Hoy en día los sistemas sanitarios están inmersos en un mar de datos: historias clínicas e información genética de pacientes, resultados de ensayos clínicos, sensores que monitorizan parámetros biométricos, apps de salud… El volumen de los mismos es sorprendente, basta con pensar que sólo el genoma de una persona ocupa del orden de 3GB. Gran parte de estos datos son desestructurados (radiografías, resonancias magnéticas, mensajes de Twitter…) y no pueden gestionarse con bases de datos tradicionales. Además, son generados, analizados y explotados a una gran velocidad, como los datos que envían en tiempo real los sensores que recogen las constantes vitales de un paciente.
Volumen, variedad y velocidad son precisamente las tres magnitudes clave que caracterizan cualquier entorno de big data, y el sector de la salud es uno de los campos de aplicación más fascinante. Big data será, sin duda, el gran aliado de la medicina del futuro o “Medicina de las 4P: personalizada, predictiva, preventiva y participativa”.
Veamos el papel que big data puede jugar en cada uno de estos aspectos:
–Personalización: Gracias a las tecnologías de big data en general y a los avances recientes en la medicina genómica (aplicación del genoma humano a la práctica de la medicina), se podrá ofrecer a cada paciente la terapia más adecuada con los menores efectos secundarios, o sea, un verdadero “traje a medida”. De esta forma, podremos pasar de una medicina enfocada a poblaciones a otra basada en el individuo.
En el caso del cáncer, en la actualidad sabemos que los tumores y los pacientes no son tan homogéneos como pensábamos y que un tratamiento idéntico puede tener resultados muy distintos en pacientes aparentemente con el mismo tumor. Sería posible, por tanto, predecir qué medicamentos son más efectivos para un determinado perfil genético de paciente y tipo de cáncer. De esta forma, aumentaría considerablemente la eficacia del tratamiento y se reducirían los efectos secundarios.
En el “proyecto Genoma Humano” se invirtieron 1.950 millones de euros y trece años para conseguir el mapa genético del hombre. En este momento ya hay equipos que permiten secuenciar el ADN de una persona en un solo día por menos de 700 euros, por lo que ya no hay nada que pueda frenar el avance hacia una verdadera medicina personalizada.
–Predicción: Imaginemos la sala de cuidados intensivos de neonatos de cualquier hospital. Su tratamiento es de los más complicados.
Gracias a big data y al análisis de datos procedentes de los equipos que monitorizan a los bebés y miden por ejemplo la frecuencia cardiaca y respiratoria, presión sanguínea o niveles de oxígeno en la sangre, y mediante la correlación de dichos datos con otros procedentes de radiografías o análisis clínicos, se podría detectar la existencia de una posible infección mucho antes de que aparecieran los primeros síntomas. Hay que tener en cuenta que en bebés prematuros adelantar un tratamiento, aunque sólo sea en una hora, puede marcar la diferencia entre la vida o la muerte.
-Prevención: Para ilustrar cómo big data puede influir en la medicina preventiva, pondré un ejemplo que tuvo bastante repercusión mediática el año pasado. La actriz Angelina Jolie se sometió a una doble mastectomía y tomó esa decisión sin basarse en síntomas concretos, ya que se encontraba en perfecto estado de salud. Una prueba de secuenciación de ADN reveló que tenía una mutación del gen BRCA1, que aumentaba en un 87 por ciento las probabilidades de desarrollar cáncer de mama. Gracias al diagnóstico temprano y a la intervención llevada a cabo, la actriz ha prevenido esta enfermedad y no la sufrirá en el futuro.
–Participación: La medicina participativa es un modelo de atención médica en el que se destaca el papel proactivo de un nuevo tipo de “paciente digital” que no espera a estar enfermo para acudir al hospital. Este “e-paciente” utiliza Internet para conseguir información sobre la enfermedad que padece y comparte experiencias en distintos foros con otros individuos con enfermedades o síntomas parecidos.
Además. suelen ser usuarios de wearables como pulseras y relojes que miden desde el pulso o distancia recorrida hasta la tensión, glucosa o temperatura.Los datos generados por estos nuevos pacientes serán aprovechados por soluciones de big data, que los transformarán en información valiosa para que incida en la mejora de la atención sanitaria de los ciudadanos.
Para poder sacar el máximo partido a las tecnologías de big data en la sanidad del futuro sería preciso capturar, almacenar y analizar todas los datos disponibles sobre ensayos clínicos, historiales médicos, secuenciación de ADN de pacientes, información procedente de redes sociales… Se debería disponer, por tanto, de una enorme base de datos compartida entre todos los hospitales y resto de agentes del sector de la salud.
En la actualidad las trabas existentes son tres:
- Barrera administrativa: es necesario que exista un acuerdo entre todas las partes involucradas para llevar a cabo la compartición de información que, a día de hoy, reside en compartimentos estancos. Esto no será trivial si tenemos en cuenta que en España son las Comunidades Autónomas las que han asumido las competencias en materia de sanidad pública. Y la situación se complica aún más si se pretende involucrar en un marco de colaboración común también a compañías aseguradoras, farmacéuticas y hospitales privados.
- Barrera tecnológica: La tecnología incluida en los proyectos de big data ya es una realidad hace algún tiempo, y sus pilares fundamentales son los sistemas de archivos distribuidos, bases de datos escalables, software de tratamiento masivo (tipo Hadoop), cloud computing e Internet de las cosas. Pero esta tecnología tiene que consolidarse aún en el sector sanitario, por lo que será preciso que aumenten las inversiones públicas y privadas en este tipo de soluciones. Además, quizá el factor más importante sea el humano, o sea, los científicos de datos. Es crucial contar con la presencia de analistas de datos expertos en el ámbito de la salud para que, a través del uso de tecnologías big data, puedan dar el soporte adecuado a los médicos en la toma de decisiones relativas a sus pacientes.
- Barrera legal: Para que big data pueda entrar en escena y se consigan los mejores resultados, es preciso almacenar una ingente cantidad de datos, procedentes en su mayoría de pacientes. Estos datos personales son extremadamente sensibles y será preciso garantizar el cumplimiento de la LOPD para asegurar su confidencialidad e integridad. Esta barrera será fácilmente salvable si se cuenta en todo momento con la ayuda de expertos en seguridad de la información.
En resumen, aunque ya se están viendo los primeros avances, sobre todo en el diagnóstico y tratamiento del cáncer, queda mucho por hacer para llegar a una verdadera “medicina 4P”. Este cambio revolucionario necesitará de la máxima implicación y colaboración de todos los actores del sector sanitario y que todos remen en la misma dirección siguiendo una estrategia común. Si se consigue, en breve, empezaremos a disfrutar de las espectaculares ventajas de la medicina del futuro.
Imagen: M Pinarci

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