Tratar de resumir la percepción de los 93.000 visitantes (incremento por encima del 9 por ciento con respecto a la anterior edición) o de las más de dos mil empresas que han participado en el evento, es imposible. Por tanto, en este post trataré de recoger la opinión que me ha merecido a mí la última convocatoria del Mobile World Congress, una cita a la que que llevo diez años asistiendo de forma consecutiva , y lo haré desde diferentes ángulos para acabar con una impresión general.
Operador. “5G, virtualización y jamón”
Tanto los operadores, como los fabricantes de tecnología de red se han esforzado por incluir en sus stands algún demostrador con una propuesta sobre 5G, pero c reo que en general ha sido escasa y no demasiado afortunada. La situación actual de amortización de equipamiento y generación de servicios de valor sobre 4G debería pasar por decir simplemente que se están probando nuevas tecnologías que, poco a poco irán acercando la próxima generación de móviles. Por eso, incluir la expresión 5G en cualquier tipo de comunicado es, cuanto menos, sensacionalista. A diferencia de otros cambios de generación, 5G no se llevará a cabo de forma disruptiva, sino que se irá asumiendo con la cadencia que marquen tanto el mercado como las diferentes economías s, sobre todo si se van gestando las diferentes fagocitaciones de operadoras en Europa. Por ello, hubiera sido un ejercicio más correcto seguir hablando de nuevas evoluciones de LTE (como en años pasados). Esto nos llevaría a las demostraciones de “agregación de portadoras” (dos, tres, e incluso de espectro no licenciado) en diferentes bandas, para poder alcanzar mayores velocidades. Y, aún así, me parecería un ejercicio escaso empeñarse en mostrar velocidades de pico, cuando lo que realmente interesa para poder lanzar servicios de valor es que más personas puedan disponer de una mejor experiencia de usuario.
La otra palabra que no ha dejado de sonar es “virtualización”. Desde mi punto de vista, sin duda ésta es la apuesta tecnológica que más revolucionará la forma en la que se prestarán los servicios de comunicaciones, entretenimiento, negocios, salud, etc. en un horizonte de cinco a diez años. Y, curiosamente, ha sido la propuesta que peor han sabido explicar los operadores. Destacaría el demostrador de servicios de vídeo streaming y videoconferencia, sobre una red virtualizada extremo a extremo, que se presentó en el stand de Telefónica.
Durante el evento, los otros grandes debates de interés para los operadores fueron tanto el anuncio de la GSMA sobre el avance en la creación de las especificaciones de la eSIM o SIM virtual, como la frase de Zuckerberg en la que unía las palabras “datos para todos” y “gratis”. Respecto a lo primero lo considero una iniciativa pro-operador, por la cual todos los dispositivos podrán integrar un desarrollo “común” (por fin), para alojar una SIM virtualizada. Un gran avance para que el mundo de las operadoras pueda hacer frente al –aparentemente- imparable mercado de los fabricantes de dispositivos. Del segundo anuncio, pienso que está a la altura de la otra frase que nos dejó el joven neoyorquino: “…he vuelto a Barcelona por el jamón”.
Fabricantes: “la pelota está en el tejado de Apple”
Hace algo más de una década, participé en el Asia World Congress, la feria de telecomunicaciones más importante del mundo, que se celebró en HongKong. En este intervalo se ha producido, desde mi punto de vista, el cambio más radical del sector. Y no es otro que el triunfo de acercar al cliente final aquello que permite la conectividad,. Y este año no ha sido una excepción en este avance. Los mayores titulares, los mejores anuncios, han girado en torno a los dispositivos, esos objetos con los que, cada vez más, tratamos de diferenciarnos y a través de los cuales parece que canalizamos todos nuestros deseos, anhelos, lloros, compras compulsivas (quizá esto tendría que haber ido antes que los lloros), negocios, estatus y, en general, todo lo que queremos del mundo que nos rodea. Y entre los smartphones el gran triunfador ha sido, sin lugar a dudas, el S6 Edge de Samsung. En el campo de los smartphones, el HTC One M9 quedó a tres galaxias de diferencia y –para mí- tiene más impacto el móvil clónico que cualquier otro tipo de lanzamiento en este segmento. Por tabletas destacaría la ligereza (390 gr.) de la Z4 de Sony.
Y si seguimos con los fabricantes y su “cercanía al usuario final”, el otro gran impacto, es el de los wearables ; pero entre todos los posibles dispositivos que acabaremos poniéndonos en el cuerpo, se llevan la palma los relojes inteligentes. Me quedo conlas propuestas de Huawei (Huawei Watch) y de LG (Urban). Dos relojes que tratan de no perder el clasicismo que este tipo de “prenda” ha alcanzado para las personas (sobre todo del sexo masculino), a la vez que les aporta una capa de valor (deporte, salud, pagos, interacción con máquinas, etc.) que será la única razón por la que seríamos capaces de “ponerlos a cargar” dos veces al día.
Por eso creo que no dejarán de ser una moda pasajera hasta que no se les busque un auténtico valor añadido: un servicio o conjunto de ellos que interactúen efectivamente con el resto elementos conectados en la red y que sean de relevancia para la persona que corre, que cuida a sus padres, que se preocupa de sus hijos o de sí misma.
Y relacionado con los “otros” grandes fabricantes… los de red… en su empeño por no perder la ola y verse abocados a una competencia feroz no han hecho otra cosa que seguir fomentando futuros inciertos del 5G con soluciones más o menos afortunadas y en las que la única ventaja tangible (siempre desde mi punto de vista) ha sido la gran capacidad de “miniaturización” de las estaciones base, (¿dónde quedan las casetas de obra que teníamos que poner por doquier para dar conectividad UMTS?). ¡Bravo por eso!
Ahora entendéis el por qué del titular relacionado con los “fabricantes”.
Alta costura o prêt-a-porter
Como conclusión final, a mi parecer, hay dos claras tendencias en lo que se muestra en el MWC. Por un lado, los fabricantes tratan de acertar con el dispositivo que más guste y mejor solucione las necesidades del ciudadano de a pie, y ofrecen prestaciones que, por otro lado, requieren que la industria formada por operadores y fabricantes de red, tengan que proponer soluciones cuasi-quiméricas con las que poder estar a la altura en términos de capacidad y velocidad en las redes y servicios “reales”.
Y todo apunta a que esto seguirá así durante algunos años más. Un ejercicio que combina el espejismo de lo que se puede hacer con algo que tenemos en las manos y nos fascina, y la realidad a la que se enfrentan las operadoras, que deben afrontar una de las mayores inversiones en la historia de las TI para esquivar las limitaciones del espectro y de la capacidad de conmutación, para prestar servicios realistas.
El próximo MWC ya tiene fecha: del 22 al 25 de febrero

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