Los Beatles empezaron tocando en tugurios de Liverpool y Hamburgo. Eran 5 jóvenes (más tarde 4) a los que no se les daba mal del todo. Bandas de rock que han comenzado atormentando a sus incautos padres en los garajes de sus casas hay muchas. Muchos, con muchas ganas de triunfar; algunos, con mucho esfuerzo; unos pocos, con bastante talento. La mayoría no duran un año, y triunfar, lo que se dice triunfar, muy muy pocos. Pero los que triunfan tienen algo especial, algo nuevo, revolucionan el mercado.
Al mismo tiempo, la industria musical y las grandes distribuidoras buscan grupos y artistas para vender discos. Buscan talento entre los artistas que salen “espontáneamente” pero también generan producto. Hacen concursos y castings diversos para juntar esas características que han estudiado previamente que funcionan para vender en el público objetivo (Spice Girls, Take That, …). De hecho algunos ni cantan (Milli Vanilli). Estos grupos lo tienen mucho más fácil, tienen de partida esas características que se sabe que pueden triunfar y mucha inversión por detrás en marketing. Invaden el mercado.
La industria tecnológica funciona a veces de forma parecida. Por un lado, grandes empresas lanzan productos al mercado acompañados de grandes campañas de inversión. Apple lanza el iPhone y, por supuesto, triunfa. Han hecho los deberes, saben lo que quiere su público, saben cómo promocionarlo y cómo venderlo. Éxito rotundo.
Pero, al mismo tiempo, existen “grupos de garaje”, 3 estudiantes en alguna universidad que se juntan con alguna idea y tratan de sacarla adelante. En este punto pasa como en la música. Muchos se juntan antes de comenzar su trayectoria laboral en la empresa. Algunos, con mucho esfuerzo. Unos pocos, con buenas ideas. Pueden lanzarlas y esperar a que una gran compañía les descubra o pueden llevarlas a cabo por ellos mismos, aunque, se juntan tantos factores, que a veces se hace difícil: buena idea, bien llevada a cabo, con buenos gestores (normalmente el perfil de emprendedor o visionario no encaja con el de gestor), con buenas decisiones en los momentos adecuados, …
Muy pocos lo consiguen. Google surgió de la tesis doctoral de 2 estudiantes de Stanford hace 12 años y ahora es una multinacional con más de 21.000 empleados y un beneficio neto superior a 6.5 Millones de USD en el 2009 (ver datos). Facebook se creó por unos estudiantes de Harvard en 2004 y hoy hasta tiene película propia.
¿No hay innovación de garaje en la empresa?. Sí, sí que la hay, y muy buenas. Se crean productos, ideas y proyectos interesantes todos los días y se lanzan al mercado con mayor o menor éxito. Pero se innova de una forma distinta. Para cada idea, se valora su idoneidad, si encaja con los objetivos de la empresa, qué inversión requiere, cuándo se retornará, cómo repercutirá en el resto de productos de la empresa el lanzamiento de éste, en su imagen de marca. Por el camino se desechan muchas ideas que no han superado el exhaustivo análisis de riesgo realizado.
Las ideas de garaje no se analizan tanto. No tienen tanto que perder. No hay tanto riesgo. No comienzan con una gran inversión, comienzan con el talento y el esfuerzo de unas pocas personas. Lo hicieron porque no sabían que era imposible.
¿Habría que cambiar algo en la empresa para potenciar la innovación de garaje?. Las empresas tienen que saber gestionar las ideas y potenciar la innovación, pero al mismo tiempo, nunca van a poder dejar de revisar el retorno de inversión. Pueden potenciar la existencia de grupos que se salgan un poco de los mecanismos más burocráticos pero nunca podrán dejar de analizar el riesgo.
Seguirán saliendo ideas imposibles fuera de “la industria”, ideas que nadie esperaba que pudieran triunfar. Ideas que posicionen en poco tiempo a nuevas personas con talento dentro del mercado.
Pero eso es bueno, ¿no?.
Lorena de la Flor

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