Érase una vez un sencillo lenguaje de programación. Este lenguaje creció y creció y, casi sin darnos cuenta, en un sistema operativo se convirtió. Y colorín colorado, este cuento tan sólo ha empezado.
El HTML, cuyas siglas corresponden a HyperText Markup Language y se traduce como Lenguaje de Marcado Hypertextual, es el principal lenguaje para la creación de páginas web.
Por hacer este post más llevadero a los ajenos al mundo de la programación, explicaré que el formato básico de este lenguaje se basa en etiquetar elementos. Las etiquetas sirven para indicar, por ejemplo, si un elemento se escribe en negrita o itálica, en un tamaño de letra grande o pequeño e incluso para insertar un gráfico o una tabla dentro de la página.
La forma de usar las etiquetas es muy sencilla, al menos en lo básico, ya que se emplea una etiqueta de inicio del elemento y una de final del mismo. Lo cierto es que terminamos antes poniendo un ejemplo que explicando lo fácil que es. Veamos: si queremos poner el texto “HTML es sencillo” en negrita, lo haríamos así:
<b>HTML es sencillo</b>*
*(Donde la letra b es abreviatura de bold, (negrita en inglés))
Los elementos se pueden anidar. Así, por ejemplo, si queremos que el texto anterior, además de en negrita, aparezca en cursiva o itálica, lo haríamos poniendo:
<b><i>HTML es sencillo</i></b>
Seguro que has imaginado que en este caso la letra i indica italic (itálica). Y además ahora ya puedes entender el chiste para programadores de la imagen de la siguiente imagen:
Hay elementos que no requieren la etiqueta de fin de elemento y, naturalmente, no todo es así de sencillo, pero la regla general es la que he explicado.
En su primera definición estándar, allá por el inicio de los años 90, tan sólo contenía 22 de estas etiquetas, las cuales sólo servían para dar información sobre el documento y modificar su apariencia. Posteriormente se le fueron incorporando algunas funcionalidades más, como la de contener código ejecutable, más o menos ligero, que permitía interactuar con lo que ya eran páginas web en toda regla.
A pesar de que por todos los medios se intenta estandarizar el formato, parece imposible evitar que compañías del sector privado generen su propia interpretación “mejorada” del mismo, y es por esto que la misma página a veces no se muestra igual en un navegador que en otro.
Asimismo, la evolución ha hecho que elementos que tenían una función inicialmente, hayan terminado con otra algo distinta, o bien que su uso no sea recomendable y haya sido sustituido por una nueva etiqueta. Por ello páginas antiguas podrían visualizarse mal en versiones modernas de los navegadores web que no hayan implementado su compatibilidad con versiones anteriores del lenguaje.
Un paseo rápido por la historia
- Origen: aunque llevaba trabajando en ello desde 1980, no fue hasta 1991 cuando Tim Berners-Lee, físico del CERN, publicó formalmente la primera versión de HTML y creó algo casi más relevante aún: el World Wide Web (también conocido como W3 o la web). El objetivo era disponer de una red de distribución de información con elementos enlazados entre sí. En esa época, Tim también creó el primer navegador web (ViolaWWW), que funcionaba en modo texto sobre un sistema operativo Unix.
- Versión 2 (1993): aunque fue la primera propuesta para disponer de una versión oficial y estándar, nació con el número 2, para distinguirla de las versiones anteriores que no eran oficiales.
- Versión 3.0 (1995): se trataba de un borrador que proponía novedades demasiado complejas para ser implementadas con la tecnología que existía en aquella época, así que no llegó a convertirse en un estándar aprobado. Entre sus propuestas incluía la creación de tablas o la posibilidad de que el texto pudiera fluir alrededor de una imagen. Tampoco se aprobó la propuesta de versión 3.1 y finalmente se oficializó la 3.2 (1997), que incluía la posibilidad de usar código Java dentro de la página web e imágenes flotantes en el texto.
- Versión 4.0 (1998): supuso un salto cualitativo respecto a versiones anteriores. Además de iniciar una limpieza de etiquetas del HTML, indicando algunas como no recomendadas, añadió funciones avanzadas como el uso de las hojas de estilo CSS (del inglés Cascade Style Sheet), lo cual permite, entre otras cosas, definir colores, márgenes, anchos y largos de página, espaciados y patrones de texto para las páginas web. Esta herramienta hace posible modificar la apariencia de todas las páginas de un sitio web con tan sólo cambiar los valores en un único lugar: las hojas de estilo.
- Versión 4.01 (1999): se trató de una simple actualización que no incluyó novedades significativas.
A partir de este momento, se abrieron dos líneas de trabajo paralelas: por un lado el organismo estandarizador W3C (Word Wide Web Consortium) apostó por generar el lenguaje XHTML (un HTML mejorado basado en XML, otro lenguaje de etiquetado) y, por otro, las empresas Apple, Mozilla y Opera se centraron en la evolución del HTML original.
Y entonces, en 2007, apareció HTML 5: una versión para unirlas a todas, el príncipe azul de nuestro cuento.
Consiguió que el W3C y el grupo formado por Apple, Mozilla y Opera trabajaran de nuevo conjuntamente en este producto. Aunque es importante comentar que el W3C ha mantenido dos líneas de trabajo paralelas, generando XHTML 5 al mismo tiempo que se hacían oficiales los borradores de HTML 5.
Con HTML 5 no podemos hablar simplemente de un lenguaje de programación, sino de un grupo de herramientas que pueden emplearse para construir aplicaciones. Contiene nuevas etiquetas mucho más potentes, un módulo de geoposicionamiento (GPS), su propia base de datos local, un módulo de dibujo que deja obsoleto al famoso Flash de Adobe, etc.
Para saber un poco más de los cambios que introduce esta versión, os recomiendo el artículo HTML 5 y la revolución de las aplicaciones.
Se trata de una versión tan revolucionaria, que incluso se ha empleado para construir un nuevo sistema operativo para móviles: el Firefox OS. (Más información en El futuro del smartphone en el Mobile World Congress: Firefox OS y Ubuntu y en Firefox OS, el sistema operativo que abarata los smartphones)
¿Quién se atreve a aventurar qué será lo siguiente que incluya HTML 5? ¿Quizá tu nuevo smartTV? ¿O acaso será tu reloj de pulsera? Estoy seguro de que no tardaremos mucho en averiguarlo.
Y colorín colorado, HTML 5 ha llegado.
Imagen superior: Jesper Rønn-Jensen
Imagen inferior: bi0xid

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