Es verano y queremos disfrutar de la la naturaleza. Nos animamos a salir para asombrarnos con el paisaje quebrado por las montañas, sus parajes umbríos, o tal vez pelado o desmochado en llanuras interminables. Y nos adentramos en el territorio de las especies salvajes a las que con frecuencia tanto maltratamos. Hasta hace poco el lobo era considerado una alimaña o las rapaces, envenenadas sin piedad. Era el miedo y muchas veces los intereses económicos mal entendidos, cuando no la caza descontrolada, especulativa o sin otro fin que el simple exterminio.
Por fortuna, cada vez más la escopeta se sustituye por el trampeo fotográfico, por grupos guiados que se internan en la noche oscura y entre bisbiseos acechan emocionados a las aves que nunca duermen . La naturaleza es un parque temático que siempre cambia aunque a diferencia del zoo o del parque de atracciones, el respeto es el máximo valedor del turista. Y digo turista porque el campo salvaje nunca nos ha pertenecido.
Y en este entorno rural hablaremos ahora… ¡de los wearables para los animales! La última esperanza del quebrantahuesos, del lince o del lobo, entre otros, por recuperar sus territorios ancestrales ocupados ahora por nosotros. Los investigadores necesitan conocer y recopilar gran cantidad de información sobre las débiles poblaciones dispersas y sus grupos, para elaborar sus mapas de cría o de caza. Son pocos los ejemplares de estas especies y la tecnología se convierte en su aliada con los collares GPS (GPRS) o de radio-frecuencia (VHF) adosados a su cuello o alas. Los animales son tímidos y se esconden al ojo humano, que no al de la tecnología.
¿Les protegeremos así? ¿Será la tecnología lo suficientemente inteligente para controlar las poblaciones y permitirles recolonizar sus antiguos hábitats? ¿O quizá lamentablemente esta información también pueda ser utilizada en su contra?
Si paseáis por los Pirineos este verano, deteneos. Es territorio neo-colonizado por el quebrantahuesos. El científico cuida su vuelo y vela por sus crías geolocalizadas, gracias al protocolo de marcaje que se puso en marcha en 2010, en el que colaboró Telefónica.
Por cierto, ¿sabíais que al tratarse de la única especie que se alimenta exclusivamente de huesos elimina los residuos que ningún otro animal puede y lleva acabo una importante labor sanitaria? Además, ha despertado recientemente el interés de la medicina y se están realizando estudios genéticos que podrían ser útiles en la lucha contra la fibrosis quística.
Y si de noche escucháis el aullar del lobo, sabréis que le acompaña un sonido cibernético. Es su collar que lo marca, pero también lo protege. Dicen que los lobos atravesaron la meseta castellana hasta Segovia y que han llegado hasta la sierra de Guadarrama… dicen también que los han visto acechar por los linderos de Madrid. Pero son los científicos quienes tienen toda la información y esperan que la neo-patria de estas especies salvajes, muchas veces a la puerta de nuestros hogares, les ofrezca un rincón, una última oportunidad para su supervivencia.
Imagen: USFWS Mountain Prairie

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