Los CIO en España tienen un problema. Los usuarios acceden a mejores herramientas en su ámbito personal, a través del smartphone o la tableta, de las que pueden dotarles en el entorno profesional. Y esto, amigos, es una realidad; la realidad a la que seguramente muchos de vosotros os enfrentáis a diario. Toca lidiar con la rigidez presupuestaria, por un lado, el nivel de servicio entregable, por otro, y la evolución tecnológica en último lugar (que coincide normalmente con la posición que ocupa en la lista de prioridades).
La tecnología está cambiando la forma que tenemos de relacionarnos, de comprar, de vender y de dar servicio al cliente final, es decir, la manera de hacer negocios. Y esta aseveración no deberíamos tomarla desde nuestro “púlpito de conocimiento tecnológico” como un tópico del siglo XXI, sino como un toque de atención para empezar a cambiar la forma en la que las TIC se relacionan con el negocio. Hasta ahora eran consideradas (y perdón si alguien se ofende) un “mal necesario” para el correcto devenir del negocio. Los CIO eran los que siempre andaban pidiendo presupuesto para ampliaciones de infraestructura, los que introducían retrasos “absolutamente incomprensibles” (para ajenos al púlpito, claro) en cualquier puesta en marcha o incluso los responsables de la lentitud de los PC corporativos (GBs de fotos y películas personales aparte, claro). Sin embargo, el negocio ya no permite que esto sea así. La reciente (si no, vigente) crisis ha obligado al negocio a adaptarse a los requisitos de los clientes, a nuevas conductas y formas de trabajar y ello exige la adaptación de las TIC.
Así pues, hay que cambiar. Los CIO o responsables de sistemas en España tienen que decidir si dan un paso al frente y dejan de ser responsables de un “mal necesario” para convertirse en parte del negocio. ¿Cómo? Más allá de aspectos personales como la formación (completando los conocimientos técnicos con otros más de negocio), que cada uno debe ponderar y abarcar, creo que es crítico poner el énfasis de los departamentos de sistemas en las capas donde pueden aportar valor al negocio. ¿Qué aporta mayor valor al negocio: el mantenimiento de infraestructuras o la evolución de las aplicaciones corporativas?, ¿la gestión de los mantenimientos o un mejor desarrollo del portal de venta B2C corporativo?…
Afortunadamente hoy en día existen herramientas que permiten a los responsables de sistemas centrarse en las capas de valor y delegar las tareas de menor impacto para el negocio en terceros, sin que eso suponga una pérdida de control o capacidad de actuación. De hecho, desde mi punto de vista, es la casuística por la cual las infraestructuras como servicio (IaaS como Virtual Data Center de Telefónica) están siendo un auténtico boom en los entornos empresariales, porque gracias a ellas los departamentos de sistemas pueden despreocuparse de las capas que normalmente más problemas nos dan (roturas, necesidades de ampliación, requisitos de inversión …) y que por otro lado menos valor aportan al negocio. Al delegar determinadas tareas es posible, por ejemplo, centrarse en la evolución del ERP (Planificación de Recursos Enmpresariales) con el objetivo de mejorar los procedimientos de negocio, o dotar a los usuarios de herramientas de colaboración que les permitan trabajar en movilidad, o incluso abarcar desde el departamento de sistemas el Community Management de los perfiles corporativos (¡¿quién dijo que esto es de Marketing?!).
En resumen, y ahora que está comenzando el año y es necesario el análisis de los meses pasados y el planteamiento de nuevos retos futuros, invito a todos los lectores a dar el paso para tratar de hacer de los departamentos de sistemas uno de los impulsores del negocio y para ello os planteo dos preguntas sobre las que reflexionar:
¿Cuánto tiempo has podido dedicar este año a investigar en el mercado nuevas formas de apoyar al negocio (leer, asistencia a eventos, participar en mesas redondas…)?
¿Qué tareas estabas realizando para no poder hacerlo?
¡Feliz 2015!
Imagen: lumaxart

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