Ya un compañero empezaba 2014 con el post “Este año nos cambiarán por un robot”. Empieza el año y echamos nuestra imaginación a volar. Estos días es difícil resistirse a escribir, o al menos a pensar, sobre ciencia ficción; el reciente estreno de la última película de la saga Star Wars nos predispone a ello. La conquista del espacio, armas imposibles, hologramas, ciborgs y máquinas, muchas máquinas inteligentes. ¿Se trata de un futuro muy lejano? Quizá no tanto. El pasado mes de noviembre asistí vía streaming a la primera parte de la conferencia "La revolución de las máquinas" y pude escuchar al filósofo y escritor Calum Chace, uno de los expertos consultados por la Fundación Bankinter para su Think Tank “Future Trends Forum” para analizar cómo el nuevo desarrollo tecnológico, principalmente el debido a la inteligencia artificial (IA) y la robótica, afectará al mercado laboral en los próximos años.
La conferencia abordaba la posibilidad de un futuro cercano en el que las máquinas fueran cada vez más protagonistas en la sociedad y cómo afectaría esto al mercado laboral, e incluso se teorizaba sobre la idea de que se alcanzase la llamada "singularidad tecnológica", es decir, que las máquinas, dotadas de inteligencia artificial muy avanzada, pudieran efectuar mejoras sistemáticas de ellas mismas en una espiral infinita hacia la llamada súper inteligencia.
Según Calum Chace, nos encontramos en un momento de la historia sin precedentes en el campo de la inteligencia artificial. Esto se debe principalmente a la suma de tres factores: datos, algoritmos y capacidad de cómputo, que tienen un patrón de crecimiento exponencial, al contrario de lo que pasaba hace unos años cuando su crecimiento era lineal. No olvidemos que la inteligencia artificial no es un concepto nuevo, surgió hace aproximadamente cincuenta años, pero es ahora cuando empezamos a experimentar las posibilidades más futuristas que se pueden derivar de ella: coches autónomos, asistentes personales en los teléfonos móviles y relojes inteligentes que mantienen conversaciones, etc.
Respecto a los tres elementos que mencionaba, el crecimiento de los datos no deja de acelerarse en los últimos años, lo que ha convertido a big data en una de las tendencias tecnológicas con mayor potencial en la actualidad. Los algoritmos, por su parte, también han evolucionado sustancialmente en los últimos años: redes neuronales, procesamiento del lenguaje natural, lógica difusa o deep learning, son algunos de los que están detrás de los ejemplos citados anteriormente y en los que se está avanzando muy rápidamente. El tercer factor es la capacidad de cómputo, que la famosa Ley de Moore dice que se duplica cada 18 meses al mismo tiempo que se reduce su coste.
Todo ello augura en el corto-medio plazo un desarrollo espectacular de la inteligencia artificial y la robótica, una de cuyas consecuencias más evidentes será la automatización de un gran número de puestos de trabajo, y no sólo de aquéllos en los que la fuerza física sea un factor determinante, sino que también supondrá el reemplazo de la capacidad cognitiva de otros muchos. Un estudio realizado por la Oxford Martin´s School concluye por ejemplo que el 45 por ciento de los empleos de Estados Unidos desaparecerán en los próximos veinte años, y que los primeros serán los asociados a la Administración y el transporte.
Esto abre un gran interrogante sobre nuestro papel en un mundo en el que el trabajo y los factores socioeconómicos asociados a él cambiarán radicalmente: es la llamada “singularidad económica” que tendremos que resolver para evolucionar hacia una sociedad mejor. Durante la charla se plantearon distintas hipótesis, como la del surgimiento de nuevos puestos de trabajo que no existían anteriormente, pero que de nuevo en un plazo reducido de tiempo pasarían a poder ser realizados por robots y, por lo tanto, nos introduciría en una carrera “contra las máquinas” que requerirá que nos reciclemos cada vez en menos tiempo, la de asumir que habrá una parte de la población que no tendrá posibilidad de trabajar al ser copados todos los puestos de trabajo a los que pueden tener acceso por máquinas, o la de que tal vez no tengamos que trabajar más, entendiendo el trabajo como el cobro de una remuneración por una actividad, y podamos ocuparnos entonces de la parte más creativa y de autorrealización de nosotros mismos. Para finalizar, os dejo con algunas preguntas muy interesantes que se generaron sobre estas hipótesis, como por ejemplo en qué lugar queda la ética y el esfuerzo en este escenario, cómo se pretende distribuir la riqueza (se habló entonces de un “ingreso mínimo universal”), o el papel que puede jugar la realidad virtual (RV) en el futuro.
Otro posible escenario, no tan radical, muestra la combinación de inteligencia humana y artificial como la combinación perfecta para resolver los grandes problemas de la humanidad.
Imagen: Ape Lad

Soluciones y Sectores
Te puede interesar
-
Nodo IoT: el corazón de los edificios inteligentes en una smart city
Una ciudad se compone de edificios de todo tipo (residenciales, comerciales, industriales, públicos…) y para que se considere una ...
-
Una industria conectada es una industria sostenible
La industria manufacturera representa el 11,3% del PIB español pero es responsable del 24% del consumo energético y el ...
-
Radiografía de la experiencia de empleado en España
Las nuevas formas de trabajo suponen un cambio fundamental en la cultura de las organizaciones y una valiosa herramienta ...