“El pasado es futuro” fue el título del último evento TedxGran Vía al que asistí. Una afirmación paradójica pero fácil de entender si pensamos que el futuro no siempre es disruptivo, sino que tiene mucho de continuidad y evolución, que muchos aspectos que incluso en la actualidad consideramos futuristas ya se hicieron realidad en alguna medida tiempo atrás (o se soñaron, como hizo Julio Verne).
Basta un nombre para entenderlo: Nikola Tesla, cuyos inventos permanecen vigentes y son fundamentales 150 años después.
Ya tenía pendiente visitar la exposición que Espacio Fundación Telefónica le ha dedicado, pero fue la otra tarde cuando realmente me cautivó su figura. Y me ocurrió oyendo hablar sobre él a Miguel A. Delgado, uno de los comisarios de la exposición, que nos transmitió con pasión su carisma.
Miguel Ángel, experto en Tesla -sobre el que ha escrito varias obras-, nos contó que lo descubrió gracias a Auster, en “El palacio de la luna”, y en un principio no tuvo claro si era real o un personaje literario. Y es que podría pasar por un ser de ficción. También aparece en “Contraluz” de Pynchon, en cómics, David Bowie hizo de él en la película “El truco final”, se le han dedicado algunas óperas, reivindicado en la serie House, Tesla Motors, que diseña, fabrica y vende coches eléctricos, toma su nombre de él, goza de gran simpatía entre el movimiento Maker… Podría decirse que la cultura popular le ha dado la visibilidad que se le ha arrebatado en la historia de la ciencia.
Padre de la corriente alterna, el motor de inducción y la radio, y visionario de tecnologías como la robótica, los aviones de despegue vertical, las lámparas de bajo consumo, las energías alternativas –construyó la primera gran central hidroeléctrica en las cataratas del Niágara- o la transmisión inalámbrica de electricidad, nuestro mundo sería otro si se hubiesen llevado a término muchas de sus investigaciones.
Tuvo una gran intuición para ver el futuro, aunque también erró al prever un mundo con vehículos particulares voladores y sin combustibles fósiles ni problemas de contaminación, creyó que podríamos controlar el clima, o que la educación y la ciencia regirían el mundo. Tesla perteneció a una generación con una enorme fe en la tecnología y en el progreso humano. “Ojalá pudiésemos rescatar ese impulso y ese optimismo para abordar problemas actuales”, señaló el comisario de la exposición.
Su figura sigue tan vigente que podríamos decir que fue un hombre del siglo XXI, nacido dos siglos antes. Lo hizo además en una aldea de Croacia, aunque de etnia serbia, y creció en un ambiente rural. Su ingenio, que afloró desde niño, lo llevo a trabajar en París (en la compañía de Edison) y Nueva York (con George Westinhouse).
Defensor de ocurrencias geniales y algún desvarío, obsesionado con su trabajo, con una inteligencia y atractivo que hacía que se lo disputaran en los salones de la época, con escasa habilidad comercial y una gran ingenuidad que lo hicieron presa fácil de envidias y complots empresariales (Edison y Marconi en ese lado oscuro), pasó solo y en el olvido los últimos años de su vida.
Es de justicia, como hace la exposición “Nikola Tesla: suyo es el futuro”, reconocer las contribuciones de este genial inventor. Para entender la magnitud de su figura, me quedo con esta frase: “Gracias a Edison podríamos encender el árbol de Navidad, pero sin los inventos de Tesla la imagen de la tierra desde el espacio no existiría.”
Otro ejemplo que se puso la pasada tarde sobre un pasado que por su grandeza nos llega y condiciona fue el propio marco en el que se celebró el evento: la flagship store de Telefónica. Se aloja en el edificio emblemático que se construyó entre 1925 y 1929, que emulaba los primeros rascacielos neoyorquinos. Urbanísticamente calificado como de protección total, fue necesario hacer con él un “trabajo de prótesis arquitectónica” que cambiara el espacio para acondicionarlo a las nuevas necesidades, pero sin alterar la configuración del edificio.
Otro ejemplo de surf en la cresta de una ola que nació tiempo atrás. No todo es disrupción siempre…
Imagen: Stuck in Customs

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