Luces de Navidad hackeadas, turrón de fresa y curri, compromisos sociales non stop, estrés por la falta de dinero y la presión de hacer regalos… Estas fechas siempre son buenas para que “se monte el belén”. Algunos abogan por la tradición, otros por hacerlo rupturista, hay quienes quieren darle tintes políticos o incluso “que la fuerza acompañe” a la mula y al buey. En torno al árbol, cada vez más conciencia medioambiental -eso está muy bien. Quizá esté en el tejado de la realidad extendida la conciliación de la decoración navideña y una actitud sostenible.
De lo que no hay duda es de que estamos asistiendo a la reinvención del turrón que, en línea con lo que postulaba Zygmunt Bauman, pasa de estado tableta a “cilindro que peta” o stick…
La reinvención del turrón
Hace no tanto que, como si de una peli del Oeste se tratara, volvían a casa por Navidad el duro, el blando y el de chocolate con arroz inflado… Pero ya hace tiempo que el turrón, como el turismo, busca la desestacionalización y su diversificación. Los turrones de alga nori o praliné y queso de La Seu d’Urgell de Albert Adriá son dos buenos ejemplos. También los hay de piña colada o vermú, de pipas de calabaza, coco thai… y así hasta el infinito.
Cuenta Ángel Velasco, de Torrons Vicens, uno de los artífices de esta innovación, que pensó que el turrón, como el jamón y el aceite, otros productos típicos españoles, tenía grandes posibilidades. ¿Por qué no venderlo durante todo el año como un postre más o pensar en él como souvenir para los extranjeros?
Moët & Chandon en la máquina de vending
Esta empresa en claro crecimiento no solo se ha atrevido a innovar con los sabores, sino también con la patente de un envase especial que lo deja a la vista, con una madera debajo para que no se deforme y que facilite su corte. ¡Cuánto pobre turrón de Jijona “malamente” deconstruido hemos visto! Otras opciones del mercado en este momento son el turrón cilíndrico o en palitos, “perfecto para compartir y acercar el producto a un público más joven que busca experiencias diferentes”, según sus creadores.
En el caso de Torrons Vicens todo su mundo de sabores se reúne en “una especie de "tienda Apple pero de turrones”. Son una mezcla entre una superficie y una pastelería que invitan a entrar, con una iluminación y decoración muy cuidadas, y a curiosear.
El sector del mantecado y el polvorón acompaña a la reinvención del turrón y también trabaja para abrirse a nuevos públicos y mercados.
Y si siglos atrás fueron Dom Pérignon y la viuda de Clicquot quienes innovaron en la elaboración del champán, ahora es la bodega francesa Moët & Chandon la que ha ideado una peculiar máquina de vending al servicio de la experiencia de cliente de quienes si no comparten estos momentos en Instagram no los disfrutan igual.
Innovación para diferenciarse en la esencia
Pero que una empresa se digitalice no significa que pierda su esencia. Se pueden mejorar los procesos y apostar por nuevos modelos de negocio conservando las tradiciones artesanales que aportan el valor diferencial a una marca. Un gran ejemplo es Joselito, un referente en otro de los protagonistas estas fechas: el jamón.
Esta empresa ha sabido conjugar, como pocas, tecnología y emoción. Tiene “la Nasa del cerdo ibérico” y ha construido todo un universo experiencial a su alrededor. Así, su web puede recordar a la Guía Peñín con descricpiones como ésta: “Grasa fundente con gran contenido en antioxidantes, sabores persistentes. Aroma a bosque mediterráneo, floral profundo y cálido”. En los lotes regalo, con un gran reserva como protagonista, no faltan un mandil bordado, un libro de recetas para este producto de un tres estrellas Michelin o un manual de corte.
Como esto último es de vital importancia tanto para un buen aprovechamiento del jamón como para el disfrute de la pieza, desde Joselito también dan instrucciones al respecto. Recomiendan un cuchillo de acero japonés diseñado por A.F. Porsche, la pinza “Pig-up” para manipular las lonchas y un jamonero con sistema de “casquillos giratorios” que facilita un agarre firme y seguro y la postura correcta del jamón.
Pig data: parámetros por intuición
Cuando tanto se habla de importancia de la curiosidad y de hacerse las preguntas correctas creo que el secreto del éxito de esta empresa de más de 150 años es su inquietud por saber de dónde venía todo lo que se daba por hecho. Han investigado el porqué de las cosas. Con su pig data (big data del cerdo) han sustituido la intuición por parámetros. Su apuesta por el I+D y la tecnología son fundamentales.
Hablar de qué ha cambiado o no de la Navidad (el espíritu es lo que debe mantenerse) da mucho juego. No hemos entrado en las luces hackeadas, los LED, su coste, la contaminación lumínica, su impulso o no al comercio y el turismo de compras… Pero lo mejor es ponerse las luces de Navidad por montera y disfrutar de estas fechas como siempre… o como nunca antes. ¡Felices fiestas!
Imagen: Willis Lam

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