Los servicios de diagnóstico por imagen conocieron hace ya unos años su primera gran transformación digital: la introducción del Sistema de Información Radiológica (RIS) como forma de gestionar su actividad y después, o en paralelo, la introducción de sistemas computerizados para el archivado digital de imágenes médicas (PACS) y, por tanto, la eliminación de la necesidad de la placa radiográfica para el diagnóstico.
La introducción del RIS impuso lógicamente una modificación de los procesos de trabajo internos en radiología, para pasar desde los entrópicos flujos gobernados por el papel y los comentarios escritos a mano a una gestión digital menos flexible pero más estructurada, gobernable y escalable.
La introducción del PACS también representó cambios en los procesos de los técnicos, asociados fundamentalmente a la gestión de la calidad en la adquisición de imagen, y sobre todo, de los radiólogos y el diagnóstico.
La digitalización de la radiología ha tenido un gran impacto en esta especialidad, en la relación con los médicos peticionarios y en el propio paciente, que cada vez menos necesita almacenar y portar sus placas: se han creado anillos radiológicos, interconectado los RIS/PACS de diferentes servicios, las peticiones ya llegan de forma digital, se distribuyen los resultados a la Historia Clínica Electrónica al instante, nace la teleradiología, etc.
Todo esto ya ha ocurrido y forma parte de la operativa diaria de la radiología de nuestro país. Sin embargo, no podemos detenernos en el proceso de mejora, y en este post me gustaría resaltar dos áreas en las que es posible seguir avanzando mediante el uso de las TIC:
1- Conectividad entre personas: Si, como afirma el psicólogo estadounidense Dan Gilbert, la mayor fuente de felicidad es el contacto con otras personas, este tipo de herramientas nos harán sumamente felices porque tratan precisamente de fomentar las relaciones y el trabajo colaborativo. Estamos hablando de:
- Plataformas profesionales de trabajo colaborativo: articulan flujos de trabajo multidisciplinar (facilitan la comunicación entre técnicos especialistas en radiología (TER) , radiólogos, cirujanos, especialistas peticionarios y también entre compañeros de la misma o diferentes organizaciones), se integran con los sistemas de información corporativos e incorporan funcionalidades de comunicación como comunidades virtuales temáticas, foros, capacidades de chat, videoconferencia, etc. Gestionan la información y los accesos a ella de forma segura. Porque aunque cubra parte de la funcionalidad, sacarle una foto al monitor de la estación diagnóstica o a la placa en el negatoscopio y compartirla por Whatsapp para pedir una segunda opinión no cumple los requisitos de “plataforma profesional”.
- Herramientas que mejoran la relación con el paciente: tanto los profesionales del servicio de radiología como los pacientes estamos de acuerdo en que necesitamos mejorar nuestra comunicación. Por muchos motivos, algunos de ellos tan poco banales como la autonomía de decisión del paciente y su protección frente a la radiación. Si nos ceñimos a la operativa, quizá ayudaría a que el paciente pudiera tomar su decisión de manera mejor informada alguna teleconsulta radiólogo-médico peticionario-paciente previa a la realización de la prueba para explicar el consentimiento informado. Tampoco vendría mal alguna app en el smartphone para guiar y ayudar a encontrar dentro del hospital la sala en la que al paciente le van a hacer la prueba. Y si está integrada con la aplicación de cita y el paciente puede recibir el recordatorio, conocer de antemano el retraso que lleva, sacar su turno al llegar e incluso firmar el consentimiento informado desde el móvil si ha olvidado hacerlo con anterioridad y, al salir, llevarse su cartilla digital personal de dosis de radiación acumulada, sin duda serían funcionalidades que contribuirían a mejorar la experiencia de usuario y su seguridad.
2- Generación de conocimiento: la digitalización de la información abre la oportunidad de gestionar y explotar esos datos. En el hospital en general y en radiología en particular se dispone de numerosas fuentes de registro de datos digitales, estructurados o no, de los que, con técnicas de business intelligence, data mining y big data es posible extraer conocimiento que permite una mejor toma de decisiones diagnósticas y de gestión:
- Predicción de la demanda de pruebas diagnósticas: es posible llevar la gestión del servicio de radiología un paso más allá si a todo el cúmulo de datos descriptivo de lo que se hace y cómo (técnicas, tiempos, recursos, tipologías de pacientes, etc) se aplica algoritmia que permita modelar y, por tanto, predecir cómo será la demanda en las próximas semanas y dónde va a haber cuellos de botella, lo que quizá posibilitaría tomar alguna medida preventiva al respecto.
- Sistemas de ayuda a la lectura diagnóstica mediante la aplicación de algoritmos de postprocesado avanzado de la imagen radiológica. Ya es posible gracias, por un lado, a la relativa facilidad para construir bancos de imágenes para validar estos algoritmos y, por otro, a la posibilidad de contar con estas herramientas “as a service” gracias a los nuevos modelos de negocio que permite la tecnología cloud.
- Explotación de los informes radiológicos disponibles en la organización mediante la aplicación de técnicas de procesado del lenguaje natural. Conocido también como “¿Cómo puedo buscar algún informe previo que se parezca a lo que estoy tratando de diagnosticar que me ayude a mejorar la calidad de mi lectura?” Puesto que los informes están escritos de forma no estructurada fundamentalmente con lenguaje natural, no resulta sencillo poder explotar esa información, si no es mediante la utilización de este tipo de tecnología.
Aquéllos que tenemos la ilusión de impulsar la innovación en el diagnóstico por la imagen con las TIC como palanca estamos de suerte, el panorama se presenta apasionante. No hay excusas, ni zona de confort, la obligación es mejorar siempre el servicio a los pacientes.
Imagen: Nukamari

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