Hace unos días leíamos que Disney ha lanzado un servicio para que los usuarios adquieran películas on line y las almacenen en la nube. Después de caer en desgracia por empeñarse en “seguir con el rollo”, el año pasado también veíamos renacer a una nueva Kodak digital centrada en productos y servicios B2B. Y es que no hay otro camino…
Recuerdo una jornada sobre la reinvención de los negocios de hace aproximadamente un año en Fundación Telefónica, en la que la conclusión fue que la digitalización ha obligado a las empresas tradicionales a adaptarse y en ocasiones han aparecido nuevos agentes que han reinventado la categoría de sus negocios, ocupando una posición dominante. Kindle, el lector de libros electrónicos, es un fantástico ejemplo. Este dispositivo no sólo ha cambiado la manera de leer, sino que ha alterado toda la cadena de valor, afectando también a autores y editores.
La innovación disruptiva, entendida como aquel cambio tecnológico que trastoca los hábitos de los consumidores, también termina con algunos modelos de negocio.
Conchi Gutiérrez, de la comunidad de conocimiento eKiss, se refirió a ello hace unos meses en la flagship de Telefónica, en una ponencia titulada “La transformación del consumo del contenido audiovisual”. Un sector en el que lo digital lo ha cambiado todo: el soporte, los reproductores y hasta el tiempo y el espacio. Se trata de un nuevo consumo que implica nuevos modelos de negocio. Tendemos al “buy once, play anywhere”, es decir, comprar una vez y ejecutarlo en cualquier sitio. Hay, además, una verdadera transformación porque todos podemos ser productores/distribuidores de la información y mucha de ésta es gratis.
Por ello, nos encontramos con grandes editoriales, discográficas o productoras de cine en declive que tienen que repensar su negocio. A “los de siempre” les cuesta mantener sus ingresos y seguir creciendo porque la balanza se inclina hacia otros que lo hacen de manera distinta, algunos de los cuales no existían hasta hace poco. Los datos son claros: entre 2007 y 2012 el gasto de música en un hogar descendió más de un 30 por ciento y ha crecido más de un 150 por ciento en Internet y movilidad.
Para ser alguien en el nuevo panorama es necesaria una transformación digital. De ahí la apuesta de Telefónica por convertirse en una Telco digital, referente en crecimiento y eficiencia. En este sentido, a finales del año pasado veíamos nacer Telefónica Studios, su productora global de contenidos audiovisuales o el acuerdo con Rhapsody International para convertirse en una fuerza global en el mercado de la música digital. La semana pasada en el Mobile World Congress (MWC) veíamos nuevos ejemplos de que no se detiene en la búsqueda de nuevos negocios vinculados al mundo digital.
El analista Richard N. Foster llama la atención sobre que en la última década, la mitad de las empresas que pertenecían al índice Standard & Poor’s 500, que integran las 500 empresas más grandes de Estados Unidos, han sido reemplazadas; a este ritmo, en los próximos quince años el 75 por ciento de las que hoy aparecen serán sustituidas por otras, asegura Foster, para quien la vida de una compañía la determina el equilibrio de tres factores: la eficiencia; la satisfacción del cliente y descartar los negocios que aunque en el pasado fueran la línea principal de ingresos ya no cumplan los estándares de crecimiento y retorno de beneficios.
En este mismo sentido se manifestaba Juan Carlos López Vives, presidente de Telefónica Global Solutions el mes pasado en un interesante encuentro sobre la disrupción digital en el sector bancario dentro del programa de conferencias conjunto entre eKISS e IESE. Pero recalcaba que la disrupción y estos nuevos nuevos modelos digitales afectan a todo tipo de compañías y ponía los ejemplos de Nike, cuyas zapatillas ahora deben llevan un chip para “hablarse” con una app del smartphone; de DHL, que tiene que informar de la trazabilidad de los paquetes, o de Generali, que ha introducido el concepto de pago por uso en el mundo del seguro.
Este nuevo uso de la tecnología -decía- implica también un cambio en el rol de los CIO, para quienes el cambio en la forma en que las personas trabajan y las empresas se relacionan con sus clientes implica una complejidad mucho mayor. Se encuentra ante nuevas prioridades porque las empresas ahora necesitan usar la tecnología de forma distinta para vender su producto básico. Por ello, en la actualidad sus principios son “globalidad, agilidad, estandarización, movilidad y socialización, y centrarse en el negocio”.
En un futuro muy próximo vestiremos conectividad, el monedero será móvil, la realidad aumentada estará integrada en nuestras vidas… y los negocios deben estar a la altura de las circunstancias.
Imagen. Vancouverfilmschool

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