Cuatro décadas han pasado ya desde que la serie de animación “Mazinger Z” y su famoso “¡puños fuera!” se estrenara en TVE. El mítico robot marcó a varias generaciones en los 70 y los 80.
Con los años los robots han salido de la pantalla y dejado de ser ciencia ficción para infiltrarse en nuestras vidas y convertirse en realidad. Hoy es fácil encontrar en las casas robots aspirador, robots de cocina, drones…, pero también existen máquinas más sofisticadas que ejercen de recepcionistas de hotel, componen música o escriben poesía, conducen y ponen multas, dan conferencias, ejercen de vigilantes privados, compradores particulares, montan muebles de Ikea, o dan clases. Pero también los hay ya que optan por el deporte de moda y se dedican al running y ¡hasta pueden llegar a ser nuestra pareja! Ni los políticos se libran de la competencia robótica: en Tokio, Michito Mastsuda se presentó a la alcaldía de su distrito con una campaña contra la corrupción que, unida a su inteligencia artificial para encontrar la mejor solución a los conflictos, le dieron el tercer puesto. Y es que si la inteligencia artificial continúa esta escalada imparable, quizá en unos años tengamos un robot presidente.
Las máquinas están inundando nuestras vidas y también nuestras empresas. No es de extrañar que algunos teman que un robot les vaya a quitar el puesto de trabajo. Los medios de comunicación se suman con titulares alarmistas en los que alertan sobre “qué harán los humanos si trabajan las máquinas”. Pero quizá no haya que preocuparse tanto, en el mundo artificial también existen incompetentes. Si no, que se lo digan a Fabio, un robot humanoide dependiente de una tienda en Edimburgo que fue despedido a la semana por no desempeñar bien sus funciones o el dron del servicio ruso de correos que se estrelló en su primer envío… La robótica y la inteligencia artificial están aquí y avanzarán mucho más, pero todavía les queda camino por recorrer. Como dijo Marc Vidal, experto en transformación digital, “No temas a los robots, afortunadamente no son humanos”.
Hombre versus máquina
El otro día le preguntaba a mi sobrina Marina, de cinco años, qué quería ser de mayor. Su respuesta me dejó asombrada: “Quiero ser cajera de supermercado”, me dijo. Le pregunté con cierta curiosidad por qué y, con su dulce voz y una gran sonrisa, me contestó: “¡Porque la gente hace cola para conocerlas y les dan dinero para su caja registradora!”. No la quise desilusionar, pero Amazon Go ya hace peligrar ese puesto.
McKinsey Global Institute estima que 1,1 millones de empleos en todo el mundo están amenazados por la tecnología; otras fuentes, como el Foro Económico Mundial, cifran en más de 5 millones los puestos en riesgo de robotización. En China encontramos el ejemplo de una fábrica que ha sustituido al 90 por ciento del personal por robots y su producción ha crecido un 250 por cien, pero no solo afecta al trabajador de cuello azul. Enrique Dans afirma que también “muchos puestos directivos serán desarrollados por máquinas”.
La tecnología avanza a pasos agigantados y si las máquinas son capaces de hacer casi todas las tareas mejor que nosotros, ¿qué haremos los humanos? ¿Qué hará Marina?, ¿robotizarse?
No. Los robots van a librarnos de aquellos trabajos automatizables, peligrosos y monótonos, pero crearán otros nuevos más cualificados (robot factory manager, big data scientist, big data architect, ingeniero de inteligencia artificial, cognitive analyst…) en los que se requerirá creatividad, imaginación, sensibilidad…, en definitiva, valor humano. Aquel trabajo que no pueda automatizarse ni sustituirse por un robot alcanzará un valor incalculable.
Adaptarse o desaparecer
En el futuro convivirán personas y máquinas y, en este proceso de transición, el mayor desafío en la adopción de la automatización, la inteligencia artificial y la robótica será la necesidad de una serie de competencias y habilidades que obligarán a las empresas a anticiparse, a los trabajadores a reinventarse y a los niños a incorporar la formación adecuada.
Mi sobrina Marina no será cajera, pero quizá le ponga su dulce voz y su sonrisa al sistema inteligente y artificial que desarrolle para las futuras cajas de los supermercados. La tecnología es extraordinaria y tendrá la capacidad de humanizar el mundo digital, pero el valor de las personas seguirá siendo imprescindible e incalculable. De hecho “Mazinger Z” pudo acabar con el Dr. Infierno porque lo dirigía desde su interior Koji Kabuto. Y de esto hace ya cuarenta años…
Imagen: ospado

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