Ya escribí de los “Desafíos de la Administración en la era pos-COVID”. Ahora -y es el quinto año- la comunidad NovaGob ha tomado el pulso de nuevo a los grandes retos de la Administración pública. Muchos de ellos se abordarán en su Congreso de Innovación Pública, que se celebrará en Cádiz durante los próximos días 20 y 21 de octubre.
En esta ocasión, en línea con el programa “Horizonte Europa” de la UE, se han identificado, de manera colaborativa, cinco “misiones”. Y se establece el tiempo de consecución de los retos que engloban (corto, medio y largo plazo). En cualquier caso, ninguna de ellas debe convertirse en misión imposible porque está en juego la necesaria transformación del sector público, aunque algunos objetivos de tanto repetirse empiezan a sonar a los doce trabajos de Hércules.
Las cinco misiones de la Administración pública
Estos son sus cinco ejes de actuación hasta 2030:
- Ser accesible para todas las personas.
- Adaptarse a la revolución tecnológica.
- Incrementar la transparencia, integridad y colaboración en su seno.
- Ser capaz de gestionar y atraer talento.
- Acelerar el cambio cultural para ser más innovadora.
El cambio cultural de la Administración
De su imprescindible apuesta por el talento y por fomentarlo escribiré próximamente porque creo que merece mención aparte.
Y, antes de centrarme en el resto de misiones, quiero llamar la atención sobre el objetivo de acelerar el cambio cultural de la administración.
El cambio cultural afecta a cómo las instituciones públicas se organizan, se relacionan con su ecosistema y a la manera en que enfocan la prestación de sus políticas y servicios (en relación con los ODS, por ejemplo).
Aunque se le adjudica una consecución a largo plazo, desde NovaGob aclaran que se trata de una misión transversal, condición sine qua non para que el resto de misiones avancen. Y, al mismo tiempo, la consecución de estas otras propiciará cambios en las estructuras organizativas.
Que sea un proceso gradual, que lleva su tiempo, no significa que no urja que comience ya y que sea prioritario acelerarlo. Esta quinta misión es tan importante que “de ella se derivará la justificación de la necesaria existencia de la propia Administración pública como garante de derechos y la reivindicación de su papel para el bienestar y el desarrollo”, se apunta en el documento. Para contribuir a este cambio cultural es necesario crear espacios de innovación y sistematizar dinámicas en este sentido con atención a cuatro ejes:
- Las personas (motivación, liderazgo, colaboración, trabajo en red, creación de comunidades).
- La tecnología (disruptiva pero a la vez inclusiva y generadora de valor).
- La normativa (incentivadora).
- La formación (que permita el crecimiento personal y sea catalizadora del cambio organizacional).
Accesibilidad, agilidad y proactividad
Para mejorar la relación entre la Administración pública y la ciudadanía, es necesario asegurar una Administración pública accesible para todas las personas. Se trata de lograr una digitalización inclusiva, que no deje a nadie atrás, especialmente a las personas más vulnerables y de edad avanzada.
El principal objetivo de esta misión es simplificar y agilizar cualquier trámite, tanto presencial como digital -reduciendo la burocracia innecesaria-, así como avanzar en la proactividad por defecto.
Interoperabilidad, un clásico entre los retos
En esta ocasión al objetivo de lograr una Administración pública adaptada a la revolución tecnológica se le adjudica una consecución a corto-medio plazo.
Se trata de lograr una Administración digital única con un sistema común compatible para todas las Administraciones de España, que permita acceder y compartir documentación y una comunicación interadministrativa rápida, segura y eficaz.
La interoperabilidad implica, además de bases de datos compatibles o automatización de procesos administrativos, una adecuada gobernanza de los datos que maneja la Administración a través de políticas transversales. Se trata de obtener de ellos el mayor rendimiento tanto interno como por parte de la ciudadanía, en forma de valor económico y social. Entre los objetivos en este sentido también está la aplicación de las ventajas de blockchain a la prestación de servicios públicos, de las que ya hemos escrito en este blog.
Una Administración más transparente, íntegra y colaborativa
La corrupción es, por desgracia, un tema con frecuencia de actualidad y clave para su reputación. Entre los objetivos de la Administración está la puesta en marcha de sistemas de integridad institucional para prevenirla, así como rendición de cuentas de las políticas de transparencia y refuerzo de las mismas, incluso con acciones de benchmarking en esta materia. También, el impulso de todo esto a través de la formación del personal y unidades transversales y permitir la participación ciudadana en aquellas áreas del presupuesto donde sea posible.
Imagen: Jernej Furman

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