En el segundo informe “Economía digital en España” se recalca que la digitalización es el factor de transformación más relevante de la sociedad en las últimas décadas. Se habla de ella como el eje central sobre el que pivota el crecimiento económico, la prosperidad y la relevancia geopolítica. La Unión Europea lo considera, junto a la economía verde, uno de los pilares para el próximo lustro.
Pero, además, es que digitalización y economía verde van de la mano.. Recientemente veía la luz un nuevo informe, “Digitalización, sostenibilidad y centros de datos”, que destaca el papel de la economía del dato frente a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Contribución del sector telco
En este blog escribimos desde hace ya tiempo de la contribución del sector telco al éxito de la transición digital y la energética. Más allá de que las redes sean neutras respecto a sus emisiones, se trata de conseguir un impacto positivo al ayudar a otros a reducir significativamente sus emisiones. Y es que cuanto más digitalizada está una economía, más sostenible es.
Veíamos la “ecotransformación” que propicia la fibra y el valor económico y medioambiental de 5G . Sabemos que la digitalización es clave para el impulso de la economía y representa un salto cualitativo. Se habla de ella como la nueva industria por su capacidad de tirar de otros sectores. Genera, además, un trabajo más cualificado y estable.
Relación entre el Índice DESI y las emisiones de CO2
El binomio digitalización-sostenibilidad es otra evidencia. Pero es que, más allá de que la digitalización sea sostenible, hay que digitalizarse para lograr la sostenibilidad.
Según el estudio de aDigital ,AFI y Digital Realty (Interxion),, aunque es cierto que el despliegue de infraestructuras tecnológicas (como los CPD) tiene un impacto, llega un momento en el que ofrecen más sostenibilidad de la que se podría asumir sin esas mismas redes.
El punto de inflexión se sitúa en los 48,8 puntos del Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI), que elabora la Unión Europea. Con él se mide el grado de digitalización en base a cinco indicadores: conectividad, capital humano, uso de Internet, integración de la tecnología digital y servicios públicos digitales.
Por cada punto ganado en el índice DESI, las economías experimentan una reducción de 142.000 toneladas de CO2 al año. La cifra equivale a todas las emisiones que genera en España el sector financiero.
El documento también cuantifica el ahorro en emisiones de CO2 de sustituir un pago en efectivo por otro con tarjeta o por días de teletrabajo y reuniones virtuales, en vez de presenciales. Todo ello tiene un fuerte impacto positivo.
Transformación del modelo productivo y su impacto en el PIB
La digitalización como factor de crecimiento ya representa el 22 por ciento del PIB en España y el objetivo es que alcance el 40 por ciento en 2030. En línea con lo expuesto, hay una oportunidad de crecer más y de manera más resiliente.
Según César Tello, director general de aDigital, el 70 por ciento del valor agregado de la economía de la próxima década procederá de la digitalización.
Carme Artigas, secretaria de estado de Digitalización e inteligencia artificial, reitera en sus intervenciones que es imperativa una transformación del modelo productivo en clave digital con la innovación y las tecnologías disruptivas como aliadas. Y también la he escuchado llamar la atención sobre la necesidad de medir los activos claves para las empresas del siglo XXI como la innovación, el valor de los datos o su apuesta por el talento y la formación.
Con la pandemia ya se demostró que las empresas que habían invertido en digitalización antes aguantaron mejor la crisis. En cambio, muchas de las que no habían acometido su transformación, desaparecieron.
La digitalización en España como oportunidad irrepetible
España ocupa el puesto número 7 de los 27 estados miembros de la UE en la edición de 2022 del Índice DESI. Esto la sitúa en la frontera de las economías de segundo nivel de digitalización y aquellas más avanzadas. Su posición ha mejorado en los últimos años pero aún está lejos de los principales líderes europeos y mundiales.
Hay cosas que ya se están haciendo muy bien -nuestro punto de partida en conectividad e infraestructuras es fantástico. En lo que se refiere a la integración de la tecnología digital hemos avanzado cinco puestos respecto a 2021. Y dos en los servicios digitales públicos, con su correspondiente impacto en la economía, la competitividad y la innovación.
Asignaturas pendientes
Pero hay recorrido de mejora en colaboración público-privada, atracción del talento internacional, flexibilidad en la regulación, adaptación del marco tributario o mayor inversión en I+D+i, entre otros aspectos.
Las personas, la clave
En términos de capital humano, España obtiene resultados relativamente buenos en habilidades digitales básicas, mientras que está por debajo de la media de la UE en lo que respecta a la proporción de especialistas y titulados TIC. Esta escasez de expertos digitales avanzados dificulta las perspectivas de crecimiento del país y limita la productividad, sobre todo para las pymes y microempresas.
Nuestro buen posicionamiento en infraestructuras digitales -que son la base de la nueva economía- debe servir de motor para ayudar a nuestro país a convertirse en el referente europeo de un crecimiento sostenible en los próximos años. Y es que España es uno de los líderes de la UE en conectividad y ocupa el puesto número 3 por segundo año consecutivo.
Estamos, por tanto, ante una oportunidad "irrepetible" de convertirnos en un hub digital y esto, a su vez, repercutirá en la atracción del talento.
Un déficit estructural del talento y su necesario impulso
Y es que una de las claves del éxito que se apunta en el informe “Economía digital en España” es “una revolución industrial del talento”. En este momento, con cuatro veces más demanda que oferta de puestos cualificados en tecnología, hay un déficit estructural del talento.
Se está luchando por él y en esta batalla habrá ganadores -las organizaciones que sean capaces de “enamorarlo” con su propuesta de valor -y perdedores. También como país hay que ser capaces de desarrollarlo, atraerlo y fidelizarlo para aprovechar mejor las ventajas de la digitalización y resolver el desajuste en productividad respecto a nuestro entorno.
De ahí que el Plan de Recuperación y Resiliencia (PRR) de España es uno de los más ambiciosos en materia digital, ámbito al que se dedica el 28,2 por ciento de la asignación total.
Imagen: matisses

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