La imposibilidad de pasar nuestra vida digital de un dispositivo a otro porque los distintos fabricantes “no se hablan”, que los dos sistemas operativos dominantes copen el 90 por ciento de cuota de mercado, que el 80 por ciento de la información que los buscadores muestren sea en realidad publicidad encubierta, que algunos servicios gratuitos “se los cobren” comercializando con nuestros datos personales, que una experiencia de Internet segura casi implique hacerse un Máster o un doctorado, o que una empresa con mil millones de usuarios esté exenta de determinadas responsabilidades son algunas sombras del nuevo entorno digital.
Es probable que en el último mes hayáis oído hablar del Manifiesto de Telefónica o de la necesidad de una constitución digital… Pues bien, se trata de un decálogo de recomendaciones de políticas públicas para tener un terreno de juego justo para la industria, una Internet abierta y segura, y una mejor experiencia digital por parte de los usuarios. En definitiva, sus máximas son dos: que en la economía digital las reglas deben ser iguales para todos y que los usuarios de Internet deben tener el control de su vida digital.
Cloud, IoT, big data, la movilidad, las redes sociales, la apuesta cada vez más clara por la innovación han hecho que estemos viviendo la mayor revolución de la historia y los cambios se sucedan a un ritmo cada vez más vertiginoso. Hay un nuevo motor económico y social y Telefónica, como actor fundamental de esta realidad, se siente con la responsabilidad de alertar sobre restricciones, cuellos de botella y monopolios que pueden limitar el potencial de la economía digital.
Durante su presentación en Espacio Fundación Telefónica, Carlos Lopez Blanco, director general de Asuntos Públicos y Regulación, destacó tres retos en relación a la Red:
-Accesibilidad. Todos los grupos de interés han de trabajar conjuntamente para conectar a todo el mundo a través de terminales y servicios digitales asequibles, mejorar la capacitación digital y fomentar las inversiones en banda ancha.
-Apertura. Es necesaria la interoperabilidad entre servicios de comunicaciones y mensajería y entre los distintos sistemas operativos, de la misma forma que a los operadores de comunicaciones se les exigió la portabilidad de los números.
-Confianza digital. Debe basarse en tres patas: transparencia, privacidad y una correcta cibervigilancia.
En la mesa redonda posterior, Mitchell Baker, presidenta ejecutiva de Mozilla Foundation y Michael Kende, chief economist de Internet Society coincidieron al destacar la importancia de la apertura de Internet para el beneficio general. Michael apuntó también que hoy en día los elementos necesarios para la innovación están en línea (la investigación, los empleados, la financiación, cloud…) y esto abre las oportunidades a gente que nunca hubiera soñado con formar parte del mercado global. Por ejemplo, un ingeniero en Togo puede construir con desechos electrónicos una impresora 3D y, a través de open data y crowfunding, crear un instrumento científico que se enviará a una misión a Marte, algo imposible hace años. Pero hay escollos sobre los que actuar, como la velocidad de acceso, que puede impedir seguir un streaming, actualizar el software o el funcionamiento normal de un negocio on line, que un determinado Gobierno interrumpa la conexión por protestas, o las limitaciones del idioma, el coste, etc.
Chema Alonso, CEO de Eleven Paths, puso el énfasis, como no podía ser de otra forma, en la seguridad. Ésta debe venir por diseño, no ser una opción ni un añadido posterior, dijo. Y la privacidad no puede obviarse como moneda de cambio por usar unos servicios supuestamente gratuitos, añadió. Dijo que se han hecho las cosas mal porque se ha seducido a los usuarios con funcionalidades y servicios para dar datos que nadie les ha explicado qué iba a pasar con ellos y, además, se les ha echado la culpa de no usar la configuración adecuada o las contraseñas idóneas, en vez de hacer que resulte algo sencillo.
Carlos Barrabés, presidente del Grupo Barrabes, fue el último en intervenir y él, como precursor de un negocio on line ya en 1994 priorizó la importancia de que la regulación permita que emprender sea libre y posible. Dijo que en muchas ocasiones el movimiento viene de los pequeños, no de los grandes, pero lamentó que “la mayor parte de los emprendedores del mundo trabaja para dos compañías… “ en un terreno de juego amañado.
En definitiva, vivimos una nueva realidad y la sociedad y las empresas tienen que adaptarse a ella para garantizar su supervivencia. “No conozco a nadie que se haya quedado a defender el fuerte y no se lo hayan quemado, no podemos ser suicidas”, dijo Barrabés en este sentido. Pero también necesitamos nuevos valores y nuevas reglas, porque las tradicionales no sirven”. Estas recomendaciones que Telefónica propone pueden ser el punto de partida, el comienzo de una reflexión necesaria.
Imagen: s2art

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