A estas alturas se puede debatir sobre la velocidad del cambio en las empresas pero no sobre su necesidad. La tecnología ha provocado cambios de calado en los comportamientos y expectativas de los consumidores respecto a las empresas, lo que ha obligando a éstas a adaptarse para no quedarse arrinconadas en el mercado. En el epicentro de esta transformación se sitúa al cliente, que demanda nuevas formas de relación, pero también debemos prestar especial atención a los empleados nativos digitales, ya que actuarán como una espectacular palanca de transformación “silenciosa” en las organizaciones.
En estos momentos se está moldeando la futura fuerza laboral del año 2020. Entre otras muchas cosas, cambiará drásticamente nuestra mentalidad sobre cómo y dónde trabajamos y todo apunta hacia un nuevo entorno, en el cual el lugar, el horario, los compañeros y las actividades no necesariamente coincidirán. El “lugar de trabajo” perderá su condición de espacio físico (esa mesa en la que colocar un marco con fotos de los niños…) y pasará a ser el “momento de trabajo” (recordad digitalizar las fotos de los niños…).
Por éste y otros motivos que veremos a continuación, es importante empezar a definir una estrategia tecnológica para el puesto de trabajo que nos permita planificar el camino hacia el futuro digital workplace.
¿Habéis reparado en que en 2020 convivirán cinco generaciones de trabajadores en las empresas? Las enumero: old baby boomers (nacidos entre 1946-1954), young baby boomers (1955-1964), Generación X (1965-1980), millennials (1981-2000) y generación Z (nacidos en el siglo XXI ya). Todos deberán tener un alto nivel de alfabetismo digital, pero cada generación tendrá habilidades que la hará diferente y, por primera vez, los millennials (también llamados Generación Y), junto con la Generación Z, representarán entre el 30 y el 50 por ciento de los empleados, lo que marcará un punto de inflexión en el mundo laboral, ya que estos nativos digitales influirán en gran parte de las decisiones que adopten las compañías para vender servicios a sus clientes.
Según un estudio reciente de la revista Fortune existe una tendencia creciente de empresas que exigen en sus ofertas de empleo que los candidatos pertenezcan al grupo de nativos digitales o tengan habilidades de este tipo. Ellas, por su parte, para atraer y fidelizar a este perfil tendrán, entre otras cosas, que apostar por convertir las oficinas en espacios para socializar y reforzar las relaciones laborales. Cada oficina será una especie de “club de trabajo”, en el que se promoverá un aprendizaje e intercambio de opiniones continuo, los empleados construirán redes profesionales y establecerán alianzas que den lugar a oportunidades de negocio en el mercado digital.
Estos empleados tomarán decisiones que serán fruto de su estilo de vida digital y definirán ambientes laborales virtuales en los que las ideas fluyan. La rapidez para poner productos y servicios en el mercado será una clave de éxito (y de supervivencia) de la empresa , por lo que las organizaciones tendrán que ser cada vez más planas y los equipos cada vez más colaborativos. No habrá espacio para departamentos que no compartan información ni para procesos rígidos. El resto de generaciones no tendrá más remedio que adaptar su estilo de trabajo.
La relación de estos nuevos empleados con la tecnología
Otro factor importante es que estos empleados nativos digitales tienen una manera diferente de relacionarse con la tecnología. La mayoría ha crecido con acceso permanente a la Red, lo que ha hecho posible que estén continuamente comunicados entre sí y que sean más sociales. Además, la mayor parte de las comunicaciones que realizan son remotas o semipresenciales, lo que elimina la necesidad de la presencia física. Internet les ha proporcionado acceso inmediato a fuentes de información, lo que los hace también más cosmopolitas. Manejan información digitalizada y alojada en la nube, que pueden consultar en cualquier momento y desde cualquier lugar, sin riesgo de pérdida de datos.
Estos trabajadores digitales se caracterizan también en gran medida por ser autodidactas y autosuficientes. Esto implica que utilizarán las tecnologías para ser más productivos y conseguir sus objetivos, tanto si se la proporciona el departamento de TI de la empresa, como si no. El imparable avance de la consumerización (actualmente muchas tecnologías nacen y son adoptadas masivamente en gran consumo, para luego saltar a la empresa) posibilita que los empleados puedan resolver fuera de la empresa, si ésta no se las soluciona, determinadas necesidades tecnológicas, tecnologías "empaquetadas" que pueden resolver necesidades puntuales de manera ágil (herramientas de mensajería, comunicaciones o colaboración, servicios de almacenamiento, gestión documental).
Pero los nativos digitales, en su afán por socializar y colaborar y haciendo alarde de una transparencia radical, comparten información e intercambian bienes y servicios sin considerar aspectos fundamentales para la Generación X como la privacidad de los datos, lo que implica retos importantes respecto a las medidas necesarias para preservar la confidencialidad y seguridad de la información. Por ejemplo, descargarse app gratuitas/AddWare/pagadas con datos en el entorno laboral significa que estás pagando con información de la empresa (si no eres el “cliente” puedes pensar que eres el “producto”).
Todo ello obligará a las áreas de TI a manejar un nuevo concepto más abierto de la tecnología que forma parte del nuevo puesto de trabajo digital, en el que profundizaré en mi post de mañana. Como breve adelanto, deberá tener un primer anillo de confianza (protegido por los firewalls) en el que estará el software y dispositivos proporcionados por la empresa (PC, smartphone, aplicaciones corporativas) y un segundo anillo, en el que se situará un gran número de aplicaciones externas y dispositivos personales (tablet, smartwatch e incluso el coche conectado…), con los que habrá que convivir cumpliendo unas políticas de uso conocidas por todos los empleados y flexibles (“BYOQPRP” Bring Your Own lo que Quieras Pero Respeta la Política).
Imagen: Ted Eytan

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