La televisión pasó de ser un artículo de lujo (allá por sus inicios) a convertirse en el principal medio de comunicación, fuente de entretenimiento y gran compañera de las horas muertas. ¿Y ahora? Como el resto de medios de comunicación sigue evolucionando, pero ¿hacia dónde?
Si bien es cierto que contamos con muchas opciones, la realidad es que seguimos consumiendo televisión, ya sea a través de la pantalla tradicional o de otros dispositivos.
Según el Informe de la Sociedad de la Información en España 2013, el 50 por ciento del tráfico de Internet móvil lo generaron las reproducciones de vídeos. Ahí está la clave, en Internet.
Cada vez pasamos más tiempo conectados, hacemos más cosas a través de la Red y queremos acceder a ella a través de distintos dispositivos móviles: smartphones, tabletas, etc. Como consecuencia, percibimos la televisión de manera distinta y se ha transformado en un nuevo medio.
¿Cómo se ha adaptado la televisión?
Desde mi punto de vista, se ha transformado en tres direcciones: como medio de comunicación, como dispositivo y, sobre todo, ha habido un cambio en los contenidos.
- Transformación como medio de comunicación
- TV on line: Con el consumo masivo de videos a través de la Red se han dado dos fenómenos significativos. Por un lado, han surgido nuevas cadenas de televisión on line, que operan únicamente en este canal y han creado un concepto de televisión diferente para una nueva generación de espectadores. Y, por otra parte, las cadenas de televisión tradicionales se han adaptado al entorno web, para satisfacer a sus usuarios ofreciendo los contenidos que emiten a través de TDT también por Internet, así como otros servicios complementarios que buscan fidelizar a la audiencia y crear un espacio de encuentro con ella.
- Adaptación del contenido televisivo a distintos dispositivos, impulsado por la multiplicidad de pantallas y el “efecto ya”. Así, los smartphones y tabletas se convierten también en “televisores de bolsillo”. Es el caso de Movistar TV multipantalla, que permite la retransmisión de los contenidos en distintos dispositivos.
- La televisión social. Los seres humanos vivimos en sociedad, nos gusta compartir aquello que vemos, oímos, aprendemo con las personas de nuestro entorno y opinar sobre ello. Con las redes sociales el espectador ha adquirido voz y protagonismo en los medios de comunicación. La televisión busca ser más interactiva e integra acciones con y para las redes sociales, prestando atención a la actividad de los espectadores en ellas. Como consecuencia, han nacido nuevas herramientas de análisis de audiencia que integran la actividad social, es el caso de Social engagement analysis que extrae y analiza la información que aparece en redes sociales a tiempo real.
- Transformación del dispositivo. El espectador se ha vuelto más exigente y escoge, en función de sus características, el dispositivo en el que visionar los contenidos (el 50 por ciento de los usuarios prefiere el televisor para ver películas largas, por ejemplo). Hay un gran número de espectadores que prefiere el televisor de sus casas para disfrutar de ese momento justo antes de irse a la cama. Pero no por ello hay que renunciar a las ventajas que ofrece la evolución de las TIC. Los televisores están incorporando nuevas tecnologías que aportan valor a los espectadores como 4K (la ultra, mega alta definición con la que ningún presentador de televisión podrá ocultar nunca más las arruguillas), las smart TV que permite acceder a televisión e Internet desde el mando a distancia, o las recientemente anunciadas pantallas curvas, que ofrecen una experiencia televisiva más envolvente.
- Sin embargo, el cambio que me parece más significativo tiene que ver con los contenidos. Al nuevo espectador ya no le valen las parrillas convencionales. El arte del zapping está quedando relegado porque ahora el espectador quiere más: ser dueño de la programación y poder llevársela consigo. Es él quien elige con qué episodio de la última serie rompedora quedarse sopa o pasar la noche en vela y aparecer con ojeras en clase o en el trabajo al día siguiente. Puede verlo en casa, en el metro o en una cafetería, y al mismo tiempo, comentarlo, no sólo con su compañero de sofá, sino con todo aquél que quiera leerle.
Aquí entra la llamada televisión a la carta , que no sólo deja a criterio del espectador la opción de elegir qué ver y cuándo, sino que además, se esfuerza por darle lo que demanda: contenidos de calidad.
Porque puede que un espectador prefiera verlo en su ordenador, otro en su tableta o tumbado en el sofá de su casa con una mega pantalla 4k, pero el denominador común es la necesidad de variedad y calidad de los contenidos.
Imagen destacada: vishpool

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