No es ningún secreto que, con la llegada de los smartphones y la movilidad a nuestras vidas, las cabinas telefónicas han ido perdiendo protagonismo y acercándose a su fin. Estos tótems del servicio de telefonía pública han formado parte indiscutible del paisaje de muchas plazas y calles principales desde que en 1966 se empezaran a instalar en ellas, pero en los últimos tiempos se han ido convirtiendo en un elemento urbano sin utilidad.
Aunque el Gobierno ha obligado a Telefónica a mantener el servicio de cabinas y guías telefónicas hasta 2018, según el Eurobarómetro de 2014, el 88 por ciento de los españoles no las había utilizado en el último año y un 81 por ciento de los ciudadanos encuestados estaba en desacuerdo o muy en desacuerdo con mantenerlas dentro del servicio universal.
Eran datos aciagos para las cabinas, la “crónica de una muerte anunciada”. O al menos es lo que podíamos pensar en un primer momento porque la realidad es que aún podría quedarles mucha vida, puede que estemos ante un renacer imprevisto.
Telefónica, de la mano de su filial onthespot y conjuntamente desarrollado con iUrban, tiene un proyecto piloto por el que ha digitalizado algunas de ellas para convertirlas en puntos inteligentes de información y en estaciones de carga de teléfonos móviles (suena irónico, ¿verdad?) en las ciudades. De esta forma, las antiguas cabinas se convierten en un servicio de valor añadido para los ayuntamientos, que contribuye a modernizar su imagen y crear una experiencia de ciudadanos y visitantes diferenciadora y más cercana a sus necesidades.
Su digitalización consiste en sustituir el teléfono con el que antes llamábamos por una pantalla digital, que cuenta con un potente software de marketing dinámico, que permite ofrecer contenidos personalizados y adecuados a la ubicación de la cabina, con información útil para turistas y habitantes de la ciudad. Así, estas pequeñas estructuras se convierten en una especie de “oficina turística” abierta y accesible las 24 horas del día, en la que se puede consultar los puntos turísticos de interés en cada lugar, las noticias locales, eventos próximos o un callejero para orientarse por la zona.
En paralelo, también es posible obtener datos sobre los hábitos de consumo del usuario que accede a dicha información como qué contenidos interesan más, lo que permitiría en última instancia mejorar el servicio que se ofrece.
Además, con esta iniciativa las cabinas han recuperado la prestación de “un servicio esencial en este momento”: son puntos de recarga móvil, con cargadores universales para que los usuarios puedan completar la batería de sus terminales móviles mientras consultan la información o esperan.
Este nuevo modelo de cabina se encuentra ya operativo en Andalucía: Málaga, Sevilla y recientemente en Granada.
Muchos se resisten a ver su extinción y a lo largo de todo el mundo proliferan las ideas para su reinvención. Potencial no les falta.
Imagen: bairli1

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