La Universidad es la institución académica de enseñanza superior e investigación por excelencia en todo el mundo. Tiene una importancia clave para la sociedad pero también, hoy más que nunca, es fundamental la relación Universidad-empresa (RUE).
Su origen en España está en la Universidad de Salamanca, que se instituye por real cédula de 1252 de Alfonso X el Sabio.
Actualmente existen 83 universidades en nuestro país; 50 públicas y 33 privadas, y 26 de ellas son integrantes de la Red de Cátedras Telefónica. Todas en conjunto dieron servicio el curso pasado a una comunidad de 1.633.358 estudiantes y 122.910 profesores e investigadores, según las estadísticas.
Su nombre deriva del latín universitas magistrorum et scholarium, que significa “comunidad de profesores y académicos”. En la actualidad debe formar tándem también con el mercado laboral.
Especialización e investigación… ¿en peligro de extinción?
Con el nuevo sistema educativo (Bolonia), un 80,2 por ciento de los estudiantes estuvieron matriculados en estudios de Grado, un 14,3 por ciento en Máster y solo un 5,5 por ciento en Doctorado. Estas cifras tienen dos lecturas relevantes: hay pocos alumnos interesados en “especializarse” (objetivo del Máster) y pocos también en convertirse en “profesores e investigadores” (objetivo del Doctorado). ¿Qué está ocurriendo?
Las cifras apuntan a que los alumnos que acaban un Grado prefieren incorporarse al mercado laboral para terminar de formarse dentro de las empresas o cursar estudios de posgrado que los posicionen dentro del propio mercado, antes que un Máster oficial. Se hace necesaria una formación continua basada en programas de Máster mejor adaptados a las demandas del mercado laboral y que realmente “especialicen” al alumno. La empresa también puede ayudar a la Universidad a la hora de confeccionar este tipo de programas y hacerlos más atractivos para el estudiante.
Por otra parte, en pocos años, una gran parte de la plantilla del profesorado en España se habrá jubilado y es necesario garantizar el relevo generacional. Para ello se necesitan doctores que puedan convertirse en profesores e investigadores. Y, a su vez, que sus sueldos se equiparen a los de otros países o, al menos, a los de sus compañeros de titulación en la empresa.
Esta situación podría agravarse en un futuro a la hora de contratar profesores e investigadores en el ámbito de las TIC. La gran demanda actual y los sueldos de estos profesionales en el sector privado harán muy difícil atraerlos hacia la Universidad, incluso hacia la propia Administración pública.
La necesidad de alinear oferta formativa y demanda
En España existen dos problemas que urge atajar y en los que, juntos, Universidad y empresa, también pueden colaborar:
- El primero, la paradoja de tener una alta tasa de desempleo juvenil y, simultáneamente, empleos que no se están cubriendo en el mercado laboral por la carencia del tipo de perfiles demandados.
- El segundo, el desequilibrio entre la oferta formativa y lo que realmente demanda el mercado laboral.
Si tenemos en cuenta que la digitalización creará más de 200.000 puestos de trabajo en España y generará un 45 por ciento de las oportunidades laborales, es preciso trabajar para romper ese desequilibrio y alinear oferta formativa y demanda. La relación Universidad-empresa debe estrecharse.
En este sentido, debemos tener en cuenta que no es algo que afecte solo a los Grados y Máster oficiales en carreras universitarias STEM. Es transversal a todas las titulaciones, también a las carreras vinculadas a las Humanidades y Ciencias Sociales, cada vez más relevantes para la empresa.
El reto de la relación Universidad-empresa pasa también por ser capaces de impulsar el talento universitario para liderar la era digital desde una óptica multidisciplinar.
De las capacidades productivas a las capacidades de aprendizaje
Las cosas han cambiado y mucho. Las capacidades productivas constituyeron durante muchos años la línea divisoria entre países. Pero en la actualidad se han visto desplazadas por las capacidades de aprendizaje, basadas en la generación y transferencia de conocimiento: ¡innovación, innovación y más innovación!
En este sentido, el desarrollo de nuestra sociedad depende de la capacidad de todos los actores (empresas, Administración pública y sociedad) para interactuar y crear redes de aprendizaje que fortalezcan la capacidad científico-tecnológica de nuestro país e incrementen la productividad y la competitividad en el mercado laboral, a través de la innovación abierta.
La escasa colaboración lastra la innovación
El Informe COTEC 2019 (Fundación COTEC) sobre la innovación en España señala la limitada colaboración de las universidades con las empresas. Considera que es uno de los factores que lastra la incorporación de innovación a la producción española.
Por eso, la relación Universidad-empresa (RUE) adquiere hoy especial protagonismo al haberse convertido en un elemento clave en las políticas de innovación impulsadas por muchos gobiernos e implementadas por las compañías.
¡Es hora de pasar a la acción para evitar llegar a una realidad desencantada!
Imagen: oinonio

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