No sé si extrapolo por ser valenciano o por la proximidad en el tiempo, aunque creo que más bien se debe a la similitud entre ambos eventos: Las fallas y el Mobile World Congress.
Poco a poco se va disipando el olor, mezcla de pólvora, madera y los nuevos materiales sintéticos que definen el acabado de los monumentos -a partir de ahora estands- que, humeantes, dicen adiós, un año más, al llegar el equinoccio de primavera.
Atrás quedan los pasacalles que, por barrios, ponían de gala sus grandes novedades. Como el de Samsung con sus nuevos modelos comerciales: S10, S10+ y el S10e, así como la aportación de la compañía coreana al mundo de la “flexibilidad”, con el “Galaxy fold”.
Pero este pasacalles se vio bastante neutralizado por el rimbombante “castillo de fuegos de artificio” que montó Huawei. La presentación en sociedad de los nuevos P30 y del Mate X acalló cualquier otra novedad similar en esos días.
Gran importancia, aunque menos repercusión mediática, tiene el “llibret faller”. Este libreto fallero es un pequeño documento que explica, en prosa o verso, lo que muestra cada estand: qué se presenta, qué se ofrece a los analistas, a la prensa o al ciudadano, con las novedades de cada fabricante, operador, etc. Si tuviera que rescatar algunas ideas clave del “llibret” del Mobile de este año, sería el advenimiento de los nuevos servicios (más adaptables y personalizados que nunca), gracias al uso de edge computing, la virtualización y la inteligencia artificial. Y, ¡cómo no! del asentamiento casi definitivo -“ya está aquí, ya llegó…” de 5G. A fuerza del empuje insistente de los fabricantes, que ven cómo sus márgenes caen y agotan sus menguadas alforjas financieras, 5G representa una promesa, además de una nueva arquitectura orientada a los servicios, que impulsa la transformación digital.
Y, ¿cuál será el “ninot indultat”? Ciertamente “ninots” hay muchos durante el Mobile y no de cartón-piedra precisamente. Pero, claro está, si tuviéramos que enmarcar una imagen para esta edición, sin duda, nos quedaríamos con cualquiera de esos dispositivos que, por el doble de precio, se pliegan a la mitad de tamaño.
El Mobile es una fiesta en la que, salvo el libreto -en este caso puramente tecnológico- parece que la música que suena por las calles de los pabellones de la Fira durante las cabalgatas y ofrendas tiene reconocibles acordes chinos y donde la pólvora que se quema no es otra que la asiática. Solo hay que fijarse en la repercusión en medios: se ha incrementado (y mucho) la presencia en redes sociales de los fabricantes asiáticos de electrónica de consumo como Xiaomi, así como del omnipresente Huawei (en parte, también es cierto, por sus problemas jurídicos).
Parece una tendencia imparable, al menos en el aspecto más floreado del evento, pero esperemos que la evolución tecnológica de las redes y de los elementos “core”, que al final, dan sustento a todo lo demás, siga por un camino menos viciado y marcado por la lógica del mercado: un papel que parece destinado únicamente a ser ejercido por ciertos operadores.
Y, como ocurre con Las fallas, al día siguiente de “la Cremà” los maestros falleros comienzan a devanar sus sesos para tratar de asombrar en los monumentos del año siguiente…
Imagen: Sarah Grice

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