En el mundo de las tecnologías de la información el mainframe -el ordenador central- es un elemento icónico, que supone el punto de partida de esta industria en el mercado corporativo. Aunque inicialmente el concepto fue desarrollado por varias empresas, le corresponde a IBM el mayor éxito y, a partir de los años 60 del siglo pasado, se impuso como estándar de facto de gran unidad de cómputo.
Un ejemplo de su impacto en las compañías se recoge en la famosa serie televisiva Mad Men. En el cuarto capítulo de su séptima y última temporada, que se desarrolla en 1969, podemos ver cómo la agencia de publicidad neoyorquina decide instalar un mainframe en la oficina, en concreto un modelo IBM S/360, para poder abordar los cambios tecnológicos que se estaban viviendo en aquellos años. Realmente podemos decir que se trató de una primera oleada de transformación digital de las empresas.
Posteriormente al mainframe llegaron otras tecnologías, pero muchas grandes organizaciones (bancos, ministerios…) siguen manteniéndolos en procesos core de sus negocios y, aunque ha disminuido mucho su uso, sigue siendo una pieza importante de sus sistemas de información. El proceso de salida de un mainframe no es sencillo, ya que tiene un elevado coste y supone un riesgo importante para el negocio, por lo que es un entorno en el que alguna compañía sigue teniendo una cuota importante de mercado, que en cierto modo podríamos llamar cautivo.
El problema es que las nuevas generaciones de programadores, así como los fabricantes de hardware, son en su mayoría ajenos al entorno mainframe, por lo que esta unidad central se ha convertido en un mercado de nicho muy específico, con poca competencia y elevados costes.
La alternativa al mainframe ha sido durante muchos años las arquitecturas cliente-servidor basadas en plataformas X86 que las empresas alojan en centros de datos corporativos.
Algunas compañías "tienen un mainframe y no lo saben…"
Pero en el siglo XXI han irrumpido con fuerza los servicios TI prestados desde la nube, que evolucionan a una gran velocidad. Así, se ha pasado de proporcionar infraestructura como servicio (servidores, almacenamiento, etc.) a proporcionar servicios avanzados como contenedores y servicios cognitivos de inteligencia artificial. El ritmo de avance es exponencial con AWS de Amazon, Azure de Microsoft y GCP de Google como principales exponentes.
Todavía hay empresas que no han dado el salto a la nube y siguen trabajando con entornos dedicados de servidores X86. Estas compañías “tienen un mainframe y no lo saben”, porque, al no ir a cloud, están desaprovechando el enorme potencial de la modernización de sus procesos. Al igual que salir del mainframe no es sencillo, abandonar los data centers corporativos tampoco lo es, pero es algo que se debe acometer cuanto antes para no verse superados por el actual tsunami de la transformación digital.
Hay muchas estrategias para ir acometiendo la migración a cloud. Telefónica Empresas es el partner idóneo para ello, ya que cuenta con los expertos para acompañar a los clientes en este sentido y asegurar los procesos que garantizan el éxito de estar en la nube sin riesgo para el negocio.
A veces se puede apostar por una cloud híbrida que permite la convivencia entre servicios on premise y servicios en la nube. Otras, se apuesta por una migración total: la naturaleza del negocio determinará la estrategia más adecuada.
Imagen: Pargon

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