Recientemente leí en Network World dos interesantes titulares: “Siete de cada diez españoles utilizan la banca móvil todos los meses” y “Los españoles cada vez compran más a través de smartphones y tablets”. En ambos casos quedan plasmadas dos tendencias:
- La tecnología impregna casi todas las gestiones que realizamos a diario.
- El dinero en metálico está perdiendo terreno a marchas forzadas.
El uso masivo de teléfonos inteligentes y el acceso a Internet han propiciado que los usuarios recurran a los dispositivos móviles no sólo para buscar información, geolocalizar tiendas y restaurantes o conversar en las redes sociales, sino también para realizar compras, aunque de momento sólo lo hacen seis de cada diez internautas españoles, según datos de IAB Spain. El 40 por ciento de “reticentes” se escuda en la falta de seguridad de los pagos móviles y en el desconocimiento de las opciones que ofrecen estos medios de pago.
Si miramos fuera de España, podemos sorprendernos con noticias como la de Suecia que, según un estudio del KTH Royal Institute of Technology de Estocolmo, podría convertirse en el primer país sin dinero en metálico. Actualmente, sólo dispone de 8.000 millones de euros en circulación, un 92 por ciento menos que hace seis años. Ello es debido al progresivo aumento del uso de tarjetas y apps para efectuar los pagos. En Estocolmo, por ejemplo, ya no se acepta efectivo para adquirir tickets de autobús, y otro hecho curioso: algunos mendigos llevan lectores de tarjeta para poder vender en la calle el periódico Situation Sthlm.
Esta tendencia se ha extendido a sus países vecinos, como Noruega, donde se aceptan tarjetas para abonar pequeños importes, como puede ser una golosina en una tienda o un café en un bar, y Dinamarca, donde -desde el pasado 1 de enero- los comercios que así lo deseen podrán negarse a aceptar pagos en metálico, y eso no es todo: el Parlamento danés ha fijado el año 2030 como fecha límite para eliminar completamente el dinero en efectivo en el país. Fuera de Escandinavia, en Londres, sólo se pueden comprar billetes de autobús mediante medios de pago digitales.
En España aún no estamos tan avanzados. La convivencia entre los pagos digitales y los abonos en efectivo está más equilibrada, si bien los primeros están haciendo retroceder al papel y la moneda.
Medios de pago digitales
La tecnología está haciendo posible el lanzamiento de nuevas formas de pago, algunas muy utilizadas en la actualidad y otras aún emergentes:
Tarjetas de débito y crédito. Su uso se ha generalizado, aunque en España no se emplean aún para pagar pequeños importes, salvo en máquinas expendedoras de billetes de metro, autobús o entradas a cines. Van surgiendo nuevas tecnologías para incrementar su seguridad: primero fueron los códigos PIN, a los que se sumaron las tarjetas de coordenadas, los códigos enviados por SMS al móvil para finalizar una compra y ya más recientemente la posibilidad que ofrecen algunas entidades de desactivar temporalmente las tarjetas cuando no se usen y luego volver a activarlas.
Pagos móviles (wallet). Funcionan con tecnología de proximidad o contactless; utilizan un chip NFC (Near Field Communication) para conectar el dispositivo móvil con el Terminal Punto de Venta (TPV) del comercio. Basta con acercar el móvil al lector de la tienda para poder pagar al instante. El cargo se efectuará en la tarjeta bancaria que se tenga asociada. Algunas entidades bancarias (BBVA, Bankinter, La Caixa) ofrecen este servicio, y Telefónica participa en varios proyectos en marcha.
Aplicaciones móviles específicas. Hay que descargar la app en el smartphone, introducir nuestros datos personales, asociar un medio de pago (tarjeta de crédito o débito, PayPal) y ya podemos, por poner dos ejemplos, pagar nuestro trayecto en el caso de la app My Taxi.
Ventajas y desventajas de los pagos digitales
Entre las ventajas destacan:
- Reducción del fraude: los pagos digitales limitan el fraude fiscal y facilitan el seguimiento de los movimientos financieros.
- Adiós a la falsificación de dinero: Si escasea el dinero en efectivo, ¿para qué falsificarlo?
- Seguridad ciudadana: reducción del número de atracos a bancos, comercios y vehículos de seguridad. Suecia es un ejemplo claro de ello.
En el lado opuesto, estaría el incremento del cibercrimen. A falta de dinero en efectivo, hay que atacar el dinero digital, con nuevas formas de “hackear” los sistemas de seguridad para hacerse con claves y accesos a los fondos financieros.
Si bien es cierto que se acabaría con la falsificación de dinero, los expertos sugieren que aumentaría la clonación de tarjetas, tanto bancarias como SIM NFC.
Es, como siempre, la lucha entre el bien y el mal, entre “la luz y el lado oscuro”, que están ahora tan de moda: se incrementan las medidas de seguridad, pero aparecen nuevos Darth Vader que consiguen sortearlas.
Foto: Rafa Otero

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