La realidad virtual está viviendo un momento excepcional. Basta con mirar el capital invertido en el sector en los dos últimos años y, además, así lo predicen muchos de los informes sobre tendencias tecnológicas para 2016 aparecidos a comienzos de año de consultoras como Gartner. Pero, ¿a qué se debe este “resurgir” de la realidad virtual, este renovado interés por una tecnología que surgió hace ya varias décadas? Sin duda hay un antes y un después de la realidad virtual tras la aparición de un dispositivo, las Oculus Rift, unas gafas de realidad virtual que han sorprendido al mundo por su increíble capacidad para sumergirnos en otra realidad, la mayoría de las veces generada por ordenador, y hacernos sentir como si estuviéramos inmersos en ella. Una tecnología que no pasó desapercibida para Facebook y su CEO Mark Zuckerberg, quien hace dos años pagó dos billones de dólares por ella e hizo que otros grandes fabricantes mirasen el mundo de la realidad virtual con otros ojos. Google Cardboard, HTC Vive, Sony PlayStation VR, Samsung Gear VR, Microsoft Hololens… son algunos ejemplos de ese efecto dominó.
Las oportunidades de la realidad virtual son casi infinitas debido a esa posibilidad que ofrece de ponerse en lugar de un tercero. Uno de los sectores en el que más impacto va a tener es el de los videojuegos, donde ya ha encontrado la mayor legión de seguidores gracias a la ”magia” que ofrece de que los juegos sean “vividos” más que “jugados”, pero las capacidades de esta tecnología van mucho más allá, y una de ellas me interesa muy especialmente, veamos dos ejemplos:
- La “máquina para ser otro” es el nombre del experimento dirigido por el laboratorio BeAnotherLab del MIT a través del cual una persona experimenta en primera persona las sensaciones narradas por un tercero. Para ello, ambas personas se equipan con cascos de realidad virtual y se comunican en un entorno generado por ordenador y preparado para generar experiencias relacionadas por ejemplo con la identidad de género, el respeto mutuo, etc.
- Periodismo inmersivo. Experiencias como las desarrolladas por el periodista Nonny de la Peña con la creación de películas como Project Syria VR o Hunger LA y cuya proyección en el festival de cine de Sundance no hace sino confirmar la capacidad empática de la realidad virtual. O la llevada a cabo por “The App Date” junto a Designit con su Immersive Journalism Lab, el primer laboratorio de periodismo inmersivo en español y cuyos primeros resultados podremos ver el próximo 26 de febrero en Fundación Telefónica.
Sin duda, este año veremos muchas noticias relacionadas con la realidad virtual, la mayor parte de ellas relativas al lanzamiento de nuevos dispositivos hardware. Pero en mi opinión lo más importante no va a ser qué empresa saca el mejor dispositivo, quién lo hace antes, el tamaño o a qué precio, sino los contenidos a los que vamos a poder acceder a través de ellos y su capacidad para transformar conciencias. Estamos ante una tecnología con un potencial enorme para transformar el mundo.
Imagen: Sharon Sinclair

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