“Nueva economía”, “economía digital”, “nueva economía digital”… En realidad estamos hablando de la “economía en sí misma”, porque lo digital ya lo envuelve todo y está cambiando la forma en la que se hacen los negocios y se configura el desarrollo económico de un país.
Y para no perderse en este nuevo entorno, el pasado mes de septiembre el ICEMD (Instituto de la Economía Digital del ESIC) presentaba su estudio sobre las tendencias más relevantes de la economía digital: blockchain, XaaS, digitalización de la emoción y los sentidos, biohacking y diversity empowerment son las tecnologías emergentes con mayor proyección para los próximos años y aquéllas que los distintos sectores deberán tener muy en cuenta a la hora de definir sus planes estratégicos.
Muchas de estas tendencias son conocidas para nuestros lectores, ya en noviembre de 2013 nuestro experto en monedas virtuales publicaba la primera guía sobre Bitcoin, y es ahora blockchain, la tecnología subyacente –que permite transacciones automatizadas, seguras y sin intermediarios-, la que parece que tendrá mayor impacto en los servicios financieros y la economía en general. Pero también en el sector público, países como Singapur, Georgia, Ghana, Suecia, Reino Unido y Estonia, que ha establecido un programa de e-residencia basado en esta tecnología, apuestan por el sistema descentralizado de blockchain para diferentes objetivos de gobierno. También en campos como la monetización de contenido, con plataformas como Steem, en la que los usuarios pueden publicar contenido y ganar criptomonedas al evaluar las publicaciones de los demás, y en social innovation, con comunidades como TransActive para el control y distribución de la energía a través de blockchain, se perfila un futuro muy prometedor para esta tecnología, cuya utilidad ha sido incluso reconocida para fines humanitarios.
De XaaS (everything as a service) como revolución que hace más accesible y democratiza el acceso a “todo tipo de servicios” para “todo tipo de empresas y profesionales” también hemos escrito en distintas ocasiones. Son muchas las áreas en las que se están desarrollando soluciones tipo XaaS. Por ejemplo:
- WaaS o puestos de trabajo como servicio, lo que facilita una nueva forma de trabajar en cualquier lugar y desde cualquier dispositivo, con propuestas como Living Cloud que impulsa la productividad mediante un escritorio virtual en la nube. Según datos del estudio de Transparency Market Research, se prevé un crecimiento para WaaS de 11,37 millones de dólares entre 2015-2022.
- AaaS (Analytics as a Service), para las empresas que por su tamaño no disponen de presupuesto para acometer proyectos de analítica de datos, o bien, carecen de experiencia. Pero incluso es posible acceder a big data como servicio.
- Robótica como servicio (RaaS) con propuestas como la de la compañía Qihan, que ofrece robots que se contratan, no se compran, para tareas como azafatos de ferias, telepresencia para los médicos en los hogares de los pacientes o asistencia en centros comerciales.
- E incluso existe el CaaS (Cybercrime as a Service) como "nuevo modelo de negocio". En 2015 el robo de datos se incrementó un 215 por ciento, ya no son necesarios ciertos conocimientos de seguridad informática para efectuar estos ataques porque existen plataformas y empresas que ofrecen paquetes, incluso personalizados, para hackear datos y plataformas web. Todas las empresas, pero en especial las de eCommerce deberán estar preparadas para hacer frente al CaaS.
La digitalización de la emoción y los sentidos también marcará la hoja de ruta de la nueva economía digital. En los últimos años se han producido grandes avances en la interpretación de la información de la que no somos conscientes pero influye en nuestro comportamiento. Porque -lo sabemos- las decisiones importantes las tomamos de forma emocional, y después las justificamos racionalmente. ICEMD identifica las principales tecnologías asociadas a la digitalización de los sentidos en las que se está trabajando:
- Reconocimiento facial. En este sentido, una de las últimas adquisiciones de Apple ha sido Emotient, una startup que lee las emociones a través de las expresiones faciales.
- Análisis de voz. En el evento se mencionó a Beyond Verbal, una startup israelí que analiza el estado emocional a través de la voz para su aplicación en inteligencia artificial y machine learning (tipo SIRI).
- Realidad mixta. Un nuevo concepto que sobrepasa la realidad aumentada y la realidad virtual cuyo objetivo es combinar ambos mundos -el físico y el digital- en tiempo real para que puedan convivir e interactuar y poder transmitir todo tipo de sensaciones a través de Internet.
- Inteligencia artificial y emoción. Los robots son cada vez más emocionales. Me gusta especialmente Pepper, el robot que conversa, reconoce las emociones de sus interlocutores y se adapta a ellos y al que incluso es posible darle sustos.
Las dos últimas tendencias que recoge el estudio, aunque aún no están impactando en ningún sector, el día que terminen por implantarse revolucionarán nuestras vidas. Estamos hablando de biohacking, que persigue mejorar el cuerpo humano electrónicamente. Por extraño que le pueda parecer a algunos, un reciente informe de Ericsson Consumer Lab. afirma que estamos comenzando a abrazar la idea del biohacking: el 80 por ciento de los encuestados manifiesta que le gustaría incrementar sus percepciones sensoriales y cognitivas con la tecnología. Su versión “más friki” la podemos encontrar en los Grinders, movimiento del que ya hemos escrito en A un clic de las TIC.
Y, por último, la diversity empowerment, cuya raíz no está tanto en la tecnología como en los movimientos sociales. Ahora, el debate va mucho más allá de la diversidad para girar en torno a la flexibilidad, la ruptura de estereotipos, y aboga por la idea de la libertad para ser uno mismo al margen de los modelos. Esta tendencia que vemos en diferentes campañas publicitarias está calando en la sociedad y también en las estrategias de gestión de talento de las grandes empresas.
Sobre estas tendencias y las nuevas que surjan esperamos seguir profundizando porque analizarlas e interpretarlas es clave para anticiparnos al cambio y no verlo pasar de largo.
Imagen: geralt

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