En A un clic de las TIC hemos escrito mucho sobre la transformación digital en las empresas, en la administración pública y en la sociedad en general. Esta transformación avanza a diferente ritmo en cada sector, es un proceso en el que tenemos que gestionar la adaptación al cambio, y si somos capaces de acelerarlo obtendremos muchas ventajas, principalmente competitivas. Por otro lado, la negación al cambio, la resistencia al mismo, o la falta de preparación para asumir formas diferentes de solucionar cualquier situación, puede convertirse en un verdadero problema.
En el ámbito doméstico y personal vamos por delante en esta transformación. Tradicionalmente eran las empresas las que adquirían productos tecnológicos como teléfonos, ordenadores o impresoras antes de que estos dispositivos estuvieran disponibles para el mercado residencial. En los últimos años se ha producido un cambio en sentido contrario y productos con un enfoque inicialmente doméstico, como las tabletas, se están adaptado al digital workplace en el ámbito laboral como piezas clave.
Este hacer las cosas de manera distinta, a veces frenético, impulsado por nuestros cambios de hábitos, que la tecnología permite, está transformando nuestra vida diaria y las relaciones personales y familiares. Todos somos conscientes de que cualquier empresa que quiera ser más competitiva debe abordar su transformación digital. Pero en el ámbito personal, ¿estamos tomando medidas?, ¿somos conscientes del cambio?
Al igual que no todas las organizaciones ni todos los sectores avanzan a la misma velocidad, las personas nos adaptamos a diferente ritmo según el grado de dificultad que representa hacerlo. No es lo mismo en el caso de los más pequeños, que ya nacen nativos digitales, que en el de nuestros mayores, que se encuentran con este gran reto justo en la etapa de su vida en la que más necesidades tienen y tras haberse enfrentado ya a otras muchas disrupciones,
La tecnología se puede ver entonces de dos maneras: la transformación digital como un peligro capaz de provocar o incrementar una brecha digital entre generaciones, o como la oportunidad de adaptarnos juntos, compartir, mantener el contacto y fortalecer las relaciones.
Actualmente es muy habitual que las familias tengan un grupo de mensajería instantánea en el que comparten fotografías, audios, vídeos, memes… y también odiosas cadenas. En esos grupos se comparten alegrías y tristezas, se consultan dudas y se ofrece apoyo, algo que muchas veces no se podría hacer de otro modo, especialmente por el problema de la ubicuidad y la disponibilidad.
Pero si queremos obtener el mayor provecho personal y humano de esta transformación, cada uno de nosotros debe tener un plan de acción, unas pautas, debe ser consciente de qué hace y cómo, y preguntarse si lo podría hacer mejor. Si pensamos en ello, nos daremos cuenta de que enviar un emoticono y dar un beso a un ser querido no son excluyentes. También podemos dar un consejo por mensajería instantánea porque se requiera rapidez o estemos a distancia, pero eso no reemplaza quedar para hablar de un tema importante con un amigo.
Con nuestros mayores, el analfabetismo digital no debería ser una excusa para excluirlos, sino una oportunidad para pasar más tiempo con ellos enseñándoles a usar la tecnología, para educarlos en el uso de las redes sociales y las nuevas formas de comunicación y que puedan seguir una conversación y tener la oportunidad de participar en ella.
En este cambio de era cuanto antes empecemos la transformación mejores resultados obtendremos todos y más pequeña será la brecha. Según el informe "La Sociedad de la Información en España 2016″ los internautas mayores de 65 años hacen un uso cada vez más amplio de la Red. La comunicación con familiares y amigos, las actividades relacionadas con el ocio y asuntos prácticos fueron las principales motivaciones para acceder a Internet para este segmento. Cualquier avance en cualquier momento es positivo. Igual que todos nos maravillamos con el pequeño de la familia que interactúa con la última novedad tecnológica sin aprendizaje previo, nos sorprendemos cuando vemos que una persona mayor a la que regalamos el teléfono más simple y feo (sí, suelen ser feos) porque dudamos de sus capacidades para usar la tecnología, nos sorprende al usar con soltura el último modelo de smartphone porque alguien ha tenido el acierto y la paciencia de explicarle su funcionamiento.
Este domingo 1 de octubre es el día designado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como Día internacional de las personas mayores, así que es una fecha perfecta para pensar en el uso que hacemos de la tecnología y cómo integramos a las personas de nuestro entorno y a las de fuera de él para que las TIC sean una oportunidad de desarrollo emocional y personal, y no una barrera más.
El título de este post, “Abuela, ¿no tienes WiFi?” viene de "Monólogos de la Soledad", iniciativa de la Federación Amigos de los mayores que plantea el problema con gran acierto a mi parecer. El fin es generar esa empatía que nos haga reaccionar y nos lleve a la acción, a buscar la solución a un problema del que a veces no somos conscientes.
Es cierto que cada vez se promueven más iniciativas para un uso adecuado y provechoso de la tecnología en nuestras vidas como, por ejemplo, el Plan Director de la Policía, las diversas actividades organizadas por las redes de telecentros en zonas rurales, o los talleres de Talentum Schools.
Pero en ocasiones una gran barrera para superar la brecha digital es la escasa conectividad existente en algunas zonas. En ese sentido, Telefónica invierte año tras año en mejores redes y en llegar a más hogares. Y además del acceso a Internet es importante contar con acceso local a la red, especialmente inalámbrica. Para ello la Comisión Europea está trabajando en la iniciativa WiFi4EU, que pretende ayudar a las administraciones públicas a través de financiación y eliminación de barreras legales para que proporcionen conectividad WiFi al ciudadano. En este sentido, Telefónica tiene una propuesta técnica y operativa de la que os contaré detalles en un próximo artículo.
Imagen: J Stimp

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