La irrupción del iPhone en el año 2007 cambió radicalmente el concepto de teléfono móvil y lo convirtió en un PC diminuto que, como dice Apple, también sirve para llamar por teléfono. Unos cuantos años más tarde, y gracias a la democratización de los smartphones, todos llevamos uno o incluso dos en el bolsillo. Esto también lo vemos en las empresas que, en algunos casos, han aprovechado la potencia de estos dispositivos para movilizar sus procesos de negocio, y en otros, únicamente el correo, la agenda y los contactos.
Curiosamente, estos diminutos PCs que forman parte de nuestras herramientas de trabajo no siguen las mismas normas que sus hermanos mayores. Juguemos a buscar las siete diferencias:
- Inventario: todos los PCs están inventariados y un agente monitoriza lo que hace el ordenador y qué cosas tiene instaladas.
- Un PC corporativo tiene una imagen que homologa el departamento de sistemas. En general, todos los PCs de la empresa son iguales.
- El usuario no es administrador de su PC
- Las aplicaciones que corren sobre esta plataforma también se homologan y se certifica su correcto funcionamiento tanto sobre la plataforma como en convivencia con otras aplicaciones. Generalmente el usuario no instala las aplicaciones, sino que se le hace en remoto. En un PC corporativo no suele haber aplicaciones personales del usuario, ni tampoco juegos.
- Las políticas de seguridad vienen impuestas: contraseñas, tiempo de inactividad para bloquear el ordenador, antivirus, bloqueo de puertos USB, encriptación, configuración de la salida a Internet, etc.
- Los departamentos de seguridad controlan la información que entra y sale de los PCs, para evitar pérdidas y filtraciones, que podrían acarrear consecuencias muy negativas para la empresa.
- La política de backup de información garantiza que no se pierdan los datos residentes en el PC.
Los dispositivos móviles, sin embargo, funcionan por regla general de manera distinta:
- Inventario: el dispositivo se registra al entregárselo al usuario, y después no se sabe nada más de él. Si lo guarda en un cajón y utiliza su iPhone personal, nadie se da cuenta.
- El dispositivo trae el sistema operativo del fabricante. Pocas empresas piden una personalización sobre la plataforma o despliegan una imagen distinta.
- El usuario es el administrador del dispositivo móvil.
- Las aplicaciones generalmente son las que instala el usuario, sobre todo las personales.
- No hay políticas de seguridad o, si las hay, las define el propio usuario.
- No se controla la información que entra o sale del dispositivo. Las aplicaciones que usamos para compartir información con nuestros familiaressy amigos (Dropbox, Whatsapp, Evernote, etc.) también se usan para hacerlo en nuestro entorno laboral, lo que escapa al control de la empresa.
- No hay política de backup.
En el sector financiero ha sido Blackberry quien tradicionalmente resolvía estos problemas, aunque siempre hemos convivido con los iPhones e iPads de la Dirección. Imagino la cantidad de dispositivos perdidos o la información que se habrá comprometido por esta vía. Ahora que muchas entidades están abandonando Blackberry y el problema se está generalizando, la situación comienza a cambiar, y las empresas empiezan a ver el dispositivo móvil como una extensión del puesto de trabajo tradicional.
Sin embargo, nos encontramos con que de repente debemos usar dos herramientas para gestionar ambos mundos porque actualmente no hay ninguna herramienta en el mercado que gestione bien los dos. Los líderes en gestión de PCs (CA, Microsoft, etc.) no son los líderes en gestión de dispositivos móviles (Airwatch, Mobile Iron, Citrix, Blackberry, etc.), a pesar de que tienen una solución más o menos integrada con su herramienta de gestión de PCs. De momento la mayor integración que observamos no pasa de una consola que agrega en una única vista las dos herramientas de gestión.
En un informe que publicó Gartner en mayo sobre este tema, leí que se está convergiendo hacia herramientas que unifiquen esta gestión, lo que se denomina Unified Endpoint Managent. Debido a las diferencias de arquitectura entre PCs y dispositivos móviles, y a la escasa longevidad de las herramientas de gestión de dispositivos móviles, Gartner predice que esta convergencia tardará dos o tres años aún en llegar, y unos cuantos más, hasta diez para que los sistemas operativos móviles y de PC converjan de manera que la gestión sea realmente integrada.
Imagen: Adam Kuban

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