Hoy 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, me parece una ocasión perfecta para este post sobre la jornada “Mujer y tecnología: una visión humanista de la ingeniería para romper estereotipos”. Encuentros como este, organizado por la Universidad Carlos III de Madrid, son más que necesarios. Y es que las cifras siguen demostrando que el número de mujeres que eligen carreras STEM no solo no aumenta, sino que disminuye.
Según el informe “Igualdad en cifras 2021”, del Ministerio de Educación y Formación Profesional, aunque las mujeres que realizan estudios superiores representan algo más de la mitad del total de estudiantes, apenas un tercio elige las ingenierías. Y la cifra se queda en el 13 por ciento en el caso de la informática. Son datos sorprendentes y preocupantes a partes iguales.
La ciencia y la ingeniería no tienen género
El objetivo de la jornada era contribuir a acabar con los estereotipos y desinformaciones que hacen que estos estudios y profesiones, con muy buena inserción laboral, sigan siendo elegidos por menos mujeres de lo que sería esperable y deseable. Porque, en palabras del profesor Juan Romo, rector de la Universidad Carlos III de Madrid, “la ciencia y la ingeniería no tienen género y necesitamos la contribución de todas las personas para construir un futuro digital sostenible”.
Lo cierto es que, a pesar de los esfuerzos de instituciones y empresas como Telefónica para fomentarlo y empoderar a las mujeres en la comunidad científica, la realidad no termina de cambiar. Fidel Rodríguez-Batalla, viceconsejero de Universidades, Ciencia e Innovación de la Comunidad de Madrid se lamentó de que, a pesar de haber conseguido igualdad en el acceso a este tipo de estudios y también en oportunidades de desarrollo laboral y salarios, todavía resulte difícil ver a mujeres en ellas.
En primera persona
Me resultó especialmente interesante y motivadora la mesa redonda moderada por Dania Olmos, subdirectora de Orientación y Diversidad, en la que tuvimos oportunidad de escuchar las vivencias y experiencias de estudiantes y profesoras de la Universidad Carlos III de Madrid.
Entre ellas, Ana García Armada, profesora catedrática en el Departamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones, apasionada desde pequeña por la magia de las antenas y los satélites y por la búsqueda de sus cómos.
O Concha Monje, profesora titular en el Departamento Ingeniería de Sistemas y Automática, a la que hemos entrevistado en este blog. Fascinada ante el regalo de su primer ordenador, quedó para siempre intrigada por la manera en qué las personas podían comunicarse con las máquinas o cómo las máquinas podían hacer arte.
Lucía de la Fuente, estudiante de ingeniería biomédica y vicepresidenta de Servicios Externos en la asociación BEST Madrid Carlos III, explicó que siempre se sintió atraída por las ciencias, pero su flechazo por la ingeniería se produjo en una visita al Instituto Tecnológico de Dublín. Al ver la prótesis de una mano que funcionaba con impulsos eléctricos comprendió el poder de la tecnología para ayudar a la gente.
María Teresa Nieto Galán, estudiante del Master UC3M en Ciencia y Tecnología Informática y especialista senior en blockchain en Telefónica Tech, reconoció haber elegido la informática, que hoy es su pasión, al no poder entrar en lo que ella creía que era su vocación, la medicina.
Pasión, aportación social, equipos multidisciplinares, trabajo en red…
Todas ellas coincidieron en rechazar el “estigma” de que estas carreras son difíciles y cuesta sacarlas. Como apuntaba Concha Monje, estamos rodeados de retos y este no es mayor ni menor que otros. Lo importante es desplazar el foco hacia el disfrute del valor social y de progreso que este tipo de actividades profesionales es capaz de aportar a la sociedad.
Todas destacaron la pasión como ingrediente necesario para seguir adelante.
Otro estereotipo que derribaron es el de que que la ingeniería es una carrera fría y solitaria. Se refirieron a equipos de trabajo multidisciplinares (humanidades incluidas) y a muchos compañeros por el camino con contribuciones diversas para hacer posible que soluciones complejas salgan adelante. También a la conectividad y al trabajo en red como ingrediente multiplicador.
Las integrantes de la mesa advirtieron, además, de la importancia de no dejarse asustar por todo “el conocimiento teórico” que tienen estas carreras. Destacaron el carácter práctico de su ejercicio profesional.
Gracias a la tecnología y al trabajo de todos los que se dedican a ella, el mundo es hoy un lugar mejor.
Un par de grandes ejemplos: recientemente fue noticia que tres parapléjicos habían logrado andar y ¡hacer deporte! a los pocos días de implantarles un exoesqueleto. Y qué emocionante ver la reacción de una madre ciega al ver a su hijo por primera vez gracias a unas eSight, unas gafas especiales que ya se comercializan y permiten este milagro con algunos tipos de ceguera.
¿Falta de referentes o de visibilidad?
Por último, en "Mujer y tecnología" todas las participantes coincidieron en la falta de referentes. Es curioso porque precisamente en esta jornada no faltaban. Había una magnífica muestra de ellos. Por ello se me ocurre que quizá la pregunta que debamos hacernos es qué habilidades y medios deberían añadirse “de serie” a la formación STEM para que estas grandísimas profesionales tengan más sencillo convertirse en el ejemplo social que merecen ser.
Y es que, en la era digital, no basta con hacer el trabajo. Los profesionales deben gestionar proactivamente la visibilidad del mismo en su sector. Y quienes se dedican a actividades que la sociedad percibe como elitistas, difíciles o raras están doblemente obligados a hacerlo.
Es importante por ejemplo que saquemos la tecnología a la calle, que nos esforcemos por "hacerla sexi” y asequible, de la mano de estas profesionales y de cuantas personas (hombres y mujeres) quieran sumarse al reto.
La sociedad debe entender la importancia de cada aportación, empatizar con estas mujeres para que esto mueva a más personas (chicas entre ellas) a dedicarse a la apasionante tarea de poner la tecnología al servicio de las personas.
No solo cambiar el mundo con la ingeniería, también darse a conocer
Invito a Ana, Paloma, Concha, Maritere y Lucía y también al resto de participantes y asistentes a la jornada, como Florina, Celeste, Susana o Beatriz a dejarnos conocerlas mejor. Tomando prestadas las palabras de Ana García Armada, las “animo a cambiar el mundo con la ingeniería sin admitir más límites que los que se pongan ellas mismas y sin dejar pasar ni una oportunidad”. La de ser más visibles tampoco.
La jornada tuvo un broche final perfecto. Se mostraron las aplicaciones que se están desarrollando, de la mano de Telefónica, en el equipo de Paloma Díaz, catedrática del Departamento de Informática, directora de la Escuela técnica superior y también de la Cátedra Telefónica-UC3M “Mujer y tecnología”, organizadora de las jornadas.
Ìmagen: This is Engineering

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