Novagob, la comunidad para la innovación pública, realizó a finales de 2017 un interesante ejercicio en colaboración con 67 profesionales del sector para definir los cincuenta retos de la Administración pública para 2018. Estos se distribuyen en cuatro grandes líneas de actuación:
- Administración digital: las iniciativas de este apartado persiguen habilitar una administración en la que el ciudadano sea el centro de todas las soluciones, lo cual requiere un cambio de cultura organizacional que habilite nuevas formas de trabajar por parte del empleado público.
- Buena administración: engloba actuaciones centradas en la transparencia, accesibilidad, comunicación y gobernanza participativa.
- Administración innovadora: a la administración le corresponde un papel promotor y proactivo de la innovación que debe materializarse, entre otras, en actuaciones como la compra pública innovadora como nuevo modelo de adquisición de servicios tecnológicos, con las ventajas que Víctor Almonacid explicaba en este mismo blog.
- Administración del talento: se trata de redefinir las tareas y funciones de los puestos de trabajo, incorporar nuevas competencias profesionales transversales y multidisplinares, impulsar la formación y el aprendizaje informal, cambiar los sistemas de selección del personal y construir, en definitiva, una cultura digital.
En este post quiero centrarme en una de las iniciativas del apartado de administración digital: facilitar el teletrabajo dentro de las administraciones públicas. No es de extrañar que se persiga como objetivo si tenemos en cuenta que a esta modalidad laboral se le atribuyen menores costes y absentismo, un 20 por ciento más de productividad e incluso puede que una mayor innovación.
En la actualidad son sobre todo las organizaciones privadas las que van incorporando el teletrabajo tímidamente entre sus plantillas. A las administraciones públicas aún les queda un amplio camino por recorrer pero ello no significa que sean ajenas a este modelo. Está el caso del Gobierno de Murcia, que llevó a cabo un proyecto piloto con quince personas el año pasado. Los resultados obtenidos fueron buenos en materia de motivación y satisfacción por parte de los empleados y la nota superó el 9 sobre 10 por su parte respecto a los beneficios obtenidos.
No es un secreto que la felicidad y el estado de ánimo en el lugar de trabajo hacen que los empleados tengan un mayor o menor grado de implicación y esto se traduce en los resultados. Pero Francisco Rojas-Martín, director y cofundador de Novagob, echa en falta en la evaluación de este tipo de experiencias también la cuantificación de resultados en términos de ahorro de costes de espacios, beneficios medioambientales, aprovechamiento del tiempo con reuniones presenciales más eficientes, etc.
Como ocurre en las organizaciones privadas, no todos los perfiles públicos encajan en un modelo de teletrabajo, su idoneidad dependerá de las funciones asignadas. Francisco Rojas-Martín explica que quienes tienen más fácil teletrabajar son los empleados públicos administrativos que no atienden de manera presencial a la ciudadanía, aquéllos cuyas tareas pueden organizarse por objetivos y/o a través de proyectos que les permitan tener autonomía para cumplir con las metas estipuladas.
“En cualquier caso, para que el teletrabajo pueda resultar exitoso en la administración es preciso cambiar la cultura del trabajo -recalca el responsable de Novagob. Resulta fundamental el uso de herramientas tecnológicas 2.0 y el desarrollo de habilidades y de metodologías digitales”.
En la actualidad la fórmula workplace as a service de soporte y atención en modo servicio tiene un “encaje complejo” en el ámbito de la administración. Pero, como apunta Rojas-Martín, “hay que ser optimistas porque querer es poder y lo menos complicado para hacer funcionar el teletrabajo es el modelo de gestión de las herramientas tecnológicas”.
Sin duda, cada avance hacia la eAdministración permitirá habilitar estos entornos y será un impulso para que se terminen de normalizar los modelos de trabajo ágiles y flexibles que redunden en mejores servicios a los ciudadanos. En una época de cambio continuo, además, este modelo no solo garantiza el funcionamiento de los entornos de trabajo actuales sino que asegura la evolución de los mismos.
Respecto al modelo de atención en el puesto de trabajo la monitorización proactiva y la autogestión representan el mayor grado de madurez. Que los empleados tengan una ventanilla única con soporte técnico e incluso la opción de poder resolver de forma autónoma peticiones, consultas o incidencias, optimiza la resolución de cualquier contratiempo y permite que proyectos como el teletrabajo sean viables para cualquier organización, tanto pública como privada.
Y es que al hablar de teletrabajo es clave contar con soluciones de gestión, mantenimiento y soporte de los puestos de trabajo que garanticen la disponibilidad de estos entornos (independientemente de su ubicación física), a la vez que faciliten la gestión y mantenimiento de la seguridad de la información.

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