Llega la Navidad y, de su mano y como cada año, el gran dilema: “¿qué le regalo yo a fulanito o a menganita? Si es que ya tiene de todo”. Y probablemente sea cierto. Pero hay ciertas cosas que son un valor seguro para acertar. Según el barómetro de las compras navideñas de 2015 de vente-privée.com, el regalo preferido por los españoles son los gadgets tecnológicos, por delante de la moda o los viajes.
“Vale, me decanto por un gadget tecnológico. Sí, pero ¿cuál? Si los tiene todos…” Pues probablemente no tenga todavía un smartwatch, o reloj inteligente. Y eso que según la consultora IDC, en el mundo ya hay 19 millones de estos dispositivos, y estima que la cifra se multiplicará por seis en solo cuatro años. Y bueno, puede ser un poco caro, pero tampoco prohibitivo… el precio medio puede estar en torno a los 250 euros, y hay modelos que rondan la mitad de ese precio.
“Así que ya estoy casi convencido de regalar un smartwatch pero, ¿seguro que le gustará?”
Yo creo que sí acertaríamos con ese hipotético regalo. Un smartwatch es básicamente una pequeña pantalla auxiliar de nuestro teléfono, accesible con un sencillo giro de muñeca, que nos permite consultar notificaciones que llegan al móvil (correos, mensajería, etc) sin tener que sacar el teléfono del bolsillo. Es decir, que el smartwatch muestra información procedente del smartphone, que es el dispositivo verdaderamente smart (inteligente). Además, se pueden controlar desde el reloj algunas funciones básicas del teléfono como la reproducción de música o aceptar y rechazar llamadas entrantes, incluso en los últimos dispositivos se pueden realizar pequeñas consultas al navegador gracias al reconocimiento de voz integrado.
El smartwatch permite, por tanto, tener perfectamente controladas las notificaciones que uno recibe en situaciones en las que el teléfono no es accesible: mientras hacemos deporte, si llevamos el smartphone en la mochila o en el bolso, cuando estamos en una reunión importante… De esta forma, cuando nuestra actividad profesional nos obliga a estar permanentemente conectados, el smartwatch nos permite con una discreta mirada a la muñeca saber si lo que nos llega a nuestro telefóno es lo bastante importante como para detener momentáneamente nuestra actividad. Resulta paradójico que la pequeña pantalla de un reloj inteligente sea un magnífico complemento para un smartphone con una enorme pantalla de 5 pulgadas, al que podemos recurrir así sólo para aprovechar las ventajas de su gran pantalla (ver una foto, navegar por la web…), mientras que utilizamos el smartwatch como centro de control.
Un aspecto muy importante cuando hablamos de estos dispositivos es el diseño. Si lo pensamos bien, el reloj tradicional en la actualidad es prescindible para muchos de nosotros que miramos la hora en nuestro móvil y nos despertamos con su alarma. Un reloj es sobre todo un complemento de moda y, por tanto, si queremos agradar con nuestro smartwatch, es importante que sea bonito. Los últimos modelos lanzados por los fabricantes con esferas redondas, correas intercambiables, etc cuidan bastante bien su diseño, aunque ya se sabe que para gustos los colores, y los relojes…
Así que estoy convencido de la utilidad de estos dispositivos, aunque no obstante me hago una pregunta más: ¿llegará algún día en que los relojes inteligentes sustituyan a nuestros smartphones? Aunque ya existen modelos de relojes inteligentes que llevan una SIM integrada (el Samsung Galaxy Gear S), yo creo que no debemos pensar en un smartwatch como sustituto del teléfono porque cada dispositivo tiene su función. Se podría llegar a escribir un libro desde un smartphone, pero está claro que no es el dispositivo ideal para hacerlo y que es mucho mejor utilizar un ordenador para escribirlo. Pues con los smartwatches pasa un poco lo mismo: podría cubrir las funcionalidades más utilizadas en un smartphone (los juegos, la navegación web…), pero la experiencia de usuario sería mucho peor. Aunque quién sabe… Hace cincuenta años un ordenador ocupaba una sala entera, hace veinticinco todo un escritorio y hoy están siendo reemplazados a pasos agigantados por las tabletas. ¡Vaya usted a saber qué veremos en la próxima década!
Imagen: Janitors

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