Estamos en plena cuenta atrás para la vuelta al cole y la semana pasada leía que este mismo curso los alumnos de Enseñanza Obligatoria Secundaria de la Comunidad de Madrid tendrán una nueva asignatura: Programación, cuyo temario incluirá un bloque de Arduino.
Se me vino entonces a la cabeza el Informe “Top 100 innovaciones educativas”, de Fundación Telefónica, que se presentaba a finales de junio, como resultado de una investigación mundial en busca de las mejores innovaciones docentes para la promoción de las carreras científico-tecnológicas. Y es que lo de la letra y la sangre, y el aprendizaje ligado al sufrimiento queda ya muy atrás.
Este verano precisamente, con motivo del Congreso internacional de Sistemas Dinámicos, Ecuaciones Diferenciales y Aplicaciones que se celebró en Madrid, se ponía de manifiesto la importancia de las matemáticas para la vida cotidiana. Sus conocimientos se aplican en campos tan de actualidad como big data, tan sorprendentes como el mundo del arte y muchos otros como la seguridad, la medicina, la biología, la meteorología o el espacio. La realidad es que los matemáticos forman parte de plantillas de empresas muy diversas. Y no sólo son contratados por los conocimientos en su área, sino por su estructura mental, acostumbrada a resolver problemas.
En la presentación del informe se dijo que el modelo educativo actual está desfasado para la era digital y la prueba es su desajuste con el mercado laboral. Dado que el 80 por ciento de los empleos más demandados en Europa y Estados Unidos requiere de un buen dominio matemático y técnico, y que en España sólo trece de cada mil jóvenes terminan itinerarios de este tipo y cuando lo hacen no siempre tienen una buena base, Fundación Telefónica ha querido recoger en este estudio cien proyectos eficaces para fomentar las vocaciones científico- tecnológicas. Los criterios han sido su impacto potencial, la facilidad de implantación, la sostenibilidad del modelo, su grado de innovación y la velocidad de los resultados.
Me voy a referir a tres de las innovaciones seleccionadas:
- La primera es del ámbito digital. Se trata de Apps for good, un movimiento de Reino Unido que vincula la educación en tecnología de código abierto con la resolución de problemas reales. Los jóvenes crean, así, sus propias aplicaciones que aportan soluciones para un mundo mejor. Al final de un proceso de trabajo y selección, los mejores desarrollos llegan al mercado. El educador actúa como una especie de coach y la formación tiene un enfoque holístico que incluye artes, emprendimiento o diseño.
- Jump Match es un programa canadiense en el ámbito de las matemáticas que enseña esta asignatura a los niños como un juego y consigue que se emocionen con ella. Van descubriendo las matemáticas a través de problemas sencillos y la práctica guiada. Su filosofía es que para que los niños disfruten tienen que creer que pueden hacerlo, no deben sentir nunca que no pueden avanzar.
- Por último, ScienceLab es un modelo alemán de aprendizaje para las ciencias, que pretende aprovechar la necesidad innata de entender el mundo que tienen los niños más pequeños, de entre 4 y 10 años, para que se enfrenten a las ciencias sin miedo. El principio metodológico consiste en que el niño sea dueño de su propio proceso de aprendizaje, a partir de las preguntas que le van surgiendo: qué es el arco iris, por qué con un interruptor la luz va y viene… Y para ello hay que dejarlos observar, permitir desvíos, que digieran lo que están descubriendo, darles su tiempo para verbalizarlo… Lo importante es que se adquieran los conceptos clave, siguiendo el método científico de pregunta, hipótesis, experimentación, reformulación y conclusiones. Las ciencias además también les permiten desarrollar otras competencias (metodológicas, sociales –normas de interacción y hasta de educación básicas- o lingüísticas)
Este tipo de iniciativas, entre otras novedades, muestra un nuevo perfil de docente, distintas formas de capacitación de los mismos; nuevos enfoques y metodologías; diferentes escenarios de aprendizaje… y de todo ello se puede extraer valor. Hay que olvidar los prejuicios. En España ya se están dando pasos en este sentido. Quizá pronto veamos niños deseando que termine el recreo para empezar su clase de matemáticas o pequeños Einstein, quién sabe.
Imagen: woodleywonderworks

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