Noventa años llevamos ya en España celebrando el “Día del Libro”, aunque no fue hasta 1930 cuando comenzó a festejarse, como en la actualidad, el 23 de abril. Una fecha, mañana, que conmemora el fallecimiento de autores inmortales como Cervantes o Shakespeare y coincide con el nacimiento de otros grandes. Pero ¿cómo ha cambiado el mundo del libro y la edición, los lectores y las propias editoriales desde que en 1995 la Unesco decidiera declarar esta jornada Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor?, ¿cómo es y qué significa el libro en la era digital? Más allá de la irrupción del eBook, veamos cómo autores, editores, distribuidores y lectores transforman su diálogo con ese objeto casi mágico denominado “libro”, retomando algunas viejas tradiciones que se traducen hoy en día al lenguaje del “homo digitalis”.
Han aparecido nuevos actores como Amazon o Google. Se encuentran en pleno auge las plataformas de autopublicación, que permiten a escritores nóveles publicar por cuenta propia sus primeras obras, al modo en que antaño lo hicieran autores como Nietzsche o Lewis Carrol con textos universales como Así hablo Zaratustra o Alicia en el País de las Maravillas. Retomamos modelos de suscripción en servicios como Nubico, que recuperan aquella vieja fórmula que en los años sesenta permitió a Círculo de Lectores promover las ventas del célebre libro de bolsillo. Aumenta la expansión de eReaders y la disponibilidad de aplicaciones de lectura y librerías virtuales en cualquier dispositivo móvil. Pero, sobre todo, cambian los lectores y las lecturas. Fenómenos vinculados al mundo digital irrumpen con fuerza en el ámbito editorial y proliferan youtubers especializados en libros y el desarrollo de booktrailers en las campañas promocionales de nuevas obras. Los autores, incluso consagrados, recurren a campañas de crowdfunding para financiar la publicación de sus textos. Algo está cambiando y lo está haciendo deprisa. Es un hecho.
Sobre esta reflexión giró el pasado 1 de abril el evento titulado Libros por un (book) tuber organizado por Fundación Teléfonica, dentro de la propuesta de Espacio Youtuber, que contó con la intervención de algunos de estos jóvenes, junto a escritores como Ángeles Caso o A. Fernández Mallo, embarcados en experiencias innovadoras en este campo.
Y es que los “booktuber” se han convertido en un fenómeno mediático. Se trata de jóvenes especializados en vídeo-reseñas literarias que cuentan con cientos de miles de seguidores y un importante poder prescriptor entre el público juvenil, lo que representa un potente incentivo para la lectura entre un colectivo que se considera tradicionalmente alejado del mundo del libro. Lo cierto es que el impacto de las redes sociales ha acortado distancias entre autor y lector. A diferencia de la labor desempeñada tradicionalmente por los críticos literarios, más especializados, pero también más condicionados por el propio mercado editorial, las opiniones de estos jóvenes tienen ese barniz de emoción y pasión por la lectura que permite quemar etapas en el difícil reto de enganchar con la audiencia.
Pero el protagonismo de este fenómeno no lo tienen sólo los textos dirigidos a un público juvenil. En realidad parece ser más la audiencia que el contenido quien determina el éxito de nuevos canales cuya principal franja de edad se encuentra entre los 18 y los 24 años. Se trata de una tendencia que, sobre todo en Estados Unidos y Latinoamérica, comienza a extenderse con multitud de reseñas digitales que traspasan el ámbito de la literatura juvenil para recuperar incluso textos clásicos.
Aunque lo cierto es que el formato es anecdótico, aunque tendamos a relacionar innovación en el mundo editorial con la proliferación del libro electrónico. Más aún sorprende si pensamos que el público más joven se muestra algo más reacio al consumo de eBooks que la población entre 55 y 64 años. Realmente la posesión del objeto físico, el vinilo en la música o una estantería llena de libros, sigue siendo para estos jóvenes un fetiche valioso dentro de su cotidiano mundo digital.
Por ello, la transformación viene más de la mano del contenido que del soporte, aunque el mundo digital retome (y potencie) en versión multimedia e hipertextual aquella vieja tradición oral que alumbró las primeras grandes obras de la literatura universal, mucho tiempo antes de que se plasmaran por escrito. En este sentido, Agustín Fernández Mallo habló en el evento de la denominada “exonovela”, formada por distintos materiales, como un ente vivo en el que confluyen experiencias novedosas a la hora de construir la historia, como la fanfiction, experiencia literaria en la que el lector se traviste en autor y participa activamente en el desarrollo de la trama.
Ahora bien, al margen de nuevos canales y soportes, lo cierto es que las editoriales se enfrentan al reto de compaginar calidad y rentabilidad. Este difícil equilibrio, dentro de un mercado tremendamente competitivo, obliga a los autores a explorar nuevas fórmulas para que sus obras vean la luz, y es especialmente elocuente en este sentido la experiencia de Ángeles Caso con su última obra. La popular presentadora, ganadora de prestigiosos premios literarios e historiadora del arte, ha hecho uso de la plataforma de crowdfunding Verkami para financiar la publicación de su trabajo “Ellas mismas. Autorretratos de pintoras”. El problema no era, como en otros casos, que el autor no resultara una apuesta segura para cualquier editorial. La dificultad radicaba en las características de la propia obra, muy costosa de publicar, como suele ocurrir con los catálogos de arte. Gracias al apoyo de personas anónimas e instituciones como el Museo del Prado, la Biblioteca Nacional o el Museo Thyssen el proyecto ha resultado viable e incluso ha logrado recaudar casi tres veces más de lo previsto.
De hecho, las estrategias colaborativas (como el mecenazgo) que propicia el ecosistema digital han demostrado su fertilidad para alumbrar iniciativas de distinto calado y entidad. Javier Ruescas y Sebastián García Mouret, célebres youtubers participantes en el debate, trajeron a colación su experiencia como autores en nuevos canales como Wattpad, la principal comunidad de lectores y escritores con millones de textos y usuarios en todo el mundo. Pero claro, hablar de globalidad y creación lleva necesariamente a pensar en escollos como la piratería y la protección de derechos de autor versus propiedad intelectual; en resumen, la urgencia por articular modelos de negocio centrados en facilitar la accesibilidad de las obras a precio asequible para conjurar estos fantasmas.
La verdad es que el libro, que nos acompaña de distinta forma y manera desde siempre, continúa vivo y en constante transformación. En la sociedad del conocimiento no pueden faltar los libros. Como dice Irina Bokova, Directora General de la Unesco:
«No hay nada como un libro. Un libro es un vínculo entre el pasado y el futuro. Es un puente entre generaciones y entre culturas. Es una fuerza para crear y compartir la sabiduría y el conocimiento.»
Así sea. ¡Feliz Día del Libro a todos!
Imagen: betta design

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