El pasado Domingo 22 todos los españoles estuvimos invitados a participar de las elecciones municipales y regionales. Yo hice de ciudadano ejemplar y fui, como 23 millones de españoles, con mis dos papeletas a votar a mi colegio. Nada más llegar me encontré con las listas de las mesas grapadas y mezcladas encima de un pupitre. La gente buscaba perdida su nombre entre tal maraña de papeles, con el fin de encontrar la mesa a la que dirigirse. Una vez encontrada la mesa, me dirigí hacia ella, donde me estaban esperando tres personas. Imagino que el presidente de la mesa y dos vocales.
Al llegar me piden el DNI, (yo llevo el DNI electrónico) y toman mis datos, nombre y apellidos. Un vocal comprueba que efectivamente pertenezco a esa mesa mirando en la lista que tiene y el otro vocal apunta con un boli BIC azul mi nombre completo y mi referencia. Una vez completado este proceso, pude votar.
El coste total de estas elecciones ‘tradicionales’ fue de (según "El Confidencial" que cita fuentes del Ministerio):
- 15 Millones de euros para el proceso de escrutinio y difusión
- 94.400 euros por las urnas (me parece poco)
- 625.000 euros para impresos
- 778.000 euros para sobres
- 1.180.000 euros para material de oficina (los bolis BIC 🙂 )
- 526.044 euros para cabinas de privacidad
- 11,3 Millones de euros en dietas para los integrantes de las mesas electorales (62,61 €/integrante de la mesa)
En total, unos 30 millones de euros destinados al proceso.
Veamos dos alternativas directas que pueden mejorar este proceso:
- Voto desde mi casa. Igual que hago la declaración de IRPF con mi DNIe, el voto no tiene por qué ser tratado de manera distinta.
- Voy al colegio, introduzco mi DNIe en un lector que me dice la mesa a la que tengo que dirigirme. No pierdo tiempo. Llego a la mesa donde comprueban mi identidad y en un ‘poste electrónico’ introduzco mi DNIe y voto (sin papeles ni bolis 😉 )
Los beneficios de estas dos alternativas, están claros, tiempo y ahorro de costes. No hay que darle más vueltas.
Resulta que más del 50% de la población tiene ya el DNI electrónico. Lo que me lleva a pensar, que si utilizásemos convenientemente los recursos de que disponemos, nos podríamos haber ahorrado una parte muy importante de este enorme gasto.
Tenemos que fomentar más el uso del DNI electrónico y la e-Administración. No podemos seguir anclados con procesos del siglo pasado cuando las necesidades de la población y su mentalidad está ya en el siglo XXI. Contamos con todos los medios y tecnología para hacerlo posible, dispositivos, redes de alta capacidad, computación en la nube, redes sociales… Todos tenemos la responsabilidad de diseñar una cultura digital acorde a nuestros días, no sólo en el ámbito de relaciones personales, si no también a la hora de ejercer como ciudadano. Es cierto, que se están realizando grandes avances con leyes que lo apoyan y que es un proceso de cambio cultural importante, pero los números avalan que tenemos que convencernos definitivamente de dar el paso hacia el ciudadano digital.
Juan Félix Beteta

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