La escalada de incendios forestales que asoló Australia a comienzos de 2020 dejaba una devastación sin precedentes, que tristemente se ha repetido este verano en nuestra geografía. Pero también escenas conmovedoras protagonizadas por animales, como el caso de aquel perro que compartía su bidón de agua con un pequeño koala. Aquella imagen, que dio la vuelta al mundo, demostró que el altruismo es un valor presente en el mundo animal e incluso constituye un rasgo de identidad en algunas especies. También de algunas compañías. Hoy se celebra el Día Internacional del Voluntariado Telefónica.
Aún estamos sufriendo los efectos de una pandemia digna de la más cruenta distopía. Y en situaciones de catástrofe la solidaridad es un mecanismo de defensa imprescindible para la supervivencia. Lo volvemos a ver estos días con la erupción del volcán Cumbre Vieja en La Palma, que requiere nuestro apoyo.
Con el COVID-19 en medio de la adversidad vimos cómo surgía la figura del héroe social. Multitud de ciudadanos anónimos capaces de articular redes de ayuda para paliar los efectos de una situación de emergencia que desbordó los protocolos de atención al uso. Asociaciones de todo tipo, y por supuesto ONG, replantearon contrarreloj su actividad para aportar su granito de arena allí donde podían ser más útiles.
El impacto social del voluntariado corporativo
En este contexto las empresas jugaron un rol importante. Canalizaron el impulso altruista de sus empleados a través de programas de voluntariado apoyados en una infraestructura material y organizativa difícil de improvisar en otro tipo de organizaciones. Fue el caso del Hospital de Emergencias de IFEMA. Grupos de voluntarios se afanaron por atender al personal sanitario en sus cambios de guardia y a los pacientes que eran dados de alta, en un momento en el que faltaban manos y sobraba miedo a un virus que aún no se sabía cómo contener. Su labor ha merecido el reconocimiento de la última edición de los Premios que anualmente otorga Fundación Telefónica en la categoría de voluntariado corporativo.
Consolidación del voluntariado digital
Si hay algo que ha demostrado esta pandemia es que la solidaridad más que un valor es una actitud. Por eso en pleno confinamiento las limitaciones a las interacciones sociales no paralizaron la labor asistencial de organizaciones de voluntarios. Algunas de ellas ya habían iniciado su senda digital pero se vieron obligadas a realizar un cambio de agujas de 180 grados en tiempo récord.
Sin ir más lejos, la celebración del Día Internacional del Voluntariado Telefónica (DIVT) fue en 2020, por primera vez en su historia, enteramente digital. Solo en España se movilizaron 7.300 personas que colaboraron con 64 entidades sociales para desarrollar 167 actividades virtuales en los más variados ámbitos: desde el medioambiente hasta el deporte inclusivo online, pasando por iniciativas relacionadas con empleabilidad y acompañamiento virtual. Tecnología y digitalización fueron la llave para ampliar el impacto social de la cooperación.
El programa de voluntariado corporativo de Telefónica, un referente
En la actualidad el programa de voluntariado corporativo de Telefónica constituye un referente: por su calado es una de las principales iniciativas de esta naturaleza en el mundo. Hablamos de un colectivo de 51.000 participantes -integra a empleados, desvinculados y jubilados-, que desarrolla su labor en 27 países, y presta atención a casi 600.000 beneficiarios.
El radio de acción es amplio – prácticamente se extiende por tierra, mar y aire- y está en continuo crecimiento. Abarca desde la participación activa en formato presencial o virtual hasta la colaboración puntual con entidades como los bancos de alimentos, a través de la participación en campañas de recogida o captación de fondos. El proyecto #AlimentandoSolidaridad en su segunda edición consiguió apoyar a más de 1.800.000 personas en toda España, gracias al empuje de 8.500 voluntarios de Telefónica que lograron recaudar cerca de un millón de euros. Estos se distribuyeron entre los 54 bancos de alimentos ubicados en distintas provincias, que a su vez atienden a entidades asistenciales de carácter local.
Multitud de iniciativas en el Día Internacional del Voluntariado Telefónica
Es solo un ejemplo de multitud de iniciativas. Se anima a los empleados y sus familias a colaborar en una labor que en cada nueva edición abarca más ámbitos de actuación. También crece el número de ONG y otro tipo de asociaciones con las que se coopera. En los últimos tiempos se ha pisado el acelerador para intentar que nadie se quede atrás en un momento extraordinariamente difícil para muchas personas.
Por eso hoy 24 de septiembre la celebración del Día Internacional del Voluntariado Telefónica se viste con sus mejores galas.
MAPATÓN, una iniciativa de geolocalización, cuyo objetivo es ayudar a los cooperantes internacionales de Cruz Roja o MAPCESIBLE, una plataforma virtual que permite a través de un mapa interactivo identificar lugares accesibles para personas con movilidad reducida (cerca de 2,5 millones solo en España) son algunas de las actividades programadas. Otro ejemplo: los Juegos del bien permiten colaborar a través de una yincana solidaria virtual con distintas entidades sociales para dar a conocer su labor educativa, científica o medioambiental. O una jornada extraordinaria de donación de sangre y concienciación sobre la importancia de hacerlo en la sede central de la compañía en Madrid.
Lecciones aprendidas y retos en la pospandemia
Este es el camino a seguir por el voluntariado corporativo en la pospandemia, a juzgar por las conclusiones del encuentro celebrado el pasado mes de julio en el auditorio de Espacio Fundación Telefónica. A iniciativa de Voluntare, se reflexionó sobre las lecciones aprendidas durante la crisis sanitaria. El reto está en abrir la ventana de estos programas al exterior -ampliar el perímetro mediante la cooperación con clientes y proveedores- pero también de integrar su actividad en la dinámica interna de la empresa.
Imaginad un proceso de selección en el que los candidatos deban mostrar sus habilidades a través de la colaboración con un proyecto social. Pues bien, algunas entidades están empezando a explorar esta y otras iniciativas y marcan el horizonte de una línea de actuación propia para este tipo de programas de voluntariado en beneficio de la sociedad.
No hay excusa
Sin embargo, es evidente que no hay impacto social sin la activa implicación de cada uno de nosotros. La falta de tiempo no es excusa. Precisamente la solidaridad constituye un efectivo tratamiento emocional para el ocupado ciudadano del siglo XXI. Mejora la autoestima, amplía nuestro círculo social y nos obliga a salir de nuestra zona de confort, para conocer otras realidades. No hay mejor receta para la empatía ni mejor herramienta de motivación.
Si aún no lo habéis probado os animo a hacerlo en cualquier contexto y con cualquier entidad, opciones para colaborar hay muchas. Si queremos construir un mundo mejor, no queda otra que “sudar la camiseta”. Como decía el deportista “Magic” Johnson, “No preguntes qué puede hacer por ti el equipo. Pregunta qué puedes hacer tú por él”.
Imagen: Imagen en Acción

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