Estar presente y ser activo en redes sociales proporciona oportunidades tremendamente interesantes, como la que he tenido la suerte de vivir a raíz de la publicación de varios artículos en A un clic de las TIC relacionados con el mundo de las monedas virtuales, y Bitcoin en particular (1 y 2).
Esto permitió que Alberto Padilla, uno de los periodistas de Economía y Finanzas más reconocidos de América Latina (14 años como presentador de la CNN) se pusiera en contacto conmigo en abril para participar en directo en su programa, que se emite para toda América al cierre de Wall Street, para debatir sobre esta moneda virtual junto a Juan Ramón Rallo como analista económico.
Esta participación, junto con el creciente interés suscitado por Bitcoin en los últimos tiempos, me ha llevado a una segunda intervención en el mes de julio.
Este post resume y complementa lo que debatimos en este último programa. Espero que os resulte interesante.
Limitaciones actuales en el uso como moneda
Dejémoslo claro desde el principio, que no haya dudas: el uso de Bitcoin (BTC) es demasiado complejo a día de hoy para un usuario típico, incluso para aquél acostumbrado a las nuevas tecnologías. Requiere instalar en nuestro ordenador o smartphone un software específico (el wallet que contendrá las monedas virtuales), así como crear una cuenta en alguna casa de cambio que nos permita comprar bitcoins (proceso algo trabajoso).
Tampoco hay una oferta real que permita la compra de bienes y servicios. Además es difícil establecer el valor de los bienes en BTC con la volatilidad en el cambio de esta moneda (como ejemplo, @taxioviedo, punta de lanza de la innovación en el sector del taxi en España, fija diariamente en Twitter el cambio que acepta, en el caso de que alguno de sus clientes pague con bitcoins).
La cotización de Bitcoin sufre una fuerte inestabilidad, especialmente en los últimos meses: alcanzó 240 dólares en abril y bajó a 65 en tres días; en mayo llegó a 160 dólares y ahora se cotiza en torno a 75…
Uso como inversión
Hay que reconocerlo: a efectos prácticos (y dejando de lado a aquellos que están por pura curiosidad) actualmente quien se atreve a poner su dinero en esta moneda virtual lo hace como inversión, altamente especulativa.
Respecto a su uso como inversión, y no como moneda, podemos destacar algunos casos relevantes, como el uno por ciento de bitcoins existentes que poseen los gemelos Winklevoss (famosos por su litigio con Mark Zuckerberg en Facebook).
De hecho, estos hermanos han solicitado a la SEC de EEUU la creación de un fondo de inversión “Winklevoss Bitcoin Trust” por 20 millones de dólares dedicado a la compra de Bitcoins, para facilitar a terceros la inversión en esta “divisa”.
Regulación en EE.UU
Los organismos reguladores en EE.UU son, por el momento, los que están actuando de forma más agresiva respecto al Bitcoin, al exigir el cumplimiento de las leyes existentes para evitar el blanqueo de dinero que obligan a las instituciones financieras a identificar a sus clientes y proporcionar a las autoridades aquella información que pudiera estar relacionada con transacciones sospechosas.
Hasta el momento Bitcoin (u otras monedas virtuales como Facebook Credits) no se calificaban como “dinero” por estas instituciones, por lo que no aplicaba la legislación correspondiente. Ése es el importante matiz que las autoridades de EE.UU han comenzado a cuestionar.
Este giro en la política de EE.UU implica que todas aquellas empresas que emiten monedas virtuales (como Facebook con Facebook Credits, Second Life con sus Linden Dollars o Amazon con sus Amazon Coins) deben registrarse como MSB (Money Services Business) y cumplir las leyes anti-blanqueo de dinero, en las transacciones de compra/venta de estas monedas.
Sin embargo, en el caso de Bitcoin no hay ninguna entidad emisora, ya que las monedas se generan de forma distribuida, gracias al algoritmo definido por Satoshi Nakamoto.
Por tanto, el cumplimiento de la legislación se centra en las “casas de cambio” que permiten pasar del mundo real al virtual, es decir, convertir monedas de curso legal (dólares, euros, etc) en bitcoins. Y las consecuencias no se han hecho esperar:
- Una de las más importantes casas de cambio de bitcoins en Canadá, LibertyBit, ha cesado su actividad, y devuelto el dinero a sus usuarios.
- Otra casa de cambio (con sede en Costa Rica), Liberty Reserve, fue imputada por delitos de blanqueo de capitales, lo que originó su cierre.
- El departamento de Instituciones Financieras de California envió una carta de cese de actividad a la Fundación Bitcoin, para que paralizara las actividades relacionadas con actividades de transmisión de dinero, si bien la fundación respondió alegando que dicha fundación no realiza estas actividades, y aunque así fuera, la compraventa de bitcoins no constituye transmisión de dinero según las leyes de ese estado.
Especialmente relevante ha sido el impacto para la principal casa de cambio en el ecosistema de Bitcoin, Mt Gox, que durante unas semanas vio congeladas cuentas en EEUU y se vió obligada a suspender la retirada de fondos de sus clientes en este país. Sin embargo, MT Gox ha resuelto el problema de raíz, puesto que ya dispone de licencia MSB para operar en EE.UU lo que sin duda supone un hito para Bitcoin.
Cabe destacar también la reciente aparición de cajeros automáticos que permiten adquirir bitcoins con distintas monedas, sin abrir cuenta alguna en una casa de cambio. Aunque todavía requieren solventar los requisitos legales subyacentes.
Regulación en otros países
Fuera de EE.UU el resto del mundo parece coincidir en las conclusiones del estudio que realizó el Banco Central Europeo en 2012: Bitcoin no puede clasificarse como moneda, por lo que no le aplican las legislaciones que regulan el intercambio de dinero.
En Reino Unido las autoridades ya se han pronunciado al respecto, indicando que no se requiere a las casas de cambio el cumplimiento de las leyes contra el blanqueo de capitales. Lo mismo ha sucedido en Canadá, donde existen varias casas de cambio.
Un paso más allá, Bitcoin está suponiendo un auténtico fenómeno en China, donde el gobierno no sólo no ha planteado ningún tipo de regulación por el momento, sino que ha trasladado a la opinión pública las bondades de la moneda virtual en un reciente programa de televisión.
Aunque resulta paradójico, algunos gobiernos sí consideran sin embargo que los ingresos generados con Bitcoin están sujetos al pago de impuestos, tesis que defienden Alemania y Australia, entre otros.
A título personal reconozco que mi inversión (totalmente experimental, por otra parte) en Bitcoin presenta pérdidas a día de hoy… pero estoy entusiasmado con el futuro, ya que todo lo que rodea este entorno está evolucionando hacia una esperada regularización que ofrezca garantías para los compradores de esta moneda virtual, y posibilite así su adopción de forma universal.
Y, para terminar, me gustaría destacar especialmente el potencial que supone para países con baja penetración de la banca, en Asia, África o América. Otras experiencias que pueden ser equiparables, como el uso de M-Pesa (pago con el móvil) en Kenia, están resultando una auténtica revolución (¡el 25 por ciento del PIB se genera ya por este sistema!), y demuestran lo que debería ser obvio: lo importante no es la tecnología, sino lo que puedes hacer con ella.
Imagen: zcopley

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