Según un reciente informe de Gartner, la competencia por el talento significará el éxito o el fracaso en el negocio digital.
Imaginemos al señor Peláez, churrero de toda la vida que, con gran visión digital tuvo la inspiración de montar una Plataforma de Entrega de Servicios o SDP en su churrería tradicional, como nos contaba Javier Almellones.
Leyó a una reputada consultora que la incompetencia digital provocará que el 25 por ciento de los negocios pierdan competitividad en 2017, y se puso manos a la obra. Aunque sus intenciones sin duda eran buenas, supuso que él sólo podría transformar su negocio en una empresa tecnológica sin darse cuenta de que, pese a su intención de utilizar la tecnología para la automatización de los negocios, tiene una importante incompetencia digital.
Con sus conocimientos tecnológicos y las enseñanzas tradicionales del negocio de los churros consiguió construir una máquina y automatizó la realización de la masa, la creación digital de los churros y la fritura robótica hasta que todos tenían un magnífico color dorado. Supuso entonces que ya tenía automatizado su negocio pero, ¡qué gran decepción! La churrería del señor Peláez, después de haber hecho una gran inversión en el robot “ChurrosBuilder”, no vende más.
El problema es que hasta ahora no se había dado cuenta de que una estrategia de negocio digital debe ser capaz de crear valor e ingresos basados en activos digitales. Debe ir más allá de la automatización de procesos para “transformar” los procesos, los modelos de negocio y la experiencia del cliente explotando las conexiones digitales entre sistemas, personas, sitios y cosas.
Podemos considerar que Peláez es un líder tradicional y, como tal, reúne una doble condición: por un lado, es un creador; por otro, es el propietario del complejo proceso de la creación de churros. Se siente más atraído por el control operativo del proceso que por la eficacia del mismo. Y le cuesta plantearse una entrega de valor más allá del control personal del flujo operativo del proceso bajo su responsabilidad.
Por ese motivo, y después de recurrir a una consultora especializada, se ha dado cuenta de que es necesario que destruya creencias históricas. Debe cambiar su manera de ver los procesos de gestión de relaciones, de talentos y de inversiones en recursos humanos y adoptar los principios de inmediatez y rapidez, aunque se basen en información parcial.
No descubro nada nuevo al decir que hoy en día cualquier empresa que quiera aumentar su facturación y evolucionar en los próximos años debe pasar por una automatización de sus procesos (cosa que ya ha conseguido Peláez) y emplear la tecnología como valor añadido y fuente de ingresos.
Así pues, nuestro famoso churrero decide seguir una estrategia para transformar su negocio en un negocio realmente digital, y para ello identifica cuatro puntos que debe cumplir:
- Una relación más directa y estrecha de la empresa con sus clientes (CRM).
- La ejecución de la compra y el pago electrónico directa y automáticamente.
- El flujo del intangible, la información, adquiere mucha más importancia que el flujo del tangible, el activo físico.
- El canal electrónico modifica las pautas vigentes del canal físico tradicional.
Pero Peláez nunca, pero nunca, nunca se da por vencido, así que se puso manos a la obra, escrutó el globo en busca de expertos cualificados y gente con talento, y los incorporó a su equipo de trabajo, sin que le importase su localización ni sus convenios de empleo. Contrató, desarrolló e implantó equipos humanos multidisciplinares y versátiles. Y, ahora sí, logró implantar una auténtica y completa Plataforma de Entrega de Servicios (gracias de nuevo Javier por tu artículo de la SDP pues da y dará mucho juego).
Transformó su empresa en una verdadera empresa digital. Consiguió abrir oportunidades para utilizar la tecnología digital e ir más allá de los límites organizacionales, para conseguir experiencia en resolución de problemas proveniente de todo el mundo, para crear un tejido de conocimiento y experiencia entre comunidades de diferentes prácticas y para comprender y explotar nuevos modelos de trabajo.
Hoy, churrerías Peláez cotiza en el NASDAQ y sirve de ejemplo de transformación de un negocio tradicional en una verdadera empresa digital. Y por supuesto, nuestro protagonista ha dejado atrás su incompetencia para ser un auténtico competente digital.
Imagen: ebayink

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