Probad a teclear en Google “Internet nos hace estúpidos”. Salen 421.000 resultados de la búsqueda. ¿Es ésa la primera prueba de que, efectivamente, Internet nos está haciendo un poco más tontos de lo que éramos antes de su existencia? ¿Internet nos hace más tontos o más inteligentes?
Yo todavía recuerdo de memoria los números de teléfono (fijo) de varios amigos de mi infancia y adolescencia, periodo que pasé, por cierto, sin móvil ni Internet. Nos llamábamos los fines de semana para quedar; una llamada breve porque cada minuto costaba dinero. Ahora con alguno de ellos me “whatsappeo” prácticamente a diario porque, claro, ya prácticamente nunca hablamos por teléfono. Y lo único que sé de su número de móvil es que empieza por 6.
Reconozco que sufro lo que los expertos llaman “amnesia digital” o “efecto Google”, o sea, la tendencia a olvidar información relevante al confiar demasiado en los dispositivos móviles como modo de averiguar cualquier cosa. Pero no estoy solo. Un reciente estudio asegura que el 90 por ciento de la población también la padece: más del 70 por ciento de la gente no se sabe de memoria el teléfono de sus hijos, y el 49 por ciento nunca se aprendió el teléfono de su pareja (por favor, no me preguntéis por el número de móvil de mi mujer…)
No nos aprendemos nada de memoria porque confiamos en que todo lo que necesitemos saber está a un par de clics de distancia y no nos importa en absoluto considerar Internet como una extensión de nuestra propia memoria. La consecuencia es que la Red está cambiando la manera en la que guardamos la información en nuestro cerebro, porque ya no almacenamos la información propiamente dicha, sino que lo que recordamos es dónde podemos encontrar esa información.
Pasa lo mismo con las fotografías. Hay un experimento curioso en el que se pedía a unas personas que visitaran un museo. Un grupo de ellos no podía hacer ninguna foto, mientras que otro grupo tenía que fotografiar absolutamente todo. El grupo que después de la visita recordaba más objetos era… el de los que no podían sacar ninguna fotografía. Y es que cada vez más vemos la vida a través del objetivo de la cámara de nuestro smartphone, y tendemos a almacenar nuestros recuerdos en la memoria del teléfono y no en nuestro cerebro. Se estima que en el año 2015 se habrá hecho 1 billón (con b) de fotografías en el mundo, aproximadamente el 75 por ciento de ellas desde un teléfono móvil.
Entonces, ¿es cierto que Internet y los smartphones nos está volviendo un poco estúpidos? Hay quien defiende categóricamente que sí, que Internet nos vuelve superficiales, que puede convertirse en enemigo del pensamiento crítico y que, junto a la permanente distracción que suponen los smarphones, hace que seamos incapaces de concentrarnos y que no podamos leer mucho más allá de 140 caracteres. Se han hecho estudios que aseguran que prestamos atención a una web durante 8 segundos, durante los cuales decidimos si nos interesa seguir navegando por ella o no. El mismo estudio dice que un pez es capaz de fijar su atención en un objeto durante 9 segundos… así que parece que en un mundo con tantos estímulos como el actual, estamos perdiendo capacidad de concentración. Somos "la sociedad más distraída de la historia”.
Por otro lado, hay quienes opinan que es más bien al contrario, que Internet nos hace más inteligentes. Ha habido antes otros grandes cambios en la Historia que parecía que iban a acabar con la Humanidad, cuando en realidad la cambiaron para bien. Por ejemplo, Sócrates decía que la escritura iba a destruir la tradición de la dialéctica. Él consideraba un desastre que la gente se acostumbrara a escribir las cosas en lugar de recordarlas, lo que provocaría «el olvido en las almas de los alumnos y su capacidad de aprender». Opinión que curiosamente ha llegado hasta nosotros porque Platón la inmortalizó por escrito.
Trasladado al mundo actual, el cofundador de Apple, Steve Wozniak, decía que Internet fomenta la creatividad pues permite a los jóvenes ir más allá de una educación basada en la simple memorización de datos, y les facilita explorar por su cuenta lo que les interese de verdad. Yo personalmente estoy en esta línea. No hay más que ver cómo un niño pequeño es capaz de aprender a jugar a un nuevo juego de ordenador mucho más rápidamente que un adulto porque están acostumbrados a utilizar una serie de herramientas avanzadas (videos de Youtube, chat con amigos…) que en realidad le hace aprender más rápido y, en consecuencia, lo convierte en alguien más inteligente. Y también creo que las grandes ideas surgen más fácilmente cuando se comparten conocimientos con otros y, en ese sentido, Internet es una fuente inagotable de conocimiento… aunque luego no seamos capaces de aprendernos de memoria el número de teléfono del trabajo de nuestra pareja.
Imagen: Concept of six ability in human brain

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