Hacía años que un acrónimo no encabezaba la lista de palabras de moda de tecnología. Tras la explosión de la nube, desde el utility computing a lo que hoy conocemos como cloud, o la última tendencia en almacenamiento y gestión de grandes volúmenes de información, denominada big data, ahora llega “DevOps” como el término del momento.
Pero, ¿qué es eso de DevOps? El acrónimo proviene de la unión de dos palabras: Development (desarrollo) y Operations (operaciones). En los últimos meses, tanto en los diferentes foros tecnológicos como en las redes sociales o incluso en el top ten de ofertas de empleo publicadas, todo lo que rodea a este vocablo es tendencia.
Cuando empecé a escuchar hace ya unos meses el palabro ni me plantee que, de alguna u otra manera, ya había hablado y/o sufrido la mayor de sus premisas. La verdad es que no sabría decir con certeza si DevOps, es un framework de trabajo, una metodología o una buena práctica. Como casi siempre en esta loca industria de las TIC, aquéllos que nos creemos frikis y no llegamos a catalogarnos como geeks, oimos hablar antes de las herramientas que soportan un concepto que del propio concepto.
Al igual que pasó con el cloud y el conocimiento profundo de las diferentes plataformas de hipervisores (vSphere, Xen, KVM), el patrón se repitió con el big data y todo proyecto que no tuviese sabor a Hadoop o Apache Flume no era digno de nombrarse como tal. Cómo no, DevOps no iba a ser menos y todo lo que hoy gira a su alrededor está asociado a herramientas como Chef o Puppets.
Tal y como apuntaba hace unas líneas, si hace no más de un año hubiese hablado a algún CIO de los que han visitado nuestro Alcalá Data Center de lo que subyace detrás del concepto DevOps, probablemente hubiese soltado una sonora carcajada o no, quizá hubiese abierto sus ojos de par en par y habría escuchado atentamente. DevOps, como más de uno ya os habréis imaginado, trata de hacer más sencillas las tareas y labores rutinarias que lindan la frontera del desarrollo de código y la administración de sistemas. Sería el yin-yang de las tecnologías, la búsqueda del equilibrio entre las diferentes fuerzas de todo departamento de sistemas (desarrollo y operaciones). Tiene que ver con los atajos que busca el programador, las restricciones que el administrador pone al despliegue de nuevos paquetes, los juegos de pruebas que funcionan en el entorno de desarrollo y en producción empiezan a dar problemas, las caídas del sistema, la pérdida de rendimiento del mismo…
En resumen, DevOps bebe de muchas fuentes, metodologías de gestión como lean start-up, metodologías de desarrollo ágil como la programación extrema o Scrum, así como principios de orquestación o despliegue continuo en los que encajan estándares como ESM (Enterprise System Management) y herramientas como Puppet o Chef. Así que, como cada vez oiremos más el término, déjemos de ver DevOps como un acrónimo críptico. Es una respuesta a la interdependencia del desarrollo de software y las operaciones TI para ayudar a una organización a producir productos y servicios software.
Imagen: Matt Moor

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