La economía que reconstruyamos en la era pos-COVID no debe ser la misma de la que partimos. Ha de priorizar el respeto al medioambiente, la creación de empleo y la igualdad. Elementos como la digitalización pueden ayudarnos a conseguir ese mundo con el que soñamos. Con este punto de partida, los principales inversores han apoyado públicamente una recuperación verde.
Así, en julio, los principales bancos, incluidos Goldman Sachs y JPMorgan, se unieron a una iniciativa liderada por el Instituto Rocky Mountain. Consiste en alinear su cartera de préstamos e inversiones hacia las entidades decididas a reducir la huella de carbono.
Fondos públicos y privados para una recuperación verde
Aunque el COVID-19 ha llamado más la atención sobre los bonos sociales, los bonos verdes van a seguir siendo una vía para lograr una reactivación alineada con la protección ambiental. Se trata de complementar los fondos públicos con una buena inyección de dinero privado para una recuperación verde.
Telefónica, el mayor emisor verde del sector TIC en 2019
Ya son muchas las empresas con experiencia en ellos que pueden servir de ejemplo. Telefónica acaba de recibir el premio al Mayor emisor verde del sector TIC en 2019 (“The largest green ICT issuer of 2019”) por su emisión de bonos verdes del año pasado, la primera en el mundo de las empresas de telecomunicaciones.

Fuente: ING
Claves del éxito de una emisión verde
En base a esta experiencia, a continuación comparto con vosotros algunas claves para que una emisión verde resulte atractiva. A estos elementos hay que añadir unas condiciones financieras más favorables:
Consistencia frente al greenwashing
- Hay que partir de una estrategia. Los inversores, como es lógico, valoran la consistencia. La compañía emisora debe preguntarse si lo que quiere “venderles” forma parte ya de su estrategia o necesita más trabajo en ese sentido. No hay nada peor que una acusación de greenwashing o “lavado verde de imagen”. En el caso de Telefónica, por ejemplo, es absolutamente coherente buscar fondos verdes. La compañía lleva más de diez años trabajando en ello como parte del negocio, de modo transversal. Lo que empezó hace una década en una Oficina de cambio climático con representantes de diversas áreas hoy contribuye al Acuerdo de París, con objetivos validados conforme al escenario 1,5ºC por la iniciativa Science Based Targets (SBTi).
- Proyecto potente. La elección del proyecto que se financiará es fundamental y no siempre resulta fácil: ha de ser extraordinario por su impacto positivo en el medioambiente. En el caso de Telefónica, su modo de desplegar la fibra y apagar el cobre es diferencial. Ha conseguido mejorar sustancialmente la eficiencia energética y contribuido a la economía circular. Además, se trata de un proyecto con un efecto multiplicador porque la conectividad es imprescindible para la digitalización y una recuperación verde. Constituye un driver para garantizar un desarrollo sostenible, permitir un uso más racional de los recursos y frenar el cambio climático.
- KPI y seguimiento adecuado. La trazabilidad del proyecto con unos indicadores sólidos es también esencial para rendir cuenta de la evolución de la iniciativa. Sin transparencia no hay confianza. El informe de seguimiento del bono permite plasmar toda la información. Debe estar validada además por una entidad externa para otorgarle máxima credibilidad. Por ejemplo, el primer reporte anual del primer bono verde de Telefónica ha contado con informe de aseguramiento independiente de PwC.
Apoyo de los inversores a una economía verde
Los inversores están cada día más sensibilizados y dispuestos a apoyar la transición hacia una economía verde.
Wells Fargo se ha comprometido a prestar o invertir 200.000 millones de dólares a empresas y proyectos sostenibles para 2030. Goldman Sachs planea ayudar a sus clientes a hacer la transición a un modelo resistente al clima con 750.000 millones para la misma fecha. El Bank of America está destinando 300.000 millones a estos esfuerzos. Y en febrero JPMorgan anunció un objetivo para facilitar 200.000 millones en financiación en 2020 para transacciones relacionadas con la acción climática y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS).
Tenemos la tecnología, la financiación y la voluntad de cambiarlo todo. ¡Vayamos a por ello!
Imagen: Cynthia Pfenninger

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