No hace mucho leía que los españoles perdemos 51,8 horas de media al año en los atascos. Aun así, la media española está por debajo de la mundial, que es de 100 horas anuales. Ello me llevó, por un momento, a pensar qué diferentes serían esas casi 52 horas si condujésemos un coche conectado, inteligente, que optimizase nuestra conducción y enriqueciese nuestro tiempo de espera y el de nuestros acompañantes durante el viaje.
Mucho hemos hablado del coche conectado, en este blog publicábamos ya en 2011 un post al respecto e imaginábamos juntos sus capacidades y posibles funcionalidades. Desde entonces, y a lo largo de estos cuatro años, se han producido importantes movimientos por parte de los fabricantes y las empresas tecnológicas que compiten por dominar este sector.
No podía ser de otra forma cuando estamos hablando de un mercado enormemente atractivo, que genera ya unos 20 mil millones de euros, y que duplicará su valor para alcanzar los 40.000 millones de euros en 2018.
Un mercado cuya garantía de éxito pasa por aportar valor sin descuidar la seguridad y proporcionar una experiencia única al usuario/conductor. Ian Digman, del panel de expertos del II Informe sobre la industria del coche conectado elaborado por Telefónica lo resumía así: “Existe un deseo por parte de los consumidores de tener el mismo nivel de conectividad en el coche que el que tienen en la calle, en su casa o cuando utilizan el transporte público. No quieren desconectarse de su vida normal aunque sólo estén dos o tres horas al día en su vehículo".
Si nos ceñimos al mercado español, aun siendo incipiente, llama la atención su nivel de implantación. Según el I Estudio anual de coches conectados publicado por de IAB Spain en 2014 y en el que se analizaban quince de las principales marcas que operan en España, se observa lo siguiente:
- Doce de ellas ofrecen asistente vocal con algún tipo de comando para las apps y funciones on line.
- Once cuentan con su propia tienda de aplicaciones.
- Entre todas suman más de 223 apps disponibles: redes sociales, búsquedas en Google. Aupeo, Spotify…. Sin embargo, las más comunes son las orientadas a mejorar la experiencia del viaje con un 48,62 por ciento de ellas encuadradas en la temática “guías, viajes, transportes y restaurantes”.
- Gana la opción de integración de las apps en el salpicadero “car apps” con un 62,30 por ciento, mientras que el 37,70 por ciento restante son smartphone apps (la aplicación se ejecuta en el móvil y se visualiza en el salpicadero).
A lo largo de este año también hemos sido testigos de cómo el coche conectado se colaba en los principales eventos tecnológicos y adelantaba posiciones. Por ejemplo, en CES 2015, la feria más importante de la electrónica de consumo, los principales fabricantes como BMW, Ford, Volkswagen, Audi y Mercedes han presentado sus prototipos basados en las plataformas Android Auto y Apple CarPlay con sistemas de gestión gestual y control por voz al más puro estilo del coche fantástico. La realidad aumentada también es otro de los campos de investigación que revolucionará la forma de conducción: permitirá, por ejemplo, minimizar riesgos de distracción al volante mediante la proyección de toda la información útil para el conductor en el parabrisas del coche.
El Mobile World Congress, la pasada edición del Salón del automóvil, el Salón de Ginebra… podríamos ir haciendo paradas en cada uno de ellos y dejarnos sorprender, pero continuaremos el viaje y lo que tenemos por delante es que el coche, que lleva cerca de un siglo siendo nuestro mejor aliado en movilidad en carretera, da ahora el salto y se hace móvil en la Red. Esta carrera que ha empezado es imparable y pivota sobre tres ejes fundamentales: seguridad, confort y economía, claves para el nuevo conductor hiperconectado.
La demanda ya existe, las encuestas nos hablan de que el 79 por ciento de los conductores considera probable la compra de un vehículo que incluya servicios conectados, por lo que se estima que en una década su implantación en el mercado será prácticamente del cien por cien.
La incorporación de tecnologías C2C o car to car, que permiten que los coches se comuniquen entre sí para evitar, por ejemplo, colisiones y de las tecnologías C2I o car to infrastructure, que consiguen su integración, gracias al Internet de las cosas, con los sistemas de las ciudades inteligentes para ofrecer al conductor en tiempo real datos de su entorno, harán posible que un coche pueda anticipar si detecta una persona cruzando la carretera, reducir la velocidad en caso de que se haya producido un accidente o programar rutas más eficientes para evitar atascos y que esas 52 horas de las que hablábamos al principio se reduzcan a cero.
Por otro lado, a nadie se le escapa que el coche conectado y el coche autónomo van de la mano, quizá el primer paso sea conectado con funcionalidades autónomas, pero eso lo dejaré para un próximo post.
Imagen: Fiat Chrysler Automobiles

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