Si Elon Musk sueña con enviar a Marte a la humanidad, Tsubara Nakamura tiene por meta algo más “cercano”, aunque seguramente tan ambicioso y transformador como el proyecto del presidente de Tesla: crear un coche volador y fusionar así dos de las industrias más prósperas del pasado siglo XX: la del avión y la del automóvil. Lo veremos en las olimpiadas digitales: Japón 2020.
Para demostrarnos esta neosupremacía tecnológica Japón ha elegido, claro está, la mayor y mejor pasarela global… en la que todos pondrán sus ojos: los Juegos Olímpicos de 2020. El coche volador de Tsubara será el gran icono del evento, el “efecto WOW” que permanecerá durante décadas en nuestras memorias, pues será el responsable de encender el pebetero en la ceremonia de la inauguración de estas olimpiadas digitales. Aunque no será el único objeto de deseo porque en ellas se hará una demostración de ingentes esfuerzos tecnológicos: el 20 por ciento del presupuesto total se dedica ya a esta partida. Japón pretende, así, hacer de sus olimpiadas la plataforma que marque la diferencia frente a sus competidores y le devuelva la imagen de un país de futuro y emprendimiento.
En 1964 la NHK (Nippon Hoso Kyokai, la empresa pública de radiodifusión de Japón) retransmitió los pasados juegos de Tokio por primera vez en color. En esta próxima ocasión la frontera será el 8K, con una novísima cámara de 32 megapíxeles, un cacharro capaz de enviar 120 fotogramas por segundo y saturar cualquier red actual con su tráfico de 4Gps. Si bien, además de lo anterior, disfrutaremos de un interfaz híbrido de retransmisión: no solo las imágenes, sino todo el conjunto de datos que rodearán y que generarán los deportistas y que constituye el gran espectáculo deportivo (la transposición de los eSports al mundo físico). Por ejemplo, se podrá jugar con el sonido: una serie de micrófonos nos permitirá escuchar a nuestra voluntad ciertas conversaciones de los deportistas, pues se podrá hacer zoom sobre las distintas áreas del estadio olímpico.
Los patrocinadores del evento, entre otros Panasonic y Sonic, nos desvelan otros temas muy japoneses: el uso masivo de robots en la Villa Olímpica para prestar ayuda a los visitantes, así como el uso de tecnología wearable, como gafas inteligentes que ayudarán con las traducciones simultáneas y facilitarán la interacción con los deportistas. Y, hablando de robots y de drones y de transporte en un país tan densamente poblado, no podemos olvidarnos de la apuesta nipona por la conducción autónoma… y por los cientos de taxis autónomos que allí veremos. Ya están trabajando en ello Toyota y Nissan junto a las archiconocidas Uber, Google y Apple.
Pero creo que la tecnología que tendrá su puesta de largo en Japón en 2020 será 5G. En este caso no hablamos de sueños, utopías, dispositivos fantásticos o maquetas de laboratorio. Todas las innovaciones que menciono en este artículo se sustancian en estas nuevas redes de alta velocidad (con descargas a 20Gpbs y velocidades de 10Gbps de subida), reducida latencia (4ms) y muy alta densidad de dispositivos conectados (hasta cien por m²) que permiten su despliegue virtual con una celeridad y eficiencia no vistas hasta ahora. Y así, 5G será como los cimientos con los que Japón se pintará de una exultante modernidad para sus Juegos Olímpicos y dará pie a todas las innovaciones que aquí se proponen.
Un invento que recuerdo con cariño de las primeras Olimpiadas de Japón en 1964 es el tren bala, el famoso Shinkansen: ¡casi 210km/hora en aquel momento en sus viajes inaugurales! El país del sol naciente quería demostrar su renacimiento y que, a pesar de haber perdido una Guerra Mundial, era capaz de retomar el potencial económico. Y lo consiguió. Todos lo siguieron, hicieron del tren a alta velocidad un símbolo de progreso… y ahora viajo felizmente en AVE de Madrid a Valladolid a esa velocidad… y más, ¡y qué delicia! Pues eso: en 2020 Japón quiere que el nuevo Maglev marque un hito en la ruta Chuo Shinkasen, que permitirá viajar de Tokio a Nagoya, a 259km de distancia, en 40 minutos. El objetivo es elevar el estándar de la velocidad de alta velocidad a más de 500km/h de manera habitual.
Y es que cuando hablamos de Olimpiadas no solo hablamos de deporte… y muchas veces si los deportistas compiten por medallas (por cierto, dicen que las de Japón estarán hechas de elementos electrónicos reciclados) los países aprovechan para ponerse de gala y demostrar lo que pueden aportar al resto de la humanidad. Quedará lejos, espero, el tópico de una sociedad asfixiada por la deflación, enfundada en constricciones morales y con una juventud que identifican con modas absurdas. Yo hasta creo que Doraemon aparecerá en estos Juegos como estuvo Mr. Bean en los de Londres… y esta vez no hará falta que saque de su bolsillo mágico los inventos con los que maravilla a nuestros chavales, los tendremos en directo. Tan solo deberá darse un paseo, saludar a los robots y ondear con orgullo la bandera de la nación del sol naciente, el mismo sol que se oculta tras la cumbre del Fuji, en tan bella estampa.
Imagen: Charles Rodstrom

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