Hace unos meses los ciudadanos tuvieron acceso a la información sobre el patrimonio declarado por los políticos españoles. Fue un auténtico bombazo informativo que llenó páginas de periódicos impresos y medios digitales, y generó multitud de comentarios en las redes sociales, fundamentalmente en Twitter. Esta apertura de los datos a la ciudadanía es lo que se ha denominado “open data", datos abiertos.
Muchos sectores de la población consideran que los informes, estadísticas y demás datos obtenidos mediante fondos públicos, es decir, presupuesto aportado por los ciudadanos a través de impuestos, se deben poner a disposición de todos los usuarios, sin restricciones de “copyright”, patentes u otras formas de control.
Pero, ¿dónde está el límite? Algunos opinan que deben liberarse no sólo los datos de las Administraciones Públicas (open government), sino también toda aquella información útil que incida en el bien común, y que incluiría datos de diversa índole, como puede ser geográfica, médica, científica, medioambiental, de tráfico; y excluiría solamente lo privado o confidencial y todo aquello que pueda afectar a la seguridad.
No obstante, algunos van más allá, como la Open Knowledge Foundation, entidad sin ánimo de lucro que propugna la apertura de todo el conocimiento, de cualquier tipo de contenidos, “desde sonetos a estadísticas, de genes a datos geográficos”, con el fin de que se puedan usar, reutilizar y redistribuir sin trabas, dada su capacidad para proporcionar beneficios de gran alcance.
Una vez en este punto, información abierta a todos, ¿cómo publicar los datos para que se puedan tratar? La diversidad de formatos usados por administraciones públicas y empresas hace que su integración sea complicada, cuando no imposible. En este sentido el W3C (World Wide Web Consortium) recomienda la liberación de datos útiles y en formatos abiertos que permitan la reutilización automatizada.
Tim Berners-Lee, considerado el “padre” de Internet y director del W3C, clasifica por estrellas los datos publicados, de tal modo que a mayor facilidad de uso y reutilización, mayor número de estrellas. Según su clasificación, los documentos publicados en la web en cualquier formato con licencia abierta tendrían una estrella. Si, además de publicarlos, se utilizan formatos procesables por máquinas y estructurados como Excel, se clasificarían con 2 estrellas. A esta opción le seguiría, con 3 estrellas, la publicación en formatos no propietarios (ej: mejor en CSV – “comma separated values”- que en Excel). Si se usan estándares abiertos (RDF y SPARQL), los documentos lograrían 4 estrellas. La cima de la clasificación (5 estrellas) la consiguen los datos abiertos vinculados (linked open data), es decir, aquéllos que enlazan con los datos de otras personas, con lo que la eficiencia y el aprovechamiento de los mismos aumentan enormemente, al permitir también la agregación de contenidos relacionados.
La clasificación de Berners-Lee es una recomendación para lograr el desarrollo de la web semántica, que vincula datos estructurados, frente a la web del hipertexto, que simplemente enlaza páginas o documentos en HTML y cuyos datos apenas se pueden manejar.
La revolución de los datos abiertos la inició el gobierno del Reino Unido en 2010 con su “Opening up Government” y la creación de una licencia para reutilizarlos. En España, además de la Administración General del Estado, cada vez más gobiernos autonómicos y locales fomentan la transparencia y abren sus datos, como Asturias, País Vasco, Cataluña, el ayuntamiento de Zaragoza o el de Córdoba, entre otros.
El objetivo es que el ciudadano encuentre la información que necesite (subvenciones, ofertas de empleo, recopilaciones de leyes, estadísticas, etc.) e incluso pueda curiosear las partidas presupuestarias para saber cómo se está gestionando el dinero público. Asimismo se pretende que pueda emplear la información en su propio beneficio, y aquí entran también las empresas privadas, a quienes dichos datos pueden servirles para fomentar la creación de nuevos productos, servicios y mercados, sobre todo en la industria de los contenidos digitales, lo que redundaría en el beneficio de la sociedad al generarse empleo y riqueza.
Algunas iniciativas relacionadas con los datos abiertos que se están desarrollando en España son el proyecto Aporta, financiado por el plan Avanza del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, sobre reutilización de la información del sector público; la labor desempeñada por la Fundación CTIC o el concurso Desafío AbreDatos para la creación de APIs (Application Programming Interface). Tanto Aporta como CTIC ponen a disposición de los usuarios en sus webs un catálogo de las acciones de “open data” que hay a nivel mundial.

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