Vivimos en la era del cliente, éste está más informado que nunca, sabe exactamente lo que quiere y también decide a través de qué medio y en qué momento quiere comprar. Por eso, en este nueva era y, como eje principal de la transformación digital, las compañías tienen que colocar al cliente en el centro de sus estrategias y trabajar duro para seducirlo y “endorfinarlo” incluso.
Satisfacer sus necesidades exige agilidad y flexibilidad y, en este sentido, el papel de la tecnología es crítico (cloud, big data, movilidad…). La complejidad, mantenimiento y evolución de los sistemas no puede constituir un lastre.
En este blog ya se ha escrito sobre el poder de big data para establecer modelos predictivos que permitan adelantarse a las necesidades de los clientes, así como de cloud brokerage, que proporciona un marco desde donde orquestar los distintos servicios de los proveedores de cloud o de la flexibilidad y resto de ventajas de cloud híbrida.
Los modelos de cloud brokerage y cloud híbrida en algún momento convergerán, pero ahora cada uno de ellos, por sí mismo, permite al consumidor elegir, de forma inmediata, de entre los servicios cloud disponibles el que mejor se adapte a sus necesidades en cada momento. Estas tecnologías son claves, por tanto, en un negocio digital para dar respuesta a las exigencias que impone la era del consumidor, de la que he empezado hablando.
Y voy a utilizar una metáfora para intentar que se entienda mejor: los prestadores de servicios cloud hemos jugado con la física y pasado del estado sólido del TI más tradicional al estado gaseoso, que serían los diferentes modos de prestación de cloud: IaaS, SaaS, PaaS, para facilitar la vida a nuestros clientes que consumen sistemas de información. Así que, por analogía con la física, podríamos decir que la sublimación de las tecnologías de la información ha llegado con el cloud computing… Bromas aparte, hemos convertido cloud en “la nube” para hacerlo más cercano, así que hemos dado forma física a un intangible para explicarlo y que se entienda mejor (parece una contradicción ¿verdad?) La elevamos de estado para después devolverla al estado inicial y, en los mentideros más técnicos, cuando hablamos de cloud es inevitable despiezarlo : el hardware de computación y almacenamiento, la capa de virtualización, el software de gestor de cloud, la orquestación… Pero una vez que tenemos resuelta la parte tangible, entran en juego nuevos intangibles, como cuando se incorpora la variable de aplicación.
Es decir, ¿qué ocurre cuando pensamos en las aplicaciones que corren encima de estas clouds? O cuando nos planteamos cuestiones como la portabilidad de esas aplicaciones entre los distintos entornos o cloud providers. ¿Cómo hacemos, por ejemplo, para evitar el temido vendor locking (ser rehenes de un proveedor) cuando un desarrollo software usa las API de los prestadores de servicios cloud?
Para resolver este asunto ya no podemos despiezar la arquitectura como comentaba, sino que es necesario buscar modelos de referencia y nuevas prácticas. TOSCA (Topology and Orchestration Specification for Cloud Application) es un estándar que describe cómo acometer la interoperabilidad de servicios y aplicaciones alojados en una cloud.
Aunque, entre la oferta existente, de las que conozco, mi preferida es Chef. Sí, lo habéis leído bien: se trata de un marco con recetas de buenas prácticas de desarrollo para garantizar la portabilidad de aplicaciones entre los distintos entonos de desarrollo, preproducción y producción, es decir, permite controlar la construcción de las máquinas con las que trabajamos, mantener una autoridad sobre los paquetes instalados y las cuentas de usuario, que haya una gestión centralizada… para que sea posible ordenar el ciclo de desarrollo de una aplicación, tanto desde el punto de vista de las infraestructuras como de las aplicaciones que corren encima.
Como explicaba mi compañero Alejandro, al final lo que se busca es reducir la distancia entre desarrollo y el time to market y para ello la automatización del paso a producción es clave.
Imagen: Michael Roper

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