, crece la preocupación de las empresas por cuidar de la salud de sus trabajadores. Es significativo lo difícil que resulta encontrar a un líder con notable sobrepeso porque transmite la impresión de que, si no es capaz de cuidar de sí mismo, tampoco va a ser capaz de hacerlo de la compañía.
El derecho a la desconexión digital de Telefónica
Este paradigma de cuidar a los empleados debe incluir salvaguardarlos del estrés y la ansiedad, que es una de las principales causas de baja laboral. Si una organización piensa realmente que lo más importante son sus empleados, no puede arriesgarse a que alguien acabe necesitando una baja por algo que se puede evitar. Por ello, compañías como Telefónica reconocen el derecho de los trabajadores a la desconexión digital e incentiva medidas para potenciar el respeto al tiempo de descanso.
En esta línea surgen aplicaciones como Microsoft Viva, una plataforma de experiencia de empleado, que ayuda a la desconexión digital ofreciendo a los trabajadores información personalizada para reservar tiempo para pausas de concentración, descanso o formación. Los responsables pueden ver las tendencias de trabajo del equipo, no de forma individual, para establecer límites en las agendas o diferenciar y marcar claramente qué es lo prioritario. Es muy importante el papel de estos responsables de equipo porque está demostrado que las horas de trabajo del jefe y de los miembros de su equipo son paralelas, de manera que cuando el jefe hace horas extras arrastra a los demás a hacer lo mismo. Es una figura clave en la experiencia de empleado, como veíamos.
Un digital detox cada vez más necesario
A raíz de la pandemia y la reducción del contacto físico ha aumentado nuestra dependencia de cualquier tipo de pantalla que nos ponga en contacto con otras personas. Esa dependencia, denominada nomofobia, lleva a que los propios fabricantes de dispositivos busquen medios para ponerle coto. Para ello se muestra el tiempo de uso de los dispositivos o se establecen límites de tiempo de actividad en algunas aplicaciones como formas de imponer un “digital detox” cada vez más necesario.
El teletrabajo durante la pandemia ha aumentado la sensación de agotamiento
Con el auge del teletrabajo es aún más necesaria si cabe una buena organización del trabajo, que incluya ciertos momentos de desconexión digital. Trabajar desde casa sin distracciones nos lleva a pasar largas horas delante del ordenador casi sin darnos cuenta. No en vano un 30 por ciento de los empleados afirma que la pandemia ha aumentado su sensación de agotamiento. Ahora nadie echa de menos los atascos de tráfico para ir a la oficina, pero sí esos minutos de desplazamiento entre una sala de reunión y otra. Pasamos de una videoreunión a la siguiente en apenas una milésima de segundo y se echa de menos esa desconexión que ayuda a despejarnos y nos permite cambiar el chip para centrarnos en el siguiente tema. Es el silencio entre las notas que decía Debussy.
La productividad no mejora por echar horas de más
A todo el mundo le gusta obtener frutos de su trabajo y tendemos a pensar que cuanto más trabajemos, mejores serán. Echar muchas horas en el trabajo suele considerarse una cualidad positiva y una muestra de compromiso con la empresa. Sin embargo, no siempre es así. En muchas ocasiones esconde otros problemas de base, como desorganización, un exceso de urgencias por parte de la organización o cabezonería en intentar sacar adelante una idea condenada al fracaso de antemano.
La realidad es que en muchas ocasiones lo más productivo es pararse y pensar. La tecnología, gran culpable de nuestra sensación de agobio por tener que estar permanentemente conectados, también nos ofrece alternativas para escapar de ello. Y es fundamental hacerlo para mantener unos buenos resultados porque, como decía, el premio Nobel de literatura John Steinbeck, “el arte del descanso es una parte del arte del trabajar”.
Imagen: _iBaNe_

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