El jueves pasado se presentaba en Espacio Fundación Telefónica el libro de Marieta del Rivero “Smart cities, una visión para el ciudadano”, cuyo prólogo corre a cargo de José Mª Álvarez Pallete, y en el que se muestra la tecnología como aliada de las ciudades y el nuevo modelo resultante: un hábitat más vivible, servicios más eficientes, empoderamiento del ciudadano y su responsabilidad compartida con la administración pública, nuevas oportunidades para la iniciativa privada…
De su lectura se desprende que vivimos un momento apasionante: una parte del futuro ya es presente, las ciudades de hoy no se parecen en nada a las de no hace muchos años y el cambio será exponencial en el corto/medio plazo.
Se trata de una obra divulgativa, que combina rigor con pedagogía, dijo Elena Pisonero, presidenta de Hispasat, en el acto. Y se refirió a que, así como en las polis griegas el ágora era el sitio en que se discutía e interactuaba y se generaba una nueva realidad colectiva que es la civilización actual, en este momento tenemos de nuevo la oportunidad de poner al ciudadano en el centro de la acción.
Una smart city es un ámbito que cobra inteligencia propia porque partimos de la idea de la ciudad como plataforma en la que todo lo que rodea a las personas cobra vida gracias a los sensores y se integra en el entorno. La palabra clave es conectividad. Hay una interacción muy rica entre las personas y las cosas, que la tecnología permite estructurar y organizar para dar respuestas personalizadas a los ciudadanos. El ciudadano reclama hoy un nuevo papel en las ciudades inteligentes que obliga a replantearse el suyo a los líderes públicos, y esto genera grandes oportunidades. “Es vital una visión compartida de cómo queremos vivir la ciudad”, afirmó Pisonero, y dos rasgos fundamentales son la inclusión y la sostenibilidad.
Entre la ciudad cono organización política y el ciudadano, la actividad se organiza en base a las oportunidades que ofrece toda la información que se genera. Esto obliga a tener un marco de actuación en el que se fomenten servicios transversales y una gestión extremo a extremo, sin silos. Implica una transformación de la manera de entender el servicio público y, entre otras cosas, la apuesta por los datos abiertos y accesibles que permitan la interoperabilidad porque el acceso a esa información permite generar economías de escala. En este entorno, la seguridad es, una vez más, clave.
Esta información estructurada y agrupada que ofrecen las ciudades inteligentes representa, además, una gran oportunidad para el emprendimiento y el tejido empresarial español, en el que predominan las pymes, porque reduce los costes de acceso y les brinda la posibilidad de interactuar con otros proveedores y capacidades y ampliar la dimensión de cada uno.
Pero debe implantarse una cultura de permeabilidad al cambio, fundamental para que todas las empresas entren en la dinámica de renovar su capacidad de dar respuesta a las necesidades del ciudadano en un proceso continuo de innovación en el que todos ganen con una oferta conjunta. Conectar tecnología con nuevos servicios y negocios también exige -aseguró Elena Pisonero- adquirir nuevas capacidades/habilidades para aprovechar las oportunidades que van a surgir en este mundo nuevo.
Íñigo de la Serna, ministro de Fomento, intervino en la presentación del libro como amigo de la autora y por su legado durante sus diez años como alcalde de Santander, pero quiso destacar que lo de Santander no es una excepción. En España -dijo- hay muchas ciudades que están haciendo esfuerzos extraordinarios para demostrar el uso ventajoso de la tecnología, que además genera empleo y riqueza. Nuestro país quizá sea -afirmó- el que más ciudades tiene ocupando puestos de liderazgo en materia de smart cities. Londres puede ser una referencia en open data, Amsterdam en app móviles, Tel Aviv en emprendimiento… pero ningún país tiene una estructura de ciudades que estén avanzando y mucho con una visión global. Y es que no se trata solo de introducir sensores, sino que cada ciudad tiene claro qué modelo necesita y articula la tecnología para ello, ha habido una apuesta clara por las plataformas. Las TIC ofrecen grandes posibilidades para la gestión y en España estamos viendo cosas pioneras y extraordinarias. En el libro, de hecho, se menciona el esfuerzo del municipalismo español, a través de RECI, como un sistema de compartición generosa de experiencias y desarrollos para su reutilización.
De la Serna recalcó la importancia de las infraestructuras, de las plataformas de gestión y las capas de inteligencia que hay que introducir en ellas para que funcionen por sí mismas y sean capaces de proporcionar una visión holística de los distintos servicios públicos y que estos puedan interactuar entre sí, lo que, a su vez, abre oportunidades a nuevos modelos de negocio.
Se refirió a la apuesta por la innovación en infraestructura y transporte, a la eficiencia energética, a políticas de gobierno abierto, apoyo al emprendimiento, a la internacionalización de nuestras empresas y a la colaboración público-privada, esencial para cualquier desarrollo. “Nuestra responsabilidad -dijo- es adaptar la agenda urbana a la realidad española. Hay capacidad y liderazgo para hacer grandes cosas y, si no sabemos aprovecharlo como país, no seremos inteligentes.”
Marieta del Rivero, autora del libro y conocedora profunda de las telecomunicaciones y la transformación digital, afirmó en la entrevista que le hizo Almudena Bermejo, directora de Espacio Fundación Telefónica, que en este momento las ciudades son parte del problema del planeta pero también grandes habilitadoras para su solución y se refirió a la economía de los datos, el papel de IoT, de big data… En este sentido, destacó algunos ejemplos de experiencias puestas en marcha por Telefónica con datos anónimos y agregados de los móviles para el ayuntamiento de Zaragoza, que necesitaba conocer cómo se movían los ciudadanos para optimizar las rutas o para el ayuntamiento de Barcelona para tipificar los 73 barrios de la ciudad.
También hizo mención de la advertencia del World Economic Forum de que la confianza y la seguridad son condiciones sine qua non para que estos nuevos modelos de negocio fluyan y el progreso suceda, y se refirió, así mismo, a la importancia de la actitud frente al cambio: “jugar a proteger lo que tienes no es de ganadores, hay que apostar a ganar”.
En definitiva, la tecnología hace posible las smart cities pero lo que subyace es un cambio profundo de la realidad que hasta hace poco hemos vivido y el ciudadano está en el centro.
Imagen:jesed

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